Aire acondicionado durante el verano: conoce la función que controla la humedad en casa

En los últimos años, las temperaturas estivales han alcanzado niveles sin precedentes en diversas regiones del mundo. Según datos de la Organización Meteorológica Mundial, julio de 2024 fue el mes más cálido registrado a nivel global, con temperaturas que superaron en 1,5 °C el promedio histórico.

Este incremento térmico ha llevado a un uso intensivo de sistemas de climatización o aires acondicionados en los hogares, incrementando el consumo energético y, por ende, las facturas de electricidad.

Por esta razón, presentamos una guía de cómo aprovechar las funciones del aire acondicionado para aclimatar el hogar en momentos de altas temperaturas, sin aumentar considerablemente el consumo de energía.

Una función menos conocida pero altamente efectiva de los aires acondicionados es el modo “Dry” o deshumidificador. Esta modalidad se centra en reducir la humedad ambiental sin enfriar excesivamente el espacio, lo que resulta útil en climas húmedos donde la sensación térmica se ve exacerbada por la alta humedad.

Al disminuir la humedad, se mejora la comodidad térmica y se previene la proliferación de moho y bacterias, contribuyendo a un ambiente más saludable.

El modo “Dry” opera de manera diferente al modo de enfriamiento estándar. Mientras que el modo “Cool” reduce la temperatura del aire, el modo “Dry” extrae la humedad sin alterar significativamente la temperatura ambiente.

Este proceso consume menos energía, porque el compresor trabaja a una potencia inferior y el ventilador opera a velocidades más bajas. El modo “Dry” puede consumir hasta un 30% menos de energía que el modo “Cool”, aunque este porcentaje puede variar según el modelo y las condiciones ambientales.

Por su parte, el uso intensivo del aire acondicionado durante el verano tiene un impacto significativo en el consumo energético. Estudios indican que, en promedio, un aire acondicionado encendido entre 7 y 8 horas al día puede consumir más de 140 kilovatios hora (kWh) al mes.

Este aumento en la demanda energética no solo afecta las finanzas domésticas, sino que también tiene implicaciones ambientales, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la generación de electricidad.

Para mitigar estos efectos, es necesario adoptar prácticas de uso eficiente del aire acondicionado. Mantener la temperatura entre 24 °C y 26 °C en verano puede reducir el consumo energético.

Además, utilizar el modo “Dry” en días de alta humedad puede mejorar la sensación de confort sin un incremento significativo en el consumo de energía. Este modo es más efectivo en condiciones de humedad elevada y temperaturas moderadas; en días de calor extremo, el modo de enfriamiento estándar puede ser más apropiado.

Asimismo, la eficiencia energética de los aires acondicionados depende de su mantenimiento y de las características del espacio a climatizar. Un aislamiento adecuado, el uso de cortinas o persianas para bloquear la radiación solar y la ventilación natural durante las horas más frescas del día pueden complementar su uso.

Este modo contribuye al mantenimiento de los electrodomésticos y muebles. En entornos con alta humedad, estos elementos pueden absorber agua del aire, provocando daños a largo plazo, como la hinchazón de la madera o la corrosión de componentes electrónicos.

También, la deshumidificación previene la aparición de hongos y ácaros, mejorando la calidad del aire y reduciendo riesgos de alergias o problemas respiratorios.

Del mismo modo, algunos modelos modernos permiten programar el modo “Dry” de manera automática, optimizando su uso según los niveles de humedad detectados en el ambiente, lo que refuerza su eficiencia y comodidad.