Dos adolescentes se presentan en una prueba de cámara. Uno es rubio, con un rostro de rasgos germánicos marcados e indiscutiblemente lindo. El otro es diez centímetros más bajo, con rasgos más delicados, mezcla de inocencia y virilidad e indiscutiblemente atractivo. Los muchachos se miran con más curiosidad que desconfianza. Uno larga un “Hello” y el otro responde con un “Hi”. Charlan y descubren que no solo harán el mismo casting compitiendo por el mismo papel, además son hijos de padres separados y están ahí no solo porque aman actuar, también porque desean ayudar en los magros presupuestos familiares.
Otros adolescentes se suman. Intercambian saludos, uno hace un chiste y los demás lo festejan, la espera que parecía larga y tediosa se transforma en una especie de recreo. Cuando el casting termina se despiden contentos. Esa no será la primera vez que los adolescentes se crucen. A esa prueba la seguirán otra, y otra y muchas más. Los muchachos se encuentran y cada vez que lo hacen siguen las bromas y las risas. No les importa que siempre elijan al muchacho de los rasgos germánicos. Entre ellos va naciendo y creciendo una camaradería y complicidad únicas. Tanto que cuando el muchacho de los rasgos germánicos sea una megaestrella, ellos se convertirán en sus imprescindibles amigos. Juntos lo acompañarán en giras y filmaciones, pero también en fiestas descontroladas y alguna barrabasada. Juntos descubrirán el amor, el sexo y forjarán un vínculo indestructible. La prensa los apodará los “Pussy Posse” el inseparable grupo de compinches de Leonardo Di Caprio.
La banda de adolescentes estaba formada por los aspirantes a estrella Lukas Haas, Harmony Korine, David Blaine, Jay Ferguson, Kevin Connolly y quienes lo lograrían: Tobey Maguire y Leonardo Di Caprio.
A pesar de compartir las mismas pruebas de cámara y pelear por los mismos papeles los muchachos, lejos de transformarse en rivales, se hicieron grandes amigos. Todas las veces que coincidieron en algún casting, Leo se quedó con el papel que querían. Sin embargo, nunca lo odiaron, Leo se transformó en el líder.
Así era frecuente ver a los muchachos compartir salidas por las calles de Nueva York. Eran jóvenes, desprejuiciados, tenían el futuro por delante y las hormonas a full. Luego de obtener los coprotagónicos de Mi vida como hijo y ¿Quién ama a Gilbert Grape?, Leo comenzó a ser un actor conocido; fotógrafos y periodistas ya seguían sus pasos. Así descubrieron que estaba siempre acompañado por su banda. Con ellos frecuentaba bares y boliches de la ciudad y se los veía rodeados de las chicas más lindas del lugar. Leo ya mostraba una atracción fatal por las súper modelos, a las que solía acercarse con aire displicente y saludar con un canchero: “¿Sabés quién soy?”, ante la mirada cómplice y burlona de sus amigos. La pasaban genial y se divertían con la característica despreocupación de la adolescencia.
Fue a principios de los 90 que las andanzas del grupo comenzaron a trascender en las redacciones. Así llegó el rumor que Di Caprio había apostado que pasaría la noche con seis modelos de Victoria’s Secret y lo consiguió. Más verosímil que verídico, la periodista Nancy Jo Sales decidió bautizarlos los Pussy Posse, algo así como “la banda de la vagina” y el apodo les quedó.
Pero Leo, además de ser un líder carismático, era un amigo comprometido. Cuando comenzó a imponerse en todos los casting, lejos de alejarse de sus compañeros les propuso un pacto: ayudarse siempre y sin importar lo que ocurriera con sus carreras.
Y cumplió. Así los Pussy Posse se convirtieron en sus invitados de honor en la fiesta de presentación de El hombre de la máscara de hierro donde Di Caprio ocupaba un rol protagónico. En la fiesta, Di Caprio y Jay Fergunson quedaron encantados con la belleza de Elizabet Berkley y la invitaron a salir, pero ella los rechazó porque estaba de novia con Roger Wilson. Los muchachos lejos de amedrentarse, consiguieron su teléfono y comenzaron a llamarla. Al enterarse, la pareja de la actriz fue a buscar a los insistentes muchachos. Los encontró en un restaurant y, luego de una discusión, lo invitaron a pelear afuera. Conclusión: todo terminó en una mini batahola que no pasó a mayores simplemente porque no había fotógrafos cerca ni celulares que pudieran registrar la escena.
