Lourdes Sánchez y su encuentro con Teleshow
Quizás, el gran mérito de Lourdes Sánchez es que supo reinventarse. Dejó de ser solo una bailarina para tener su propio programa infantil, tanto en la tele como en el teatro. Y se preparó para ser panelista, función que desempeña en Los ángeles de la mañana, el programa matutino más visto de la televisión.
Pero nada sucedió por generación espontánea. Para Lourdes, fueron años de insistencia, de superarse, de saltar obstáculos, de perseverar. Su vida cambió para siempre cuando se presento en un casting del Bailando por un sueño, en 2007. Y quedó. Aquella vida apacible en Corrientes cambió por el vértigo de Buenos Aires, donde encontró la popularidad -en ShowMatch– y el amor -en el productor estrella del programa, Pablo el Chato Prada, con quien tuvo a Valentín-.
Aquí, Lourdes Sánchez cuenta su historia.
—¿Siempre te gustaron los chicos?
—Siempre, siempre, siempre, siempre. Inclusive cuando vivía en Corrientes era profesora de danzas clásicas, tenía 17 años y les daba clases a nenas de tres. Y quizás por ahí no sabían hablar pero iban a tomar clases conmigo y me encantaba, me encantaba.
—¿Qué es lo que más te gusta de los chicos?
—Siempre digo que en cierto punto me considero una nena: no quiero dejar de lado ese mundo mágico del juego, de la inocencia. Me gusta poder hablar con ellos, entenderlos, jugar. En muchas temporadas que hice en Carlos Paz, en elenco con Emilio Disi, Pedro Alfonso, Freddy Villarreal, todos con niños, sobrinos, nietos,siempre terminaban en mi camarín maquillándose, pintando, haciendo dibujos, cartitas; y a mí me fascinaba. Y ellos, mis compañeros, me decían: "Tenés que hacer un programa para niños". Te juro: empezó jugando, literal. Veía que los nenes estaban mucho con la tablet y mi personaje puede ser una tableta, y ahí es donde nació Míster Tablet. Benja Amadeo me dice: "¿Qué te gusta?"; "Las flores, me encantan las flores", y él me hizo el hit de Mi universo, que es "Jardín tín, tín", así, sentado en un sillón, entre función y función. Y a los dos meses todo se hizo realidad.
—¿Como fue ese proceso?
—Yo no había cantado nunca y empecé a tomar clases. Fue todo muy rápido: al mes ya estaba grabando el primer disco. Y me enamoró este mundo. Es maravilloso trabajar para chicos. Y lo más fuerte es lo que pasa en los hogares, que vengan mamás y me digan: "Tengo una hija autista y tus canciones le alegran sus días". Te juro que me acuerdo de las cosas que me pasan y se me pone la piel de gallina. Pasan cosas fuertes.
—De chica, ¿te imaginabas una vida así?
—Siempre fui muy soñadora y de perseguir ese sueño. Siempre me gustaron los brillos, que me miren, que me saquen fotos, y entraba en los carnavales de Corrientes y me gustaba eso: ser observada por la gente y bailar frente a un público. Como que tenía ese sueño. Y sabía que lo iba a lograr. En mi casa por ahí querían que estudie, que haga una carrera, que me reciba, y lo hice; pero no me iba a dedicar a ser publicista, yo quería otra cosa.
—Tardó en llegar, ¿no? En 2007 fue el primer casting.
—Sí, con el Bailando, cuando todavía hacían los castings en las provincias. Ya había hecho anteriormente pero todavía era chica y no, no llegaba. Hasta que me llamaron.
—¿Cómo fue ese día?
—Me acuerdo que estaba abajo de un arbolito porque hacía un calor en Corrientes… (risas). Hice la coreo que nos habían marcado en ese momento una coreógrafa. Habrá sido 2007 y me llamaron recién en enero de 2008. Yo ni siquiera estaba, me había ido justo de vacaciones, estaba en Brasil, y me mandan un mail y les respondí: "Ay, no, por favor, decime que llego; yo estoy una semana más acá y vuelvo, pero te juro que voy adonde sea, pero por favor, que no se me vaya esta oportunidad".
—¿Sentís que cambió tu vida a partir de ese casting?
—Sí, sí, totalmente. Porque tuve que dejar toda mi vida de Corrientes, mi familia, mis amigas, mi perro, el novio de ese momento, de hacía tres años. Tuve que dejar todo, todo…
—¿Fue duro al principio?
—Sí, era duro. O sea, era una mezcla de las dos cosas: estaba haciendo lo que soñaba y lo que amaba, pero a la vez, llegaba al hotel o al departamento que después me alquilé y estaba sola. Y yo siempre en una mesa con cinco hermanos, mamá, papá, abuela; y de repente, yo solita en una mesa: eso me generaba cierta angustia. Aparte todo el tiempo la incertidumbre de saber si iba a tener trabajo. Bueno, justo me había tocado el Bailando. "Pero después, ¿qué hago?", decía. "¿Y si no me contrata nadie y me tengo que volver? No me quiero volver". Pero no sé, gracias a Dios siempre, siempre tuve trabajo. Hice muchos castings todo el tiempo y siempre tuve la suerte de quedar.
—¿Te afecta lo que digan de vos?
—Sí. Mirá, al principio me afectaba, y mucho. O sea, dolor, de escribirle a esa persona que me estaba diciendo algo feo y decirle: "¿Pero por qué me decís esto, si yo no te hice nada…?". Y bueno, después entendí que voy a tener que convivir con eso mientras me siga dedicando a esto. Habrá personas a las que les guste mi trabajo, habrá otras que no, y bueno, está en ellas que te pongan un montón de cosas feas. Todavía no entiendo cómo llegan a ese punto de escribirte una sarta de… Y mi querido marido me ayudó mucho, me dice: "No, vis no te podés quedar mal por una cosa que escribe una persona que no te conoce, y estás haciendo lo que más amas, que tanto sacrificio te costó llegar. Olvidate lo que te digan, andá para adelante".
—¿Cómo te conociste con El Chato?
—Fue todo en ese mismo año que llegué acá, en 2008. Termino el Bailando y al toque me contrata (Gerardo) Sofovich para hacer temporada. Y el amor nació ahí, en esa temporada. Él justo había ido a cerrar contratos para el Bailando del próximo año y me empezó a mandar mensajitos, sin decirme que era él, o a mandarme flores. Yo sospechaba que era él hasta que un día me dice: "Bueno, sí, soy yo". Y así nació el amor. Y después de ese año empecé a ser bailarina de Marcelo, después de ese año que nos tomamos volvimos… Y de ahí no nos separamos más. Estamos hace 10 años juntos.
—¿Eras celosa?
—Sí, al principio moría de celos. Al principio era: "Ay, Dios, en la que me metí, ¿por qué?". Sí, me moría de celos: le revisaba todo, todo, el Facebook. Y al principio sí, encontré de todo. Y la peleé… la peleé por este amor. Pero costó al principio. Pero bueno, él es una persona muy pública y por ahí muchas chicas piensan que si se enganchan con él se van a salvar, o van a tener un programa. Y no, nada que ver.
—¿Tenés que luchar mucho con esos comentarios, que ocupás un lugar por ser la pareja del Chato Prada?
—Sí, sí, sí… Pero también ahora eso ya no me importa porque creo que lo demostré haciendo un montón de cosas, inclusive en el Bailando, por lo que hago en la pista. Y él no me producía mi programa infantil. Pero bueno, es algo con lo que voy a tener que luchar de acá hasta que me separe de él. Siempre me van a decir eso y ya aprendí que me la tengo que bancar.