“Pueden decir lo que sea. Algún día la van a pegar...”, dice Nicolás Cabre, a mitad de camino entre la resignación y la picardía, sobre los múltiples embarazos que le adjudicaron este año a su pareja con Laurita Fernández. A días del debut de Tu parte del trato, y con un gran presente familiar, el actor recibió a Teleshow relajado y dispuesto a hablar de todo: su nuevo proyecto, el amor, la paternidad y las sensaciones que le genera ir a votar.
“Está buenísimo lo que hicimos. Estoy feliz”, confiesa Cabré sobre el unitario que se estrena esta semana. Allí interpreta a Carlos, un empleado de una importante empresa financiera que no es reconocido por su jefe. Casualidades -que no son tales- lo llevan a conocer a Patricia (Jazmín Stuart), que casi jugando le ofrece cumplirle un deseo, pero volver para cobrarlo. A la mañana siguiente, el jefe de Carlos aparece asesinado. Y el temor se apodera de él: ¿su deseo se hizo realidad? No vuelve a tener noticias de Patricia hasta tres años después, cuando reaparece exigiendo “su parte del trato”.
“Me gusta este personaje. No es el bueno, el pobre pibe; viene con su historial. Y en esta cosa de ir resolviendo lo que le va pasando, si mancha a otro no se hace mucho problema. No tiene una postura moral o ética muy alta”, destaca Nicolás.
—Tu personaje sabe mucho de acciones, invierte, mueve dinero, ¿vos invertís en acciones?
—No, cero. Lo mínimo e indispensable (risas).
—Tenés la plata abajo del colchón…
—En una maceta. Yo soy el que la pone en una maceta. No sabés lo que fue grabar las conversaciones esas, técnicas (risas). Era una cosa terrible. Me acuerdo que alguna la tuvimos que hacer texto por texto porque era: “Jorge (Nisco, director de la serie), no lo puedo hacer, es imposible”. Y él me decía: “No, pero tenés que estar canchero con lo que decís. La tenés que tener muy clara, no titubees". Yo iba buscando las palabras. Era divertido. Es eso, nosotros decimos: “Yo actúo para no tener que hablar de estas cosas, justamente”.
—Tu personaje siente que se merece un ascenso y que se lo dan a otra persona. ¿Alguna vez sentiste que te merecías un papel y se lo dieron a otra persona?
—No, no está en mi naturaleza.
—¿Y esta sensación de ser extorsionado?
—No, no, gracias a Dios no. En este caso no me siento para nada identificado, lo cual es una grata noticia porque, pobre pibe, está metido en un lío...
—Si te voy a la posibilidad de pedir un deseo como te propone Patricia, te doy la lámpara de Aladino, ¿qué pedirías?
—Sería algo más del tipo entorno familiar.
—A Rufina la operaron hace poquito, algo chiquito, y entiendo que está todo bien ahora. ¿Vos cómo estás con ese papá enamoradísimo?
—Muerto. Y aprendiendo a ser padre. Esta operación era parte de eso también. Son estas cosas que tenés que sobrevivir, y ponerle el pecho y acompañar.
—¿Te asustaste?
—No, yo pensé que iba a ser peor. Siempre es incómodo entregar a un hijo para que lo duerman y… Pero Rufi se la recontra bancó. Está en una edad en que le tenés que contar. Y es aprender eso: tenés que poner el pecho, ser sincero, porque si no después no te creen nunca más. Es ese aprendizaje de acompañar, de estar.
—Este año te embarazaron un montón de veces, a vos y a Laura. ¿Te fastidia?
—Nunca fue lo que más me gustó en la vida. Pero ya estoy más grande, la verdad que no me ocupo de eso. Pueden decir lo que sea. Algún día la van a pegar... No me genera ningún inconveniente más que te llamen y te digan: “Che, ¿es verdad?”. Y decís: “Uh...”.
—Pero Rufina está más grande: tal vez lee, tal vez pregunta.
—No, no me genera absolutamente nada. Son cosas que entiendo que, lamentablemente, a veces tienen que ser así.
—Con el teatro les fue genial y se van a hacer temporada.
