En los últimos años se visibilizó el gran amor que los seres humanos sienten por las mascotas. Un informe sobre animales domésticos realizado por la agencia GFK, la compañía de investigación de mercados más grande de Alemania, asegura que más del 56 por ciento de la población mundial convive con por lo menos una mascota en su casa. Los famosos no son la excepción y una gran mayoría vive con uno o más animalitos. Entre las celebridades argentinas, una de las “mascoteras” más conocidas es Susana Giménez que durante años hizo su programa acompañada por Jazmín, su Yorkshire. Nicole Neumann contó que tiene una granja con 50 animales y 20 perros rescatados. Daniela Cardone cohabita en su departamento con cinco gatos y otros tres embalsamados. Cande Tinelli ama a los caballos y tiene tres.
Pero en el planeta Hollywood, algunas celebridades decidieron que un perrito o un gato no era suficiente compañía y conviven con animales que salen de lo común.
Michael Jackson y su chimpancé
En su rancho Neverland, el rey del pop contaba con zoológico propio. En el lugar había dos tigres bautizados Thriller y Sabu, una pitón albina, aves exóticas y hasta un elefante, regalo de Liz Taylor. Bubbles, un chimpancé, era su favorito. El animal lo acompañaba a todos lados e incluso él lo presentaba como su hijo. Su lazo era tan fuerte que provocó un serio encontronazo con Freddie Mercury.
A comienzos de año 1982, el británico era un fan del estadounidense. Por su parte, Michael estaba impactado con la imagen de Freddie vestido de rey y su gran voz. Se contactaron y en 1983 decidieron grabar un tema. Mercury se instaló en Hayvenhurst Avenue, una de las mansiones de Jackson en California. Pero la experiencia no resultó. A Michael no se le ocurrió mejor idea que sentar a Bubbles entre ambos. Pero además, entre grabación y grabación le preguntaba: “¿Salió bien? ¿Lo repetimos?”. Después de unos cuantos días de extraña convivencia, el líder de Queen explotó y abandonó el proyecto. En 2009 cuando Jackson murió, su familia envió a los animales a distintos centros de animales y hasta el día de hoy destina diversos fondos para mantenerlos.
El canguro de Vanilla Ice
En sus años de gloria, Elvis Presley se mostraba con un canguro de mascota y solía posar en distintas fotos con el animalito sujetado por una cuerda. Ya en este siglo el rapero Vanilla Ice decidió imitarlo y adoptó al animal nacional australiano como mascota. Lo llamó Bucky Buckaroo, pero parece que extrañaba su hábitat, ya que según contó el rapero un día se escapó de su casa. Lo insólito es que lo hizo acompañado de su otra mascota, una cabra llamada Poncho. Ambos decidieron ir a dar un paseo fuera de la propiedad hasta que la agencia de Control Animal logró atraparlos y devolverlos.
No fue la única complicación que Bucky le causó al rapero, justo antes de una sesión de fotos que debía hacer para un programa, el animal lo arañó y se canceló la producción. Además tuvo que pagarle a una vecina una indemnización después de que Bucky la atacara.
Justin Bieber, un mono y un comportamiento irresponsable
Cuando el canadiense cumplió 19 años le regalaron un mono capuchino de 14 semanas. El cantante se mostró fascinado, lo bautizó Molly y subió fotos con su amigo a las redes. Pero 20 días después comenzó una serie de conciertos por Alemania y hubo problemas. Al aterrizar en ese país, las autoridades comprobaron que Molly no portaba los permisos de ingreso correspondientes. Así que el mono fue confiscado y llevado a un refugio de animales. Le advirtieron a Bieber que regularizara la situación o el animal pasaría a ser propiedad del estado alemán.
La gira duró dos meses y al terminar, Bieber se encontró con una cuenta del refugio que sumaba varios miles de dólares por la atención y cuidados de Molly. Así que decidió regresar a su país y dejar al monito en el refugio. Vencido el plazo de reclamo, el animal fue trasladado al Parque safari Serengeti, un lugar de 200 hectáreas en la ciudad Hodenhagen. Hoy comparte vida con otros seis monos capuchinos que seguramente jamás lo dejarán abandonado en un aeropuerto.
