Hija de una actriz y de un periodista, pasaba sus veranos en Mar del Plata, sus domingos en el Italpark y soñaba con ser Farrah Fawcett

Ella compartió su álbum de fotos con Teleshow y recordó detalles de su infancia, entre el departamento familiar, la quinta de su madre y Mar del Plata

"Esta foto me parece genial, amo esta foto", dijo Carolina, que le pidió especialmente a su novio que la ayudara a buscar la imagen para esta nota

Hija del periodista Osvaldo Papaleo y de la actriz y política Irma Roy, Carolina Papaleo creció en la casa que actualmente sigue habitando con su hijo, Matías de 21. Hija única y con papás famosos, la panelista de Incorrectas compartió sus fotos preferidas de su infancia con Teleshow, recordó sus días en la quinta familiar y en Mar del Plata y destacó de sus padres el valor de la lealtad.

Nombre completo: Carolina Alejandra Papaleo

Fecha de nacimiento: 19 de enero de 1969

Carolina vivió con su mamá y su papá y desde los dos años en un departamento en Callao y Pacheco de Melo donde aún reside. “Esa fue la casa soñada de mi mamá”, recordó.

Carolina con su gato Benet, el nombre lo eligió porque era el apellido de su personaje en la primera obra que hizo en Mar del Plata

En la casa familiar eran solo ellos tres. Hubo varios intentos por incorporar una mascota, pero todos fallidos: “De grande me enteré que un perro salchicha que tenía mi abuela que yo amaba era un perro que iba a venir a mi casa pero le dieron ‘destino abuela’ para que en el departamento no hubiera perro”. Insistente a sus cuatro años se trajo de Pinamar otra salchicha, de nombre Pina, pero la convivencia no prosperó: “Un día mi mamá dijo ‘la perra o yo’ y mi papá y yo dijimos, ‘la perra’".

“¡La perra era una perra!”, sentenció la panelista de Incorrectas y explicó: “Tuvimos que levantar toda la alfombra de la casa porque la meaba, le comía de la valija un zapato, uno de los mejores pares a mi mamá y era insoportable, malísima pero la seguíamos aguantando hasta que mi vieja dijo ‘ya está’, la mandamos a un campo donde iba a poder correr, parece que ahí tampoco la soportaban”.

Carolina con sus papás en la playa, en una temporada en Mar del Plata

Pero dicen que la tercera es la vencida y finalmente, muchos años después, la actriz pudo tener su mascota, esta vez un gato que se lo regalaron en Mar del Plata, en una de las primeras temporadas en las que trabajó. Primero ella lo rechazó porque aún vivía con sus padres y no podía volver a Buenos Aires acompañada: “Mi papá por teléfono diciéndome ‘el gato o vos’, una tragedia. Volví con el saimés que fue como mi primer hijo, Benet vivió conmigo 13 años y lo amé”.

Toda su etapa escolar fue al colegio Lenguas Vivas, a muy pocas cuadras de su casa, donde le iba muy bien. Por aquellos años su mamá era “mu exigente”. “Tal vez me sacaba 8 o 9 y me revisaba la prueba para ver por qué no me había sacado diez”, contó Papaleo que ahora, como estudiante (cursa la carrera de Ciencias Politicas en la UBA) heredó la exigencia. “La hago despacio, no corro. A veces me pongo nerviosa por el estrés de enfrentarme con la instancia de examen y digo ‘¿con qué necesidad?’”, contó alguna vez a Teleshow.

Carolina en el Lenguas Vivias, el colegio a donde fue toda su vida

“Mis viejos me inculcaron la pasión, hacer todo lo posible para lograr lo que uno se determine. También me enseñaron la importancia de los lazos familiares y de los amigos que uno elige como familia y también la solidaridad, uno no logra las cosas solo sino que siempre es una cadena. No creo en las individualidades, estoy en contra de la meritocracia, no creo que solo uno pueda nada”, analizó la artista.