—Estamos contentos. (Departamento de soltero) es una obra que disfruto hacer, y tener la posibilidad de estar con Lau. Hoy la vida medio me pasa por ahí, tener la posibilidad de trabajar, tener ese punto de encuentro, encima un lugar donde es habitado también por Rufi. Hoy lo que me hace bien es lo personal. Y lo mezclo: ver a Lau arriba del escenario y verla tan hermosa como es, haciendo lo que hace, y veo a un costado y está en el palco Rufi, no puedo pedir más nada... Con el privilegio de hacer lo que a uno le gusta hacer. Son muchas cosas.
—Tuve oportunidad de hablar con vos a lo largo de distintos proyectos, y cuando te escucho hablar con la prensa de Laura se te escucha relajado, enamorado y contento. Algo cambió ahí. Tal vez esto que decías: estamos más grandes...
—Sí. Pero nosotros desde un principio estuvimos, y lo vivimos, muy relajados, entendiendo que lo que nos pasa es hermoso, que estamos contentos, que hay una nena en el medio, y lo esencial es que se viva todo con absoluta normalidad. Nunca tuvimos la necesidad de esconder absolutamente nada. Por eso dijimos: “Relajemos, si es lo que nos pasa, estamos seguros...”. Básicamente es mostrar lo que sentimos. Mi hija ve a un papá que está feliz y que le puede llenar la vida o trata de rodearla de amor. Eso es lo que ve.
—Hace poco hablé con Laura y le pregunté en qué momento de la convivencia sos insoportable, y ella dijo que con el tema del orden.
—Sí.
—Es tú momento de responderle y decir en qué momento Laura Fernández es insoportable.
—(Risas) Cuando no me da mucha bola con el orden.
—Básicamente, le estás dando la razón.
—Sí, soy insoportable. Soy el primero en decirlo. Soy obsesivo del orden, de la limpieza. Y ella también se hace la que no, pero… Yo soy feliz. Y aprendo: tampoco soy un obsesivo que estoy diciendo cómo hacer. Lo que pasa es que no puedo parar: si vos dejás algo, yo seguramente lo agarre y me digas “¡Pará, hinchapelotas!”.
—Algo que se vio el día de la operación es que más allá de lo difíciles que son las separaciones hay una cierta naturalidad en el vínculo con la mamá de Rufina, y con sus parejas que fluye bien.
—Nosotros siempre tuvimos una buena relación, porque tenemos en claro que lo único que importa es Rufina, nosotros pasamos a un segundo plano.
—¿Estuviste de acuerdo en Rufina haya empezado a mostrar en su Instagram fotos de Rufina?
—Cada uno decide lo que quiere.
—Estamos en plena veda electoral, así que no te voy a preguntar a quién vas a votar. Pero sí quiero saber si te gusta el hecho de ir a votar.
—Es medio raro. Sí, está buenísimo todo lo que significa. Pero también, por lo general lo relaciono con futuras decepciones, y entonces me genera una sensación media rara. Está buenísimo votar, ¡ni hablar! Tener la posibilidad de votar, de elegir. Si se pudiese mantener siempre esa ilusión sería genial, pero después es como…
—Esta forma distinta que apareció de hacer ficción donde una productora, un canal de aire, un canal de cable y una plataforma de streaming, como en este caso Flow, permiten generar un contenido de altísima calidad, le abrió la puerta a muchos productos.
—Está buenísimo y es una manera nueva de hacer series. La estamos entendiendo. Yo la estoy entendiendo. Es como raro porque decís: “¿Pero cómo? ¿La pasa TNT, y al otro día Flow tiene los ocho capítulos, y la pasa Canal 13?”. Soy medio lento en los avances. Soy medio un zapato. Pero sí, está buenísimo porque se generan estas cosas que están muy bien. Tener el tiempo, que te aparezca una historia donde vos sabés dónde arranca, qué va transcurriendo y cómo termina antes de empezar a grabar, es genial. Te da otras cosas. Y podría decir que se generan contenidos de mayor calidad.
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Agenda: “Tu parte del trato” se estrena en TNT el 29 de octubre, en El Trece un día después, el 30, y puede verse completa en FLOW desde el 31.
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