En 1998, con el estreno de Titanic, Di Caprio se convirtió en el objetivo favorito de fotógrafos. Estaba en un hotel y decidió llamar a sus amigos. Cuando quisieron salir se encontraron rodeados de paparazzi, así que decidieron una acción de dispersión y desde la ventana empezaron a arrojarles pasas de uva y dátiles. Meses después en Italia “perfeccionaron” el método y arrojaron excremento. Es que lanzar objetos era una de las actividades favoritas de la banda. Solían subirse al auto alemán de Di Caprio y acercarse al puente de Brooklyn desde donde tiraban restos de comida a otros automovilistas que andaban por la zona.
Aunque ya eran legalmente adultos, todos habían cumplido más de 18, se seguían portando como niños, al límite entre malcriados y ñoños. Otro de sus momentos de diversión era asistir a un local nocturno de moda llamado Sky bar, esperaban a que estuviera al tope de gente y lanzaban… bombitas de olor. Nada peligroso como para desalojar el lugar pero lo suficientemente escatológico para sacar pañuelos y frascos de perfume.
Leo y sus amigos eran temerarios pero también inteligentes. Sus andanzas solo las protagonizaban en Nueva York y jamás en Los Ángeles donde sabían que algún directivo de Hollywood podía verlos y desterrarlos para siempre de la ciudad y sobre todo, nunca más darles trabajo. Aprendieron la lección el día que Harmony Korine fue invitado a participar del programa de David Letterman. Meryl Streep era otra de las invitadas y Korine para hacerse el gracioso decidió revisarle el bolso mientras la actriz estaba en el estudio. La cuestión es que lo descubrieron y no solo le impidieron participar del show, además lo declararon persona no grata y jamás lo volvieron a convocar.
Con Titanic, Di Caprio alcanzó el estatus de estrella de rock y podría haber olvidado a sus amigos de casting. Sin embargo, nada más lejano a eso, siguió invitándolos a todas sus fiestas, también los llevaba a las filmaciones. Era frecuente que para ir a las locaciones, los estudios le sacaran un pasaje en primera, pero Leo sacaba otros en turista para sus amigos y compartía el vuelo con ellos. En ese tiempo los Pussy solían repetir una frase a los gritos: “Si Leo va a París todos vamos a París, y si va al infierno, al infierno vamos”.
Es cierto que a la distancia, el comportamiento de estos jóvenes tenía mucho de “machos en manada”. A veces confundían seducción con acoso y si una chica no caía rendida a sus encantos no dudaban en molestarla por teléfono sea modelo, periodista, actriz o desconocida. En 1995, casi toda la pandilla filmó Don’s Plum, una película sobre un grupo de jóvenes de Los Ángeles. No había casi guión sino diálogos improvisados por los actores. El resultado fue una historia llena de conversaciones misóginas y groseras, tanto que cuando vieron el producto final, Maguire y Di Caprio lograron que la película no se distribuyera porque sería perjudicial para su carrera.
Muchos años después, un Di Caprio adulto, multipremiado y militante ecológico reconoció sobre aquellos tiempos: “Me divertí mucho cuando era joven”, confesó en la revista Rolling Stone y siguió. “No puedes imaginarte cuánto. Tuve la oportunidad de ser salvaje y actuar muy loco y no sufrí tanto las consecuencias como algunas personas a las que se les arruinó su credibilidad. A mí no me importaba lo que los demás pensaran. Entre más decían ‘Leo no está trabajando, solo anda por ahí con sus amigos’ más quería hacerlo. Es que el mundo era un área de juegos para mí”.
Pero el tiempo, el implacable tiempo pasa para todos, seas estrella de Hollywood o no. Los Pussy crecieron. Después de Di Caprio, Maguire fue el que consiguió los mejores papeles pero en los últimos años su carrera entró en declive. Lukas Haas actuó en El renacido, Jay R. Ferguson en Mad Men y Kevin Connolly en El séquito pero no mucho más.
Pese a las carreras dispares, la amistad entre ellos siguió intacta y es frecuente verlos juntos, compartiendo vacaciones y fiestas familiares. En 2017, el “tío Leo”, el “tío Kevin” y el “tío Haas” aplaudieron desde la primera fila la representación de la obra “La bella y la bestia” que se hizo en una escuela de Pacific Palisades. Es que ninguno de los tíos se quiso perder la actuación de la estrella principal: Ruby Maguire, la hija de diez años de Tobey.
Hace tres años se autobautizaron los “Wolf pack”, algo que podría traducirse como “los lobos aulladores”, es que llamarse los “Pussy Posse” en épocas de mee too no es algo políticamente correcto y mucho menos enorgullece. Cada vez que se juntan, cerveza o gaseosa en mano imitan ese aullido pero ni se les ocurre arrojar una bombita de olor. A veces se suben al auto ecológico de Leo pero ya no lanzan basura a otros automovilistas sino que les gritan “¡Ey contaminadores! Están envenenando el medio ambiente”. Es que podés convertirte en un actor extremadamente rico y extremadamente famoso pero cuando te juntás con amigos simplemente sos un tipo feliz.
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