De sus padres, también heredó la “lealtad” y eso tiene que ver con lo que a su familia le tocó pasar durante la última dictadura militar: “Había gente que estaba todo el día en mi casa y al día siguiente del golpe se cruzaban de vereda y se hacían los que no la conocían a mi mamá. Yo veía su sufrimiento y quiénes sí venían, mi madre nunca hizo foco en los que no vinieron más sino que valoraba a los que estaban y la saludaban".

A pesar de que aquel momento marcó los días de la familia, Carolina tuvo una infancia feliz y sus días se dividían entre la quinta familiar y el lugar en el que su madre hiciera temporada. Aunque fue muy compañera de Irma Roy, no pensaba en ser actriz: “En realidad la actuación era la profesión que me sacaba a mi mamá, después te vas acostumbrando, pero era una demanda. Estaba re podrida de que la pararanecx a mi mamá en la calle y llegar a un lugar era llegar media hora después a todos lados con los saludos. Tener papás famosos y ser conocida era natural. Si no, me reconocían con nombre y apellido ya sabían quien era, nací así”.

Carolina en Bariloche, cuando su tía y su abuela la llevaron a conocer la nieve

Ella considera que fue muchos más pegada de su mamá que lo que fue su hijo con ella: “Era otro mundo, no existía Internet. Me cuentan que a los tres años me sentaba al lado del escenario con una sillita y me aprendía la obra de memoria, iba a los estudios, fui una gran compañera tanto en su función como actriz como paracuando se dedicó a la política”.

Sin embargo, sí jugaba a ser una de las protagonistas de Los ángeles de Charlie:Nada me gustaba mas que en la quinta de mi mamá en General Rodríguez que jugar a eso, mi papá me trajo de Brasil unos woki tokis, entonces pasábamos tardes enteras jugando. Yo quería ser Farrah Fawcett, pero como era negra me tocaba ser alguna de las otras”.

Los Quince de Carolina, en el Torreón del Monje en Mar del Plata, donde su mamá estaba haciendo temporada

En la quinta Carolina tenía muchas amigas que vivían por ahí y además, cada sábado su papá iba a buscar a una de las chicas que se había ido a vivir a Moreno, para llevarla con ellos a pasar el fin de semana. Justo en referencia al periodista, recordó una divertida anécdota (o al menos para ella): “Él era conocido del dueño del Italpark, entonces pasábamos por la oficina de este señor y él nos regalaba como una chequera para ir a los juegos, yo insistía en hacerlo subir mi papá a las sombrillas voladoras y terminaba vomitando todos los domingos”.

Como todos los chicos que cumplen años en verano, pasarlo con sus amigas era muy difícil, más en el caso de ella, que durante la temporada se instalaba con sus padres en la ciudad en la que Irma estuviera trabajando. Pero sus papás encontraron una solución: “Invitaban a dos mamás y cinco amigas del colegio o de la vida, con todo pago, hotel, a pasar cinco días donde estuviéramos, así pasaba los 19 de enero rodeada de mis amigas, sino siempre estaba con los hijos de las compañeras de mi vieja, como con las hijas de Nora (Cárpena)”.

Dorys del Valle, Irma Roy, Osvaldo Papaleo, Hugo del Carril, Nora Cárpena, una de las hijas de Nora y Fernanda Herrero, hija de Dorys

A la hora de comer, su golosina preferida eran las Mielcitas y le llamó la atención que hace un tiempo se generó debate porque había ciertos alimentos que podían estar contaminados: “Alguien contestó que somos de una generación que chupábamos un plástico y no pasaba nada, la cantidad de gente que lo tocaba... ¡ somos una generación todo terreno!”.

Desde siempre su comida favorita son las papas fritas con huevo frito. Hoy le siguen gustando, aunque reconoce que el plato tiene “otra implicancia”: “Comía eso una vez por semana, ya estaba estipulado qué día. Hoy, mi íntima amiga cocina muy bien papas fritas y yo solo cocino huevo frito, así que cuando estoy depre, le pido papas”.

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