Marcelo Corvalán: "AMIA fue un atentado a la vida"

El líder de la banda “Carajo” contó su historia con una víctima del ataque. Repasó su difícil comienzo y destacó la autogestión de su grupo

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–¿Cómo arrancaste este 2017?

–Bien. Muy bien. Muy contento por todo el envión que tenía el 2016 para Carajo que fue un año increíble. Festejamos 15 años. Editamos nuestro primer DVD documental donde contamos la historia por primera vez. Hicimos el Luna Park en noviembre, ya es la tercera vez que llegamos a presentarnos en este lugar.

–Arrancaron en el año 2001, una época muy difícil, crítica para el país y para desarrollarse de manera personal también fue un gran desafío. ¿Qué les decían sus colegas, sus amigos? ¿Siempre los apoyaron desde un principio?

–Sí. Siempre contamos que nosotros éramos conscientes de lo que estábamos haciendo, no de lo que estaba pasando, que era de apostar al futuro de una banda de rock, a la música, al arte, en un país que estaba en uno de sus peores momentos. Entonces creo que a la vez esa crisis o esa intención de empezar un proyecto de cero hizo como que tuviéramos más fuerza, estuviésemos más concentrados, le pusiéramos el doble de ganas y de esfuerzo, y creo que hasta el nombre de llamarnos Carajo fue todo ese empuje de vamos con todo.

–¿Fueron una banda independiente desde el comienzo?

–Sí. Empezamos de manera independiente. A mí me gusta decir como autogestionado porque independiente a veces suena como que te cortas solo y no querés saber nada con nadie. Nosotros somos una banda abierta, empezamos autogestionados junto a nuestro productor Alejandro Vázquez, que es el productor artístico de todos nuestros discos pero para esa primera etapa de la banda fue nuestro productor ejecutivo. De la mano de él editamos nuestro primer disco, Carajo, en el año 2002. Habíamos estado un año tocando en vivo y fogueándonos y componiendo y ya en el 2002 sacamos nuestro primer disco. Ya después en el 2004 en el momento de editar nuestro segundo álbum Atrapa sueños pasamos a ser parte de una multinacional, Universal Music Argentina, en donde editamos tres discos con ellos hasta 2010. Luego de finalizar el contrato, hoy en día ya regresamos a ser autogestionados porque tenemos mucha gente dentro de la música que nos apoya y trabajamos juntos con distribuidoras, productoras, la gente que tiene los lugares populares del rock donde se toca, medios. La gente que nos apoya y de alguna manera termina siendo como esa cuarta pata de la mesa.

–¿Y no necesitan de las multinacionales?

–Mirá, hoy se dio una situación particular. Creo que las multinacionales se tuvieron que readaptar a estos tiempos que corren, ha sido difícil vender discos, muy difícil comparado a como se hacían antes. Quizás la multinacional tenía el volante de lo que era la carrera de una banda, ellos decidían un poco cómo manejarla, cómo invertir, cómo apostar, en qué medios también mostrar. Antes uno necesitaba de ese apoyo, de toda una estructura, de una oficina para poder sonar en una radio o poder llenar un lugar importante. Hoy en día el juego está abierto, cada banda se puede gestionar a través de las redes sociales o del boca en boca. Hoy en día tenemos una aplicación, ya contar con eso hace que tengamos un acceso directo a la persona.

–"Acostumbrarse al dolor"-la canción que grabaste con León Gieco- habla de injusticia, abuso, violencia y un común denominador: la impunidad en casos como AMIA y el atentado a la embajada de Israel. ¿Por qué crees que en Argentina sigue habiendo tanta impunidad?

–No sé. No tengo la respuesta. Yo lo que creo es que el verdadero poder termina siendo económico. Es lo que reina y hay mucha gente con mucho poder que no quiere que se sepa ni que descubran las cosas malas que hacen y con ese dinero compran y manejan situaciones que terminan siendo tristes y violentas para nosotros como ciudadanos. Es muy lindo que me preguntes lo de la AMIA porque quizás no todo el mundo se sensibiliza con eso. La verdad que a mí cuando me invitaron me tocó, y estar en contacto con tantos grandes músicos, hablando un poco con Lito (Vitale) y el director de arte de la embajada de la AMIA, que es la obra social en realidad, que él te cuente en primera persona que hace 22 años que están buscando justicia o tratando de saber algo y vos decís 22 años es un montón de tiempo para una sociedad, para un país. ¿Que no se haya podido? Realmente te duele. Yo pude en este caso conocer a la familia de Marisa Sadí, que fue una compañera mía de primaria allá en los 80 en Villa Crespo, donde me críe y nací, y enterarme ahí en el momento de la canción que fue víctima, cuando el video ya cobró vida y salió a la luz.

–¿Era una compañera tuya?

–Fue una compañera mía en sexto y séptimo grado en la escuela Herrera en Villa Crespo. Por otro ex compañero que estaba en España, que al ver el video me ve a mí, se trianguló todo y entonces me contactan y me cuentan lo que está pasando. Yo no sabía que esta ex compañera mía había fallecido en el atentado. Ella era recepcionista de la AMIA. Digo que nada es casualidad. Yo quizás pienso que lo único que puedo aportar es a través de la música y del mensaje en una canción y ser parte y jugárnosla en lo que decimos, en lo que apoyamos. Es una manera sana de poder llegar a la gente y de alguna manera decirles a todos que no nos olvidemos. Yo a partir de ese momento siento que a mí también me hicieron ese atentado. No solamente a la comunidad judía o es una cosa religiosa. Es un atentado a la vida. A cualquiera, yo podría haber estado ese día haciendo un trámite o llevando un sobre, yo en ese momento repartía sobres donde trabajaba, tranquilamente podía haber ido a la AMIA.

Entrevista Completa: