Córdoba, Rosario, Mendoza, Mar del Plata, Ushuaia, Comodoro Rivadavia, San Juan, Tucumán, Punta del Este, Asunción, Ciudad de México, Punta Cana, Barcelona, Tenerife, Alicante, Zurich, Milán. Los nombres de las ciudades pasan a toda velocidad y se unen en una imaginaria ruta, interminable y vertiginosa. Son solo algunos de los lugares por los que pasó Cazzu durante los últimos nueve meses, a bordo de “Error 93”, su segundo disco.
En Buenos Aires lo presentó tres funciones sold-out en el Teatro Ópera, lo que le preparó el terreno para lo que está por llegar, al menos en cuanto a dimensiones: su primer show en el Luna Park, el próximo sábado 14 de marzo.
Es ese set de canciones cruzadas por el trap -combinando reggaetón, baladas, rock y pop-, lo que la terminó de volver irresistible para las multitudes y lo que reafirmó su rol de “Jefa” de la escena. Quizás lo más fácil -y a la vez, lo más ocioso- sea hablar de sus impresionantes números, todos “millonarios”. Pero estos se actualizan todo el tiempo y dejan en un injusto segundo plano al sentido artístico de su existencia.
Pocos días antes de editar su single “C14TORCE III”, la última noticia de Cazzu (alter ego de Julieta Emilia Cazzuchelli, 26 años) había sido su auspicioso su debut en el último Cosquín Rock. Allí se cruzó con Los Gardelitos y subió a cantar a su show (“Llamame”), para después invitar al propio a Eli Suárez, quien le aportó otra capa de dramatismo al rocker “Penas y problemas”. “Tuve mi bautismo de Cosquín con ellos: después de haber cantado en su recital, me sentí con más aval y no subí a mi show con tanto miedo”, le confesó a Infobae.
-Tenés colaboraciones muy diversas: Jimena Barón, Nicki Nicole, Duki. ¿Qué te seduce a la hora de trabajar con otros artistas?
-Sabés que hay muchas cosas que son espontáneas. Creo que mi colaboración más diferente, de momento, es la de Jime (“Quién empezó”). Si bien no estamos tan lejos como mujeres, musicalmente y a nivel ambiente, para mí era otro pedo, re distinto. Con respecto a los demás, por más diferentes que seamos entre nosotros, estos géneros están forjados de colaboraciones. Y me gusta conocer a las personas con las que estoy colaborando, saber que hay una energía, que nos llevamos bien. No voy a tener una colaboración con alguien que capaz lo conozco y tiene un flá que no es el mío. Me gusta que las colaboraciones sea hablando entre nosotros y no entre managers.
-¿Cómo te llevás con el hecho de hacer discos, siendo de una generación más acostumbrada a editar singles?
-Para mí la obra es importante. Yo soy muy conceptual y, del concepto que se desarrolle, sale todo un show, una gira, una estética. Todo un grupo de emociones y un momento, para mí y para todos los que quieren compartir conmigo el feeling de la música. Y me gusta, me crié escuchando discos enteros. Amo los conceptos. Mis shows son conceptuales, los discos tienen un flash que tienen que tener una coherencia. Mi disco anterior, que era independiente y mega underground, también tuvo su concepto, su flow. Me resulta una buena forma de construir la música.
-En “Error 93” la clave parece pasar por mostrar un aspecto más vulnerable de tu personalidad. ¿Cómo lo trabajaste?
-Sí, yo tenía una energía basada en que la gente me estaba prestando un poco más de atención y no quería ser “la chica” o “la mujer” que hace música. No quería que todo lo que se recibiera primero sea por ser mujer y luego por ser artista. Tenía ganas de hablar de cosas y quería difuminar esa atención que estaba puesta en “uh, guau, una mujer rapeando, una mujer haciendo trap, una mujer en este género de hombres”. Estaba un poco agotada de esa apreciación. Quería que alguien me escuchara y dijera “che, esta canción está bastante buena”. Que no tuviera género. También tenía ganas de salirme de lo popular que estaba sobre mí: yo tenía la faceta de ser la que cantaba bonito en canciones largas de muchas hombres. Y quería mostrarle a la gente lo que soy yo cuando estoy sola, cuando tengo que hacer una canción yo desde cero.
