Nacida en un hogar donde la música se escuchaba todo el tiempo, con un padre cantante y guitarrista, la vida de Coral estuvo signada desde un comienzo por las artes escénicas. Su madre vio su facilidad para repetir las canciones que escuchaba además de inventar nuevas, por lo que desde los 6 años comenzó a estudiar canto, guitarra y actuación. Y así fue como la niña comenzó a escribir sus propias canciones, “lo más divertido y terapéutico del mundo”, aseguró Coral.
Ya desde los 13 años se inició de manera formal, luego de firmar su primer contrato y editar el trabajo “Salir a caminar”, tras lo cual no paró. Y llegó un viaje que sería un punto de quiebre en su carrera y en su vida. “Me fui a Miami unos días y me vio tocando un promotor, inmediatamente me mudé y me quedé”, comienza a explicar ese momento.
”Viví 13 años en Estados Unidos. Hice muchos amigos, trabajé muchísimo, canté para gente como Michael Jackson, Angelina Jolie, Patti Smith, Herbie Hancock, la verdad que hice cosas muy especiales. Toqué con Joss Stone, con John Legend, con Julieta Venegas, con Soraya, los chicos de La Ley, y en ese sentido fue super especial. Estudié y me gradué en Arte dramático ahí. Trabajé y grabé con todo el mundo, toqué en los teatros y en las festividades más copadas de allá. En Broadway, en los festivales de Billboard, y me abrió la cabeza en términos de la música, en saber cómo funciona, cómo es ser una artista mucho más allá de ser un producto, ser un artista es hacer tu música, defenderla, salir a tocar en cada hueco, en cada situación, mostrar lo que uno hace y eso es una experiencia muy buena. Y Estados Unidos te permite hacer eso en muchos lugares, porque todos los lugares tienen buen sonido”, resume sobre esos años de aprendizaje y experiencia.
Tras su regreso a la Argentina, igualmente continuó su carrera entre ambos países, además de una proyección internacional que va mucho más allá. De hecho, este nuevo trabajo, “Salto mortal” fue grabado entre los Estados Unidos y su nuevo estudio en Buenos Aires.
“Llega después de haber hecho ‘Feels so right’, que fue un tema súper importante para mí, se lo escribí al gran amor de mi vida y esa persona tuvo un desenlace trágico, así que tomó como una importancia bastante grande en mi vida. Le fue muy bien al tema, la gente lo aceptó, hubo remixes por todos lados, sonó en las radios, entonces tenía ganas de hacer algo que estuviera a la altura, por lo menos, emocional de lo que para mí había significado ese tema. Desde la melodía me encantó ‘Salto Mortal’ cuando lo escribí junto con el Chino Courvoisier, y me quedé con la letra en la cabeza, queriendo hacer algo significativo, queriendo usar el español de manera linda”.
“Soy bastante obsesiva con el tema de las letras, y darle todos los condimentos que necesita lleva su tiempo. Venía pensando en mi vida, en todo lo que hice, en todo lo que quiero hacer, en cómo la he vivido y de pronto me viene a la cabeza ‘esto es un salto mortal, es un precipicio’, y a partir de ahí entendí cómo eso me identificaba, porque fui alguien que se tiró saltos mortales sin parar y me sigo tirando, no miro demasiado, donde siento que puedo sacar algo copado, que puedo dar algo de mí, allá voy”, detalló sobre el proceso al momento de dar comienzo a una nueva historia hecha canción.
“Me tiré varios saltos mortales a muchos precipicios”, continúa su relato, “y eso se lo tenía que poner a una persona, a un sujeto, y como no quería poner a nadie en especial, no quería personificarlo desde un ser humano entero se lo puse a esa boca. Me pareció que era lindo esa confesión de que de repente uno puede caer por las cosas más banales, pese a ser una persona bastante profunda. En este caso me dejaba ver caer ante una cuestión casi física, química y hormonal. Me divertí mucho escribiéndola porque describo este lugar donde se me atrapa a mí por una cuestión muy poco profunda como es una boca, que me lleva a la locura”.
“Después vino ‘Fosforescente’, que es un tema que tuvo que honrar el éxito que había tenido ‘Salto Mortal’ y de hecho creo que lo está consiguiendo, te diría que hasta más porque es un estribillo muy para arriba, muy esperanzador. Habla también de un desengaño, de haberme comprado un buzón, de haber estado atrapado en las garras de esta persona que es nefasta en un punto, mentirosa, perdedora, pero perdedora con muchas medallas. Brilla por fuera pero es un ser completamente vacío. Me comienza a engatusar por el afuera y cuando voy a profundizar me doy cuenta de que no hay nada. Y me voy descubriendo en el camino. Y en el estribillo sale el sol”, explica la mujer que pone el cuerpo y su historia a cada canción, donde nada es librado al azar. El tema, incluso, acompaña a la campaña mundial “Signal for help”, en contra de la violencia de género.
Pero al margen de todos los logros conseguidos en el exterior, también en la Argentina su figura llegó al escenario por excelencia, como es el Teatro Colón. “Tocar en el Colón es hermoso. Este año hice ahí tres shows y el año pasado hice uno. Es muy emocionante estar en tu país después de haberte ido tanto tiempo y estar en esa sala y cantarle a la gente que tiene un nivel de conocimiento tal vez mayor que el que uno habitualmente canta. Que aplaudan de parado y disfruten de lo que uno hace es realmente algo increíble. Espero que se me siga dando, porque cuando canté la primera vez no lo podía creer y cuando canté esta vez tres veces seguidas no lo podía creer. Es lo más hermoso que me pasó en la vida, además de haber cantado en el Estadio Kempes, cuando presenté un tema mío antes de un River-Boca y también fue una experiencia muy profunda, movilizante”, recordó Coral.
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