Un verano que duró quince meses y unos cereales que nunca se comieron: a 25 años del estreno de Amigovios

La tira creada por Jorge Maestro y Sergio Vainman era para los preadolescentes lo que Montaña Rusa fue para sus hermanos mayores, retratando los mismos conflictos y alegrías que podían vivir los chicos que la miraban

Todos los días durante el verano de 1995, minutos antes de las 18.00 cientos de chicos dejaban la bicicleta, la pelota, los rollers o salían de la pileta para sentarse frente al televisor de sus casas para poner El Trece...

“Dejame soñar, a tu lado, no quiero nadar en soledad. Dejame soñar, a tu lado, no quiero nadar en soledad. Un juego de verano, un sueño una ilusión, no sé si eres mi amigo o el dueño de mi amor. Qué pasa entre nosotros, qué quieres tu de mí, te quiero as mi lado, para hacerte feliz. Mi amor, no es un juego, que puedas aprender a jugar”, comenzaba a sonar de la mano de Nicole Neumann.

Y así, abría sus puertas la colonia de vacaciones Big Bang, en la que Martín, María, Andy, Belén, Carlitos, Emilse, Guillermo, Maria Sol, Katty (que estaban pasando a séptimo grado) no solo pasaban sus tardes, sino que dormían. Todos estaban al cuidado de sus dedicados maestros Eugenia (Diana Lamas), Karina (Alejandra Gavilanes), Javier (Fabián Mazzei) y Willi (Andy Botana).

“Déjame soñar”, Nicole Neumann, Amigovios

Pero antes de que la colonia inaugurara temporada, tuvo que haber una idea. En su libro, Maestro y Vainman, 36 años de historias de la televisión que todos vivimos, los autores de la novela recordaron: “En octubre de 1994, en pleno éxito de Montaña Rusa, el departamento comercial del canal planteó la necesidad de una programación: un anunciante muy importante de productos alimenticios estaba lanzando una nueva línea de cereales destinada al público infantil y necesitaba una franja para promocionarla y quería hacerlo a través de un teleteatro".

Fue entonces que la dupla puso manos a la obra para reunir en una historia a chicos de entre once y doce años, un segmento que por esos días, no tenía una serie que los reflejara. No eran grandes, pero tampoco chicos, comenzaban a enamorarse, a rebelarse y necesitaban su espacio en pantalla.

El lunes 9 de enero comenzó Amigovios. En esos primeros capítulos los protagonistas eran Andy, un nene con mucho dinero acostumbrado a tener lo que quería pero no la atención de sus papás y Martín, un chico de una familia humilde que llegaba a la colonia becado. Él tenía una hermana melliza, María, que luego de que un auto rojo la atropellara (más adelante se sabrá que el dueño del auto era el papá de Andy, interpretado por Mauricio Dayub) quedó en silla de ruedas y debe someterse a una operación para poder arrancar con la rehabilitación.

De a poco se irán sumando personajes como Carlitos que está fascinado con los extraterrestres, Guille que insiste con “surtir” a alguien pero es pacífico, Belén que siempre quiere saber todo, Emilise hija de una famosa actriz y Maria Sol que cree estar un escalón más arriba que sus compañeras, entre otros.

El verano pasaba, los niveles de rating aumentaban y el anunciante de cereales no llegaba. A pocos días de terminar febrero, los autores tuvieron otro pedido: la historia debía seguir. Por lo tanto, debía cambiar el punto de encuentro entre los protagonistas, que abandonaron el sol y la pileta para comenzar a séptimo grado, año particular sin dudas, el último de la primaria.

La historia transcurría entre las paredes de la escuela, pero los problemas que aquejaban a los chicos abarcaban todo su mundo: un profesor estricto, problemas con padres sobre protectores, peleas con hermanos mayores, estrés por actividades extracurriculares y los nervios por la llegada de los primeros romances.

