El ahorro de energía desempeña un papel fundamental en la economía de cualquier hogar, ya que permite reducir los costos en las facturas de electricidad y contribuye a un uso más eficiente de los recursos. Uno de los aparatos que más contribuye al gasto energético es el televisor.
Este electrodoméstico, que a menudo permanece conectado durante todo el día, puede llegar a consumir alrededor de 8.76 kilovatios por hora. Si se considera el uso prolongado y constante en muchos hogares, su impacto en el consumo total de electricidad se convierte en un factor relevante a tener en cuenta para implementar hábitos de ahorro.
Reducir el tiempo de uso o desconectar el aparato cuando no está en funcionamiento son acciones sencillas que pueden traducirse en un descenso del consumo energético mensual.
Cómo ahorrar energía con el televisor
Para ahorrar energía al utilizar el televisor, es posible implementar diversas estrategias que ayudan a reducir el consumo sin afectar la experiencia de entretenimiento como:
- Apagar el televisor cuando no se utiliza
Muchas personas tienden a dejar el televisor encendido como ruido de fondo, lo que contribuye al consumo innecesario de energía.
- Desconectar el televisor de la corriente
Incluso en modo de espera (standby), el televisor sigue consumiendo una pequeña cantidad de energía. Desconectar el aparato de la toma eléctrica o usar una regleta con interruptor para apagarlo completamente ayuda a eliminar este consumo pasivo.
- Ajustar el brillo y la configuración de imagen
Los televisores suelen venir con la configuración de fábrica en niveles de brillo y contraste altos para una visualización en tiendas. Reducir el brillo y ajustar la configuración de imagen a modos más económicos o de ahorro de energía puede disminuir el uso de electricidad sin comprometer la calidad de la imagen.
- Utilizar el modo de ahorro de energía
La mayoría de los televisores modernos cuentan con una función de ahorro de energía que ajusta automáticamente los niveles de brillo y otras configuraciones para reducir el consumo.
- Apagar la pantalla mientras se escucha música o radio
Si el televisor se utiliza solo para reproducir música o contenido auditivo, apagar la pantalla es una opción que algunos modelos permiten y que reduce significativamente el consumo.
- Optar por modelos de bajo consumo
Al renovar o comprar un nuevo televisor, es recomendable elegir uno con un buen etiquetado de eficiencia energética. Los modelos LED y OLED suelen ser más eficientes que los televisores de plasma o de tecnologías anteriores.
- Actualizar el firmware del televisor
Asegurarse de que el televisor tenga el software actualizado puede mejorar el rendimiento y, en algunos casos, optimizar el consumo de energía.
Qué otros electrodomésticos consumen mucha energía
Además del televisor, hay varios electrodomésticos en el hogar que tienen un alto consumo de energía y pueden representar una parte considerable de la factura de electricidad. Estos son:
- Refrigerador o nevera
Este es uno de los electrodomésticos que más energía consume, ya que funciona las 24 horas del día para mantener los alimentos frescos. Modelos antiguos o poco eficientes incrementa el consumo energético.
Optar por refrigeradores con etiquetado de eficiencia energética y ajustar la temperatura a los niveles recomendados (entre 3 y 5 °C para el compartimento de alimentos y -18 °C para el congelador) ayuda a reducir el gasto.
- Lavadora y secadora
Ambos aparatos pueden consumir grandes cantidades de energía, especialmente en programas de lavado con agua caliente y en ciclos de secado intensivos. Lavar con agua fría y elegir ciclos de secado cortos o airear la ropa al sol son formas efectivas de disminuir su consumo.
- Aire acondicionado
El uso del aire acondicionado puede disparar el consumo de energía, en particular durante los meses de calor. Mantener la temperatura a un nivel moderado (alrededor de 24-26 °C) y utilizar ventiladores de apoyo para distribuir el aire son formas de minimizar el consumo.
- Calentador de agua
Este dispositivo puede representar una gran parte del consumo energético, especialmente si se usa con frecuencia y a temperaturas muy altas. Reducir la temperatura del calentador a un rango de 50-60 °C y limitar la duración de las duchas ayuda a gestionar el uso de energía de manera más eficiente.