¿Dónde empieza el humor? ¿Dónde termina? En su más monumental novela, Roberto Bolaño escribe que todo lo que empieza como tragedia termina irreparablemente en comedia. Muchos años antes de que lo escribiera, alguien había intentado hacer ese movimiento. No funcionó.
Corría el año 1990. En Estados Unidos comenzaba -hacía un año- la sitcom que cambiaría para siempre la historia de la televisión -y la vida de muchos-: Seinfeld. Al otro lado del Atlántico comenzó otro proyecto que tendría resultados completamente inversos: duraría solo un episodio y quedaría en el olvido. Un olvido escandaloso, cuyas críticas son incluso difíciles de rastrear. Una de ellas decía simplemente: “Quizás la comedia de situación más insípida del mundo”.
Escrita por Geoff Atkinson y producida en el Reino Unido, la sitcom se llamó Heil Honey I’m Home!, un juego de palabras entre “Ey amor, llegué a casa” en el que cambiaron el “Ey” por “Heil”, en referencia al saludo con que se referían los nazis a Hitler. (Es sabido que los chistes no se explican, y en este caso es bastante obvio, pero no faltó quien pensara que no era posible la referencia).
Fecha de la primera emisión: 30 de septiembre de 1990. Fecha de la última emisión: 30 de septiembre. Un día para el olvido y un día imposible de olvidar, del que se cumplen 30 años este 30 de septiembre.
La historia contaba la vida -ficticia, claro- de Adolf Hitler y Eva Braun, su esposa. La vuelta de tuerca -la gracia, dirían-, es que son vecinos de Arny y Rosa Goldenstein, una pareja judía a quienes detestan. Sin embargo, aunque cualquiera podría pensar que se trataba de una parodia de Hitler -acaso a la manera de Jojo Rabbit, película incluso nominada a los últimos premios Oscar- en el caso de Heil Honey la burla estaba apuntada a los clásicos formatos de sitcoms familiares norteamericanas. ¿Y por qué usaron a Hitler para tal intención? Vaya uno a saber.
Contexto: acababa de ser derribado el muro de Berlín y se acababa la Unión Soviética. Era, a su vez, el fin de la guerra fría. Estados Unidos se convertía entonces en la potencia única del planeta. Su poderío era absoluto. Sus sitcoms, las que miraba el mundo. Por supuesto, nacía lo que ya mencionamos: Seinfeld. Esa era la mejor parodia posible: “un show acerca de nada”, sin argumentos ni familias felices, ni abrazos ni declaraciones de amor al fin de cada episodio. Pero en Reino Unido pensaron que sería más efectivo usar a Hitler para criticar la factoría hollywoodense de comedias.
“Estamos en contra de la trivialización de la Segunda Guerra Mundial, de Hitler o del Holocausto, y esto ciertamente trivializa esas cosas. Es muy insípido y muy ofensivo”, dijo tras su estreno el secretario general de la Junta de Diputados de los Judíos Británicos, Hayim Pinner, en declaraciones a la revista Los Angeles Times.
¿Quiénes fueron los actores? Neil McCaul hizo de Adolf Hitler y DeNica Fairman de Eva Braun (ella sin embargo fue reemplazada en los siguientes siete episodios grabados por Maria Friedman, pero esos capítulos nunca salieron al aire).
La serie la estrenó la cadena British Satellite Broadcasting, a través de su canal Galaxy Channel. El único episodio en ver la luz trataba de un conflicto de política internacional: Hitler y Eva recibirán la visita de Neville Chamberlain (primer ministro británico en 1938, fecha en que está ambientada la serie), y temen que sus vecinos judíos arruinen la velada.
Quien quiera ver el episodio completo puede hacerlo en YouTube. Con seguridad, verlo hoy es diferente que verlo en 1990. Ya escribió Borges en Pierre Menard que una obra no es la misma obra cuando es atravesada por el tiempo. ¿Qué sería de Heil Honey si se hubiera estrenado el mismo año en que lo hizo Jojo Rabbit? La pregunta, por supuesto, incluye el dilema de hasta dónde llega el humor.
El autor, Atkinson, dijo mucho tiempo después, en el 2017: “Me preocupaba que la discusión fuera ‘No puedes reírte de Hitler’. Pero si él lo está pidiendo. Si tienes un monstruo como ese y todo el mundo dice ‘No puedes reírte de él’, entonces lo volvemos todavía más monstruoso. Eso es lo que los fascistas quieren, que la gente tenga miedo de ellos, cuando deberíamos estar desacreditándoles y destruyéndoles”.
Galaxy Channel desapareció ese mismo año: 1990. Geoff Atkinson siguió escribiendo series y películas. Neil McCaul siguió actuando ininterrumpidamente. Heil Honey desapareció del mercado. Muchos años después volvimos a ver a un Hitler que hace reír en la pantalla grande. Aun así, es una risa incómoda. No todas las risas lo son. Las de Heil Honey, además, son risas que no llegaron nunca.
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