Para la dupla de autores hacer Amigovios fue la oportunidad de volver a su primer amor: la escuela. “Fue sumergirnos desde la ficción en el universo que habíamos transitado desde que nos recibimos de maestros de escuela primaria en la escuela Normal Mariano Acosta. Tanto Sergio como yo ejercimos alrededor de 10 años como maestros de escuela en diferentes escuelas públicas de Buenos Aires. A veces en el mismo establecimiento y otras en diferentes distritos escolares”, recordó Jorge Maestro a Teleshow.

Es por eso que una vez que los chicos terminaron la colonia, los autores eligieron como ámbito la escuela pública: “Ahí se encuentran personajes de diferente extracción socio-económica, problemáticas familiares de pibes de barrio, historias de amor, situaciones de las que habíamos sido testigos y parte en nuestra experiencia docente. Romances entre los maestros, las cosas que se vivían en una escuela pública donde los chicos no habían tenido ‘la desgracia de caer’ como ofensivamente expresó un ex presidente , sino a la que asistían por decisión de sus padres y porque allí encontraban un modelo del mundo que iban a habitar cuando fueran adultos”.

Tal vez fue por eso que los personajes tenían conflictos muy parecidos a los de sus espectadores: “Niños y adolescentes podían vivir sus conflictos sin la necesidad de asistir a una High School que sólo es para elegidos, salvo la niña o el niño pobre que gana la beca. Tampoco era necesario para desarrollar una historia que hubiera una competencia entre patinadores, cantantes, o basquetbolistas, ni que en todos los capítulos los personajes se la pasaran pensando en tener un plan para ganarle al otro. Trataba de la vida de niños en el ultimo año de la primaria que a través de su experiencia en las puertas de la adolescencia, en tiempos de una televisión con valores, estaban destinados a convertirse en buenas personas y en adultos responsables”.

El guionista y presidente del Consejo de Televisión de Argentores además recordó que Amigovios significó el debut de Pablo Culell, actual productor general de Underground, en la producción ejecutiva de un programa: “Tuvo la responsabilidad de llevarlo adelante, administrando los recursos que se tenían y ya allí demostró el talento, el criterio y el respeto por el rol del autor que hoy sigue teniendo en cada uno de sus éxitos”.

En la dirección estaban Gustavo Cotta (actual Nickelodeon) y Martín Halac (ex Montaña Rusa otra vuelta), pero Maestro destacó que también fue un “semillero de actores”. Entre todos los artistas que fueron parte de la novela, estaba Sabrina Carballo, Belén en la ficción, que recordó 1995 como un año “intenso” pero que la “marcó para siempre, felizmente”.

Para poder ser parte del proyecto, la actriz tuvo que pasar alrededor de doce castings y contó a Teleshow que cada etapa la vivía con mucha emoción: “Cada vez que nos informaban que pasábamos a la siguiente ronda era una adrenalina...”.

Desde la primera prueba que los directores le asignaron su personaje: “Belén era chusma y se enteraba de todo pero a la vez estaba en todas las escenas y era agotador. Todo cambió, antes grabábamos doce horas de lunes a sábados y en mi caso estaba en primer año de la secundaria y mi cole era muy exigente, me tomaban lección todos los días ...y no me daban los tiempos para estudiar todo. Fue una gran experiencia, pero muy intensa. Salía del cole y me iba directo al canal. Comía, me cambiaba y me peinaba en el auto”.

La actriz, que ahora está haciendo las obra La Lechuga en el CPM Multiescena con Nicolas Maiques, Juan Paya, Julieta Granja y Santiago Mallarin recordó que la repercusión fue muy fuerte y que era justamente en la escuela (ya que no tenía mucho más tiempo) donde más lo notaba. “Me di cuenta que Amigovios marcó a una generación. Después vinieron Chiquititas y otros programas, pero para mí este era un programa mas representativo de la cotidianidad de los niños, más popular”.

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