-¿Sos vos el “Error 93”? ¿Te considerás un error?
-“Error 93” tiene que ver con el momento en que salió todo esto, teniendo en cuenta que es un disco de música urbana. Y de repente que la gente que escucha música urbana no termina de entenderlo. Para mí era divertido como decir “error”. Soy el error de esta matrix, esto va a salir como salga.
-Hay una frase de “Visto a las 00:00” que dice: “Aunque le pida a Dios, baby, tu nunca me llamás”. ¿Creés en Dios?
-Creo en Dios, creo en un destino distinto a este. En otro plano. Siento que esta no es la última instancia y me entusiasma saber que esto no puede ser todo porque hay muchas cosas que son demasiado un bajón. Soy muy fantasiosa, imaginativa. Y me encanta todo lo que rodea a la idea de Dios, excluyendo a la reglamentación eclesiástica, católica, apostólica, romana, que la conozco muy bien de hecho.
-Venís de Jujuy, una provincia tradicionalmente conservadora.
-Sí, aunque también tenemos muchas actividades paganas en el norte. Fui a un colegio muy católico que me hizo preguntarme muchas cosas sobre Dios, porque lo que me contaban no me gustaba. Entonces creo que quiero ver yo por donde voy. Y empecé a leer mucho sobre cosas apócrifas y distintas maneras de pensar. Obviamente que estoy muy lejos de entender, de saber qué es cierto, qué no, pero me copa la idea de sentir que es algo mucho más energético, mucho más simple y bastante alejado de la concepción que tenemos. Creo que es mucho más esotérica mi vaina con todo eso. Me gusta pensar en la historia angelical y todo lo que me hace flashear, imaginarme seres que no los veo. Eso es lo más divertido de adentrarme en esos mundos.
-¿Tuviste amigos imaginarios de chica o los tenés ahora todavía?
-Yo creo que a mis amigos imaginarios los tengo ahora, recién. De chica no los tenía, creo. Pero recuerdo una historia muy particular: de chiquitita era sonámbula y mi papá se divertía, se reía porque yo aparecía de repente caminando, haciendo cosas rarísimas, abriendo la heladera, despertándome con el frío de la heladera. Se lo conté a una profesora de matemática y me dijo que había un duende que me llamaba. Que pusiera talco en el piso para ver sus huellas. Después de eso, no pude dormir. Yo tenía 7, 8 años, era muy chica, y empecé a ver duendes por todos lados. En mi imaginación, en alguna parte de mi cerebro yo sentía que había duendes. Previo a eso, en el norte hay un duende que se llama el Coquena: es el duende de la Puna, que se supone que cuida a las llamas, las vicuñas y a todos los seres que andan por ahí. Mi mamá me ponía un poncho andino y yo salía diciendo “mamá, soy el Coquena” (se ríe). Siempre tuve un flash con el Coquena.
-El video de “Mentiste” muestra las cosas que no vemos, lo que está, lo que ya no está, todo pasado por el filtro de la “niña emo”. ¿De dónde viene eso?
-Para mí es muy divertido mostrar en un video algo que no te lo puedo mostrar en la realidad, que no podemos encontrar. Soy muy fan del cine mágico, la ciencia ficción y todo lo que tenga que ver con la construcción de cosas… me gusta invitar a la gente a otros lugares, a otros planos. En mi cabeza soy un mundo de cosas que no existen. “Mentiste” muestra esta ambigüedad que vive adentro mío, algo mega creepy, mega dark, pero al mismo tiempo muy tierno.
-“Moriré rockeando pero pensando en vos”
-Exacto. That’s right (se ríe). Es una canción super cute haciendo alegoría a amores capaz que mucho más trágicos. Es mega trágica e involucra a cosas más oscuras aunque estén disimuladas, digamos.
-“Mirá adonde llegaron los peores de la clase”, dice la última canción del disco (“La Clase”), en el que participan los #ModoDiablo (Duki, Ysy A y Neo Pistea). En pocos años dieron vuelta a la música popular argentina. ¿Cómo es estar ahí arriba?
-Es loco, es loco. Porque al mismo tiempo no te sentís parte de nada. Porque ayer los pibes estaban en la plaza, freestyleaban y eran populares en lugares donde lo que se supone que es lo popular, no estaba involucrado. Hay una generación entera que conocía a ciertos pibes que la televisión y la radio no tenían idea de qué carajo pasaba. En mi caso, me toca ser más espectadora de ellos y haber construido desde el underground. Hace no mucho tiempo existía un rivalidad entre los que nos sentíamos que estábamos haciendo cosas en el underground y los pibes que batallaban. Hasta que eso se disolvió, nos convertimos en una sola cosa. Y… fue una necesidad de la gente, del país. Tenía que pasar. Era una banda un año, otra banda al año siguiente: apareció Tan Biónica, apareció La Beriso. Pero esto fue un movimiento. Éramos un montón, somos un montón y cada vez somos más. Y hay un montón de gente queriéndose montar a este movimiento. Y está re bueno. Me siento parte de la historia musical de mi país.
-¿Cómo manejás las expectativas que hay sobre vos?
-Cuando el show es mío, cuando yo sé que todos esos corazoncitos fueron a verme a mí, soy una especie de máquina que fabrica energía. Después capaz que termino en el desmayo, no sé. Me gusta mirarlos a todos a las caras, ver las reacciones. Para mí no son una masa, los estoy buscando, veo lo que se pusieron, lo que están haciendo. Y así es como yo aprendo a construir: si no tuviera esa atención, no sabría cómo seguir dándoles más. Me hace flashear que tanta gente me quiera ver. Ni yo me quiero ver en el espejo. “Uhh, ¿otra vez vos?”.
-¿Cuánto de Julieta hay en Cazzu?
-Una banda, un montón. Hay una Julieta exagerada en ciertos puntos. Hay muchos momentos de Cazzu donde dice cosas que Julieta no hace del todo. Pero que las pienso, de todas maneras. Me gusta ser voz de representación porque en verdad, si tuviéramos que cantar todo el tiempo sobre lo que somos nosotros, sería bastante aburrido. De momento arranca nuestra carrera y le contamos a la gente “Hoy-fui-a-Tucumán-e-hice-siete-shows”. Uno se nutre de todo, de lo que pasa, de lo que no te pasa. Yo soy bastante Cazzu, pero a veces Cazzu es la persona que yo quisiera ser y muchas veces no se anima.
-¿Cómo te gustaría que siga esta peli?
-Espero que siga bien. Tengo un poco de miedo.
-¿Miedo a qué?
-A la intolerancia le tengo mucho miedo. A las redes sociales, a la liviandad de la crítica, de la crítica que te hiere, que te destroza el corazón. Tenemos un mal fla con la gente que no conocemos y no vimos nunca. No sé, Madonna: podemos mentir sobre ella, total es Madonna, no pasa nada. Pero puede que del otro lado Madonna esté leyendo lo que mentimos sobre ella y eso la lastime. Entonces, esa liviandad que abunda en las redes me da miedo. Ando por la vida tratando de sentirme libre, pero todavía no termino de sentirlo
-¿Cómo te bloqueas del hate? Porque parece imposible escaparse de eso.
-Hago procesos mentales donde necesariamente tengo que recordarme algo muy estúpido: “Dale bro, son más los comentarios positivos que los negativos, calmate un año y medio, basta”. Pero es mega difícil: un comentario negativo es como si opacara 300 positivos. Somos unos imbéciles. Pero también evito algunas cosas. He aprendido a manejar algunas cosas, a reírme de algunas cosas. Son construcciones que son eternas, ni aunque hayan pasado 30 años de carrera va a seguir siendo fácil. Te digo que le tengo miedo a esto porque espero seguir soportándolo y seguir llevándolo con valentía.