Miley Cyrus, varios mascotas y un cerdo favorito
La artista es una reconocida defensora de los animales y colabora de manera directa con PETA (People for the Ethical Treatment of Animals). Cuenta con una granja doméstica donde convive con siete perros, dos caballos, dos ponys, tres gatos y hasta hace poco, una cerda. Su afecto por ellos es tan conocido que cuando se divorció de Liam Hemsworth, el principal conflicto no fue cómo dividirían sus propiedades sino quién se quedaría con los animales. La rubia había adoptado a la mayoría pero Liam rescató a varios en los incendios de Malibú en 2018. Su ex no quiso arruinar un divorcio que no se presentaba conflictivo y la dejó que se quedara con todos aunque los va a visitar seguido.
De todos sus compañeros, Pig Pig, la cerdita era la estrella recurrente en la cuenta de Instagram de la cantante. Miley la adoptó en agosto de 2014 después de que su perro, Floyd, muriera. El año pasado, Miley compartió con sus miles de seguidores su tristeza por la muerte de su mascota. "Es muy triste decirlo… mi querida amiga Pig Pig ha fallecido … Siempre te echaré de menos ", escribió encima de un video de sí misma sosteniendo a Pig Pig sobre su hombro mientras su mascota come una manzana. "Gracias por tantas risas y buenos tiempos, niña".
Miley no fue la única que tuvo un cerdo como mascota. La relación más larga que mantuvo George Clooney no fue con una pareja sino con un cariñoso cerdo llamado Max. Convivieron 18 años. La cantante Ariana Grande adoptó uno junto a su ex Pete Davidson, y Tori Spelling recibió a Hank cuando otra familia no lo quiso más. Feliz protagonizó una producción con la revista People para presentarlo en sociedad junto al resto de su familia. Charlie Sheen le regaló uno a Denise Richards que terminó en una granja cuando llegó a los 130 kilos.
Mike Tyson y su tigre
Mientras cumplía en prisión su condena de 6 años por violación, el que supo ser el campeón de peso pesado más joven de todos los tiempos decidió adoptar una mascota. Pero un hombre que pesaba 99 kilos y medía 1,80 no podía adoptar un pequeño gatito, tampoco un chihuahua. Así que decidió pagar unos USD 60.000 para comprar una tigre de Bengala hembra a la que llamó Kenia. Convivieron durante casi dos décadas. Era impresionante verlo junto al animal que llegó a pesar 200 kilos. Tyson se encargaba de alimentarla, paseaban juntos y hasta dormía en su cama. Pero Kenia comenzó a envejecer y según contó el ex campeón, su vista y su cabeza empeoraron.
Tyson se vio forzado a deshacerse de ella después de que, como admitió, “le arrancó el brazo a alguien”. El ex campeón nunca tuvo miedo a los animales considerados “peligrosos”. Mientras estaba casado con Robin Givens, la pareja visitó el zoológico de Nueva York. Durante el paseo el boxeador observó a un gorila peleando con otros simios más pequeños. Dispuesto a intervenir, le ofreció al cuidador 10 mil dólares para que lo dejara entrar a la jaula a pelear con el gorila. Pero el cuidador no aceptó. Ese hombre sería Tyson pero el gorila pesaba 200 kilos.
Melanie Griffith y la convivencia con 120 leones, tigres y guepardos
Cuando la actriz, ex esposa de Antonio Banderas, era una adolescente, Tippi Hedren, su madre decidió filmar una película sobre el peligro de extinción de los leones. Un entrenador de animales le advirtió que si quería saber más de estos felinos tenía “que vivir con ellos por un tiempo”. Así que adoptaron a Neil, un león acostumbrado a convivir con humanos porque había participado en varias publicidades. Cual si fuera un gatito, lo llevaron a su casa. El felino pesaba 180 kilos y sus rugidos se escuchaban a varias cuadras. Así que Tippie y su pareja, más los dos hijos de su pareja y Melanie se mudaron a un rancho.
Instalados decidieron filmar la película Roar. Comenzaron a llegar guepardos, tigres, pumas, leones. Lo que se suponía que serían cinco semanas de filmación se transformaron en cinco años. Melanie fue atacada por un león, recibió más de cincuenta puntos en su cara y tuvieron que hacerle cirugía estética para que no le quedaran cicatrices. Cuando se recuperó le dijo a su madre “me gustaría llegar viva a los 20 años”. Hoy Melanie y su madre describen la experiencia de convivir con grandes felinos como mascotas como “una estupidez increíble” y son acérrimas críticas de aquellos que lo hacen ya que en algunos lugares de Estados Unidos es una práctica legal.
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