“Laburo como una negra mapuche, de lunes a domingo, mucho. Soy una mina que laburo mucho y me pelo el culo laburando”, dijo Puli Demaria cuando Fernanda Iglesias la preguntó si era “cheta”. De inmediato, la modelo y amiga de Pampita fue criticada en las redes sociales por sus dichos discriminatorios.
Aanamá Ferreira fue una de las primeras en referirse al tema. “Hay que dejar de decir estas cosas, yo escucho siempre ‘trabajo como una negra’ y cuando se dan cuenta que estoy no saben qué hacer”, escribió la panelista en su cuenta de Twitter y luego explicó en diálogo con Teleshow que la cuestión “no es Puli”, sino que se trata de una expresión que “no está bien, nunca estuvo bien, pero que se dice siempre”.
Recién llegada de Brasil, contó que mucha gente repite dichas frases y “se queda" al percatarse de que está ella: “Entonces les respondo ‘hoy trabajé duro como una blanca’. Otras veces me dicen ‘sos negra de alma blanca’, ¿de qué carajo me están hablando? Hay que desterrar esas expresiones que están en el inconsciente colectivo".
“Este tipo de dichos son dolorosos ya que remiten directamente a la esclavitud, a la época en la que los negros trabajan más que los blancos”, explicó Anamá, quien no entiende ciertos estereotipos, como que en las figuras bíblicas, Cristo siempre sea rubio de ojos claros: “No entiendo esa foto, ¿de dónde lo sacaron?”.
La ex participante del Bailado insistió en que la gravedad de la frase, “va más allá de Puli” ya que es algo que “está en la cabeza de la gente" y dio otros ejemplos de expresiones por el estilo: “Cuando un chico es inquieto dicen que parce ‘indio’ o la otra vez una madre le dijo al hijo que no paraba de llorar 'parecés puto’. Son cosas muy arraigadas, como cuando señalan por negro o por judío".
Para ella todo depende de la educación que se da en las casa: “No está bien discriminar por el color, origen, ¿qué puede decir una mapuche? No hay categorías, hay seres humanos y el color no dice quien sos”.
Al respecto, contó una anécdota de cuando era niña: “Me vestí de ángel para la fiesta de la iglesia por el Día de la Virgen. Todos se vestían de angelitos para la coronación, mi mamá me hizo el traje con las alas, que eran de papel, recuerdo que tenía el pelo muy largo y con rulos. Estábamos todas las chicas en la cola vestidas y con una vela en la mano para llevarla a la Virgen y sentarnos al lado de la estatua, cuando dos de ellas me preguntan qué ángel era yo, les dije que Gabriel y me responden que nunca vieron un ángel negro. Con la vela, les prendí fuego las alas. Después de eso nunca más me hicieron bullying”.
Lamentablemente ese fue solo un episodio de discriminación que le tocó vivir entre varios. Su llegada a la Argentina, hasta que logró hacerse un nombre sobre las pasarelas no fue fácil. “Me costó. Además recuerdo que siempre eran ‘diez modelos y una exótica’, que era yo, de a poco me fui imponiendo. Recuedo que en un desfile hice la primera pasada y cuando iba a salir para la segunda la dueña de la marca me dijo que no fuera, que tenía que salir a bailar: ‘No, yo soy modelo, no sé bailar’, le respondó y le dije que no lo haría y que si no desfilaba igual me tendría que pagar. Me planté, me pagó y me fui”.
“Soy brava, no me toquen, no me digan cosas, porque voy a contestar”, advirtió Anamá y respecto a la actitud de Puli Demaria, cerró: “En lugar de salir por redes, tendría que tomarse un avión, pedir disculpas y trabajar con una mapuche y sino, si finalmente va al Bailando, tendría que donar su sueldo a los mapuches”.
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