Evita accidentes: conoce cuándo cambiar la correa de repartición del auto

La correa de repartición es un componente clave en el funcionamiento del motor de un auto, responsable de sincronizar el movimiento de las válvulas y los pistones. Su desgaste o rotura puede provocar daños graves en el motor, con reparaciones que podrían superar ampliamente el costo del mantenimiento preventivo.

Los fabricantes de vehículos recomiendan en sus manuales realizar un cambio periódico de este elemento, pero los intervalos pueden variar según el modelo del auto y el tipo de motor. Ignorar estas claves puede poner en riesgo tanto la seguridad del conductor como la durabilidad del vehículo.

Conocer los signos de desgaste y cumplir con el calendario de mantenimiento puede marcar la diferencia entre un trayecto seguro y una avería costosa. Así que, se detallan los aspectos esenciales para identificar el momento adecuado para reemplazarla y prevenir fallos mecánicos que podrían derivar en accidentes o en gastos inesperados.

La correa de repartición, también conocida como correa de distribución, es una banda de caucho reforzada con materiales sintéticos que conecta el cigueñal con el árbol de levas en el motor.

Su función principal es sincronizar la apertura y cierre de las válvulas con el movimiento de los pistones, garantizando un funcionamiento eficiente del motor.

Un mal funcionamiento de esta correa puede desincronizar el motor, provocando desde un rendimiento ineficiente hasta fallos críticos que podrían inhabilitar el vehículo. Es por ello que su inspección y mantenimiento son esenciales para evitar problemas mayores.

El intervalo para el cambio de la correa de repartición varía dependiendo del fabricante y del modelo del auto. Generalmente, se sugiere realizar el reemplazo entre los 60.000 y 100.000 kilómetros o cada cinco a siete años, lo que ocurra primero.

Sin embargo, factores como el tipo de uso del vehículo o condiciones extremas de temperatura pueden acelerar su desgaste. Es fundamental consultar el manual del propietario para conocer las recomendaciones específicas del fabricante.

También es necesario que un mecánico de confianza inspeccione la correa regularmente en caso de ruidos inusuales o dificultad para encender el motor.

Entre los principales signos de desgaste se incluyen grietas, desgarros o un desgaste visible en los dientes de la correa. Además, sonidos como chirridos provenientes del motor pueden indicar que la correa no está funcionando correctamente.

Es fundamental no ignorar estos síntomas, porque una correa desgastada o al borde de la rotura puede fallar de manera repentina. Un reemplazo a tiempo puede evitar averías mayores, como daños en las válvulas, los pistones o incluso el motor completo.

El costo del cambio de la correa de repartición varía según el modelo del vehículo y la complejidad del motor. En promedio, el reemplazo puede oscilar entre 300 y 700 dólares, incluyendo piezas y mano de obra.

Aunque el gasto puede parecer elevado, es considerablemente menor que el costo de reparar un motor dañado por la rotura de la correa.

En algunos casos, los mecánicos también sugieren cambiar componentes relacionados, como tensores y poleas, para garantizar un funcionamiento óptimo. Esto puede incrementar el costo, pero asegura mayor durabilidad y seguridad.

Ignorar el mantenimiento de la correa de repartición puede tener consecuencias graves. Una correa rota puede causar un choque entre pistones y válvulas, lo que podría destruir partes internas del motor. Esto no solo genera costos de reparación elevados, sino también puede dejar el vehículo inoperable en el momento menos esperado.

Además, una avería mientras se conduce puede resultar en una situación peligrosa, especialmente en carreteras de alta velocidad o durante condiciones climáticas adversas. Entonces, seguir el calendario de mantenimiento es una inversión en seguridad y tranquilidad.