Cande Molfese: “No me quiero casar ni tener hijos”

En una entrevista con Teleshow, la actriz habló de su relación amorosa con Ruggero Pasquarelli, de las críticas que recibe en las redes sociales y de los sueños que le restan cumplir

Entrevista exclusiva de Teleshow a Cande Molfese

Cande Molfese llega a la redacción unos minutos después del mediodía. Luce un body negro, jeans y zapatillas. Tiene 28 años, aparenta menos. “Me corté el pelo para parecer más grande”, dice, casi como una confidencia, la actriz que ganó popularidad a nivel mundial con Violetta, aquella ficción protagonizada por Tini Stoessel.

Ahora protagoniza la obra Chicas católicas, en la calle Corrientes. Physique du rôle: su look adolescente encaja a la perfección para interpretar a Eva, una estudiante de un colegio religioso manejado por monjas. “Soy católica, pero no soy practicante, y tampoco estoy de acuerdo con las leyes que impone la Iglesia”, se explica María Candelaria, tal su verdadero nombre.

Desde hace cinco años la influencer está en pareja con el actor italiano Ruggero Pasquarelli, en una relación donde destaca la libertad, pero con límites bien marcados: por caso, no está regida por las leyes del poliamor. “Siento que son cabezas muy evolucionadas las que pueden vivir el poliamor, y los admiro. ¡Pero no estoy tan evolucionada!”, ríe Molfese, en referencia a quienes se animan a entablar esta clase de vínculos.

Iride Mockert, Sofía Gala, Tamara Garzón y Cande Molfese protagonizan "Chicas católicas"

—Actuar en Violetta fue un antes y un después en tu carrera actoral. ¿Cómo manejaste la fama?

—Todo lo que vivimos con Violetta fue muy fuerte. Por suerte, ya era grande, a los 21 años vivía sola, entonces era consciente de lo que estaba pasando. Pero fui mucho más consciente cuando terminó. Cuando estás en el ruedo hay algo que se naturaliza, es parte de tu vida ir al teatro y que haya 10 mil personas. Cuando terminó entendí que fue demasiado fuerte lo que nos pasó. Para todo el elenco era nuestro primer trabajo profesional. No existía competencia porque eramos todos principiantes. Entonces se creó un grupo humano muy interesante y unido. Hasta el día de hoy sigue vigente porque son mis amigos. Esa contención que recibimos entre nosotros fue fundamental para encajar todo eso. Estabas nueve meses lejos de casa, de los tuyos, y era duro. Lo bueno era que estábamos en ese mundo Disney, el mejor lugar para trabajar.

—Ahora estás protagonizando la obra Chicas católicas, ¿cómo es tu personaje?

—Es un elenco re lindo, con Tamara Garzón, Iride Mockert y Sofía Gala, bajo la dirección de Daniel Casablanca. Nunca había trabajado con él, siempre había tenido ganas. La verdad es que todo el proceso de ensayos fue súper lindo y creativo. Es una obra que hace 15 años se hizo y estamos haciendo una versión diferente. Mi personaje se llama Eva, y es la chica bien del colegio. Estoy contenta porque a la obra le está yendo muy bien. Hoy en día que vaya gente al teatro es muy complicado, y está sucediendo. Estamos en teatro Picadilly a las 21, de jueves a domingo.

—¿Te sentiste identificada con la historia?

—Sí, me trajo recuerdos aunque yo soy de otra generación. La obra transcurre en los 90 y yo recién nací en el 91. Fui a un colegio católico y la obra me conectó con lo que se me transmitió a mí con la religión, la rigidez y el lugar donde a uno lo pone. Es muy duro cuando te dicen: “Esto no porque es pecado, esto sí”. Yo no tengo hijos, pero sí sobrinos chicos, y veo que ellos son educados de otra manera. Además mi mamá, cuando fue a ver la obra, se emocionó: “Esto me pasaba a mí, yo iba al colegio y la monja me decía que besarse era un pecado”, me dijo. Es muy fuerte todo lo que se vive en la obra y cómo las generaciones se pueden sentir identificadas. Yo no me siento del todo identificada, porque mi colegio no era tan rígido y duro.

Cande Molfese dio detalles de su relación con Ruggero Pasquarelli

—¿En tu colegio te controlaban el largo de la pollera?

—Sí, me controlaban la pollera, no podías ir con las uñas pintadas, tenías que respetar el uniforme. Un montón de cosas, como irte a confesar en la primera comunión. Yo soy una chica muy espiritual, para mí es importante y creo en Dios por supuesto. Soy católica porque tomé el bautismo, la comunión, todo, pero no soy para nada practicante, y tampoco estoy muy de acuerdo con las leyes que impone la Iglesia que como institución tiene que hacerlo. Pero soy una persona súper espiritual; me gusta meditar y estar conmigo misma.

—Tenés casi cinco millones de seguidores en Instagram. ¿Qué consejos le darías a alguien que recién empieza y quiere tener éxito?

El primer consejo es que hay que ser paciente. Es lo más importante en cualquier ámbito de la vida. Hay que ser constante en subir contenido. Es un trabajo y una herramienta para mostrarse y mostrar algo que a vos te interese y que levantes bandera por eso. También hay que hacerlo desde un lugar genuino, lo que estés mostrando realmente tiene que ver con vos, porque la gente es muy inteligente. Es importante la constancia y la perseverancia. Saber que no es de la noche a la mañana que vas a tener cinco millones de seguidores o lo que vos quieras tener. Yo tuve el plus de estar en Violetta, aunque mientras que lo hacía las redes no eran lo que son hoy. Eso fue más al final. Pero fue una construcción. Tenía mi canal de Youtube, paralelamente a Violetta, en el que mostraba consejos de maquillaje, pelo, que también me encanta. La gente compró ese mundillo.

—En las redes elegimos qué mostrar y qué no de nuestra vida. ¿Sos siempre sincera con tus seguidores?

—Realmente intento mostrarme genuina. Creo que eso también hace que a mí me funcione, porque no me condiciona prender la cámara más allá de pensar esta pavada: “Me levanté y estoy hecha un bagarto porque son las 8 de la mañana y tengo ojeras”. Después uno tiende a mostrar momentos de felicidad. Yo hace poco subí una foto sentada en un sillón haciendo fuck you. Y es la que más likes tuvo. Expliqué que estaba de muy de mal humor, era un domingo lluvioso, de total depresión. Realmente conté lo que me estaba pasando y la gente sintió empatía. Porque está buenísimo mostrar en las redes sociales que estamos todos en una pileta, tirándonos agua o que estamos todos felices con la torta de cumpleaños. Pero si un día te levantás de mal humor, porque a todos nos pasa, y lo contás, te humaniza.

Una de las claves de Cande es mostrarse de manera genuina. Esta foto en la que aparece de mal humor fue una de las que más likes tuvo en su cuenta de Instagram

—Hace poco Ruggero subió una foto con vos y sus seguidoras le preguntaron por qué seguía saliendo con una mujer más grande que él. Vos saliste a defenderte. ¿Cuánto te afectan las críticas en las redes?

—A veces me vuelvo loca y un poco las enfrento. Pero después uno tiene que entender que eso es parte del juego. Yo estoy exponiendo mi vida, desde mi relación con mi pareja, hasta mi trabajo y mi desayuno. Y en esa exposición, hay gente a la que le va a gustar y hay gente que no. Incluso aunque no les guste no tienen por qué criticarlo. Hay gente que, la verdad, no tiene nada más importante qué hacer en su vida. En el caso de mi pareja y mi relación sí he recibido muchísimas críticas, pero no me queda otra. Así como recibo muchísimas críticas, hay mucha gente a la que le gusta nuestra relación. A Rugge lo conocí haciendo Violetta. Estamos de novios hace cinco años, convivimos, tenemos un vínculo muy verdadero desde hace muchos años. Después, con el correr de tiempo hubo gente que lo aceptó y otra gente que no. Rugge tiene muchas fans que no les gusta que yo esté con él. Y bueno, es parte, ¿qué querés que te diga? También uno tiene que aceptar su rol de adulto y decir: “Bueno, son ilusiones, o los deseos que tienen estas chicas que Rugge no esté conmigo”. Pero es muy ficticio todo. A veces caigo y me pongo a contestar con lecciones de moral, pero no tiene sentido.

