El móvil de Todo puede pasar se había trasladado a la zona de El Planetario, en Palermo. En días de cuarentena obligatoria en los que se permiten salidas recreativas en la Ciudad de Buenos Aires luego de las 20 -para correr, caminar o andar en bicicleta-, la intención era conversar con quienes allí estuvieran, mientras esperaban por la presencia de Graciela Alfano. Al fin, una nota más de color que Nico Occhiato, el conductor del ciclo de El Nueve, seguía con atención desde el estudio.
Salió entonces al aire una pareja, a la que consultaron sobre una nimiedad: sus gustos de helado preferidos. “Chocolate y dulce de leche", respondió el hombre, optando por un clásico bien argentino. “Perdón, ¿cómo es la familia? Quiero saber cómo está compuesta”, dijo el movilero, al ver a dos adolescentes cerca. Se trataba de un matrimonio con dos hijos.
“¿De dónde son ustedes? ¿Viven por acá cerquita?", indagó el notero. “No. En Villa Celina”, fue la respuesta. “Ah, agarraron el auto y vinieron para acá...”, dijo el periodista, algo desconcertado. “Sí, General Paz y... Mirá, de chico le venía a dar de comer a los patos”, aportó el entrevistado.
La nota seguía, hasta que Occhiato pidió la palabra después de algunos segundos. “Perdón, hay que decir algo que...”, empezó a esbozar el conductor, incómodo. “No es que la quiera bajar a la gente, que está muy copado todo, pero no se puede ir de Villa Celina a Palermo. Explicáselo que por ahí no lo saben: hay que salir por lugares de cercanía", precisó el ganador del Bailando 2019, ajustándose a lo debido: el protocolo sanitario que rige en el AMBA para evitar la propagación del COVID-19.
“Yo lo tengo que decir”, agregó Nico, siendo tan consciente de lo que genera en el ánimo de la población tantas semanas de encierro como de la necesidad de cuidarnos entre todos. “Te están retando un poco. ¿Querés decir algo sobre eso?”, volvió a consultar el notero al entrevistado, otorgándole una especie de derecho a réplica. “Simplemente, que salimos a dar una vuelta -respondió el hombre, encogiéndose de hombros-. ¿Si estoy cansado de la cuarentena? Y... un poco, un poco, sí. Estamos ahí, encerrados desde hace tres meses”.
La situación de Ochiatto remite de inmediato -con las aristas del caso, por supuesto- a la que Cristina Pérez protagonizó en estas horas. Luego de que Telefe Noticias mostrara un informe sobre el matrimonio que fue demorado en el Camino del Buen Ayre por llevar a sus hijos en el baúl del vehículo, con la intención de visitar a su abuelo, y otra nota sobre cómo los vecinos de una manzana de Villa del Parque padecen el confinamiento -ya sea en el aspecto emocional como en el económico- la periodista acercó una reflexión.
Luego de advertir que era “un locura” trasladar a los chicos de esa manera en el coche, Cristina comentó: “¿Qué delito estaban cometiendo? Querer ir a ver al abuelo en el cumpleaños. Es durísima la situación que estamos viviendo por la urgencia sanitaria”. Y sus palabras generaron una controversia instantánea en las redes sociales: así como hubo quienes la criticaron -tal el caso de su colega Jorge Rial- otros apoyaron su razonamiento.
“Jamás defendí a los padres que llevaban los chicos en el baúl -insistió Pérez en Twitter, ya con la polémica instalada-. Me referí a la situación emocional, llegando a ese extremo por ver a un abuelo en su cumpleaños. En cada oportunidad, insto personal y profesionalmente a la gente a que se cuide y a que cumpla las normativas. También pregunto y cuestiono porque es mi obligación como periodista. Y nunca agredo a colegas que piensan distinto. Defiendo su libertad aunque muchos sólo busquen atacarme”.
“A veces me resulta increíble leer las cosas que me dicen colegas hombres que tanto hablan de violencia de género pero luego la ejecutan cuando alguien piensa diferente a ellos. Los invito a dar argumentos sin violencia. Si se busca el debate todos podemos aprender y mejorar”.
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