—¿Qué te enamoró de Ruggero?

—La verdad es que estamos juntos hace mucho tiempo y crecimos juntos también. Lo elijo todos los días. Creo que en una relación es lo más importante: elegir al otro como es, aceptarlo y no querer cambiarlo. Los dos lo tenemos muy presente y nos acompañamos. En una construcción de carrera. Él dejó de trabajar en el universo Disney y empezó su carrera como solista. Yo hace varios años también terminé mi relación con Disney y empecé a trabajar en mi carrera como actriz y conductora. Estamos acompañándonos en los proyectos del uno y del otro, entendiendo que hoy es muy importante la construcción del trabajo, pero no deja de ser un trabajo. La prioridad en verdad es el vínculo que tenemos entre nosotros, porque eso al fin y al cabo es lo que va a persistir en el tiempo. Yo lo adoro, es un novio de diez, me apoya, me acompaña y es buena persona. A cualquier lugar que va, él irradia energía, buena onda, es simpático. Es mi más grande elección, y es una elección con mucha seguridad.

—En muchos momentos estuvieron separados por la distancia. ¿Fue complicado?

—Los dos trabajábamos en Violetta y en el último periodo nos pusimos de novios. Fueron cuatro años y nos pusimos de novios al final, ¡unos pesados! Y en ese momento estábamos de gira por el mundo con Violetta. Cuando faltaban 9 meses para que termine, a él lo llaman para protagonizar Soy Luna. Dejó Violetta y yo seguí 9 meses sola, con algunas venidas a Buenos Aires. En ese momento mi vida era girar. Él estaba en Buenos Aires trabajando para el nuevo proyecto de Disney. En ese período estuvimos un poco a la distancia. Después, cuando Soy Luna empezó la gira, el que viajaba era él y yo estaba en Buenos Aires. Siempre nuestra relación fue de entender la distancia. De hecho ahora Rugge no está desde hace 15 días. Es difícil, pero también tiene su lado positivo: hace que no se pierda esa cosa del cosquilleo en la panza, de extrañar, de valorar al otro. La distancia es difícil, pero positiva.

Cande y Ruggero están en pareja desde hace cinco años (Instagram)

—¿Cuándo empezaron a convivir?

—Desde que empezamos a salir, como estábamos de gira juntos, compartíamos la habitación del hotel. Después, cuando él se fue a Buenos Aires para hacer el proyecto de Soy Luna, yo volví para Buenos Aires. En ese momento dijimos: “Ya no podemos ir cada uno a su casa, busquemos un departamento y mudémonos juntos”. Así que fue bastante repentino todo. Hace más o menos cuatro años que estamos conviviendo. La verdad es que lo llevamos súper bien, él es un poquito desordenado, pero se aguanta.

—¿Te gustaría casarte y tener hijos?

—Mirá... no. Yo, personalmente, no me quisiera casar ni tener hijos (risas). ¡Un besito a mi amor! No sé, nunca cierro las puertas de nada porque soy una persona cambiante. Un ser humano cambiante, entonces hoy te digo no quiero nada de eso. Después uno puede ceder por amor y eso es válido también. Sí haría una celebración del amor, me parece re lindo, pero un casamiento por Civil o por Iglesia no está en mis planes, ni me interesa. Celebraría el amor en la playa, vestidos de blanco y pasándola bien. Y el tema de tener hijos… Hay chicas que nacen con la convicción de querer ser madres. Bueno, a mí nunca me pasó, tal vez me pase, no lo sé. Pero hoy, casi a los 29 años, no es algo que se me haya despertado.

—Muchos famosos salen a hablar del poliamor y cuentan que tienen parejas abiertas, ¿alguna vez lo hablaron con Ruggero?

—Hablar lo hablamos porque uno habla de todo. También hablamos de los nombres para nuestros hijos. Hablás de todo, pero ninguno de los dos estaría dispuesto. Me parece buenísimo y yo siento que son cabezas muy evolucionadas las que pueden vivir el poliamor y los admiro. ¡Pero no estoy tan evolucionada! (risas). Te lo juro que no. Yo me muero, soy un poco celosa.

—Por ahí estás influenciada por la enseñanza del colegio católico...

—Sí, por supuesto, que viene todo de los mandatos, de lo que hay que hacer y el deber ser. Ojalá algún día tenga la cabeza evolucionada. Para mí vivimos el amor con libertad, pero no sé si tanta libertad. No sé si estoy lista para eso. No lo juzgo, me parece buenísimo.

La actriz habló de su alimentación vegetariana y de los sueños que le gustaría cumplir

—En las redes hacés recetas vegetarianas, ¿desde cuando empezaste a cambiar tu alimentación?

—Hace cuatro años que soy vegetariana y en su momento surgió porque empecé una terapia alternativa y la terapeuta me invitó a suprimir algunos alimentos que por ahí generaban ciertos estados anímicos o demás; entre ellos, la carne. En ese momento abandoné varias cosas: el café, las carnes, las harinas. Hay cosas que cumplí a rajatabla y hay cosas que no pude. Y la carne fue una de ellas. Soy una vegetariana en transición al veganismo. Tengo muchas ganas de ser vegana, pero es difícil. Hay que tener mucha evolución encima, como te decía con el poliamor. Todavía me falta. Con el tiempo también entendí que el medio ambiente lo necesita, que los animales no tienen por qué ser comidos por nosotros. Me parece un delirio y hoy en día levanto la bandera de esto. Aparte, ver mis cambios, no solamente físicos, sino de estado de ánimo, y mi pequeño aporte desde mi lugar al mundo.

—¿Qué pensás del trabajo que está haciendo Actrices Argentinas, que busca apoyar a las mujeres que sufrieron abuso sexual como Thelma Fardin?

—No formo parte, pero sí tengo mucha empatía por lo que ellas llevan adelante. Admiro muchísimo que cada vez más mujeres se animan a hablar a raíz de lo que pasó con Thelma. Fue una bisagra en nuestra sociedad y sobre todo para las mujeres que podemos animarnos a decir si alguna vez tuvimos una situación así o demás. Admiro el acompañamiento que Actrices Argentinas le hizo a Thelma y también todo lo que despertó, esto de no callarnos y salir a hablar. A raíz de esto hasta tengo otra postura, tengo menos miedo a caminar por la calle y que me digan algo, porque me siento más empoderada para mirarlo y decirle: “¿Qué decís?”. Es toda una cadena que generó este movimiento, que lo aplaudo y lo agradezco.

—¿Qué sueños te quedan por cumplir?

—Tengo un montón de sueños. Me gustaría seguir viviendo de mi profesión, que me encanta. Para mí es un regalo para la edad que tengo, y trabajar desde tan chica. Me gusta sabiendo lo difícil que es, entonces soy muy agradecida. Sueño con trabajar en cine, me gustaría trabajar con actrices como Julieta Zylberberg, Martín Piroyansky, Valeria Bertuccelli, son referentes para mí. Y un sueño es poder llevar a cabo una serie mía, me gusta mucho escribir, estoy con un proyecto con amigos. Me gustaría seguir haciendo teatro. Después tengo sueños personales, tener mi restaurante, porque me encanta cocinar y cranear recetas. También me encantaría viajar y tener un perrito, ¡de todo!

Cande Molfese (Instagram)

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