La brecha digital en las cárceles se refiere a la desigualdad en el acceso a tecnología y formación digital entre la población reclusa y la sociedad en general. Esto limita las oportunidades de educación y reintegración social de los internos, perpetuando la exclusión económica y social.
En algunos países, se han implementado programas para reducir esta brecha y preparar a los internos para la vida tras su liberación.
Por ejemplo, en Noruega, el sistema penitenciario es conocido por su enfoque progresista, donde los reclusos tienen acceso a formación educativa avanzada, incluidos cursos de tecnología y habilidades digitales. Las cárceles noruegas colaboran con instituciones educativas y utilizan plataformas en línea para asegurar que los internos adquieran competencias que los preparen para el mercado laboral.
En Estados Unidos, algunos estados han incorporado programas piloto que permiten a los reclusos tomar clases en línea supervisadas, enfocadas en habilidades tecnológicas y desarrollo profesional.
En España, se han desarrollado iniciativas para introducir la alfabetización digital en las prisiones a través de alianzas con empresas tecnológicas y organizaciones educativas, permitiendo a los internos completar cursos de corta duración en competencias básicas de informática y manejo de herramientas digitales.
En Colombia, un nuevo proyecto piloto busca abordar esta problemática proporcionando acceso a formación tecnológica a mujeres privadas de la libertad en el centro penitenciario El Buen Pastor en Bogotá. Esta iniciativa tiene como objetivo equiparlas con habilidades digitales, abriendo oportunidades laborales para cuando recuperen su libertad.
Se espera que el programa, impulsado por el Ministerio TIC de Colombia, impacte a 100.000 personas en diferentes centros penitenciarios del país. El proyecto comenzará con la capacitación de 4.000 internas en El Buen Pastor en Bogotá y está vinculado a los programas Mujeres TIC para el Cambio y SenaTIC.
Mujeres TIC para el Cambio tiene como propósito empoderar a las mujeres mediante cursos gratuitos, impartidos de forma presencial y virtual, para fomentar el liderazgo femenino.
SenaTIC, por su parte, se centra en áreas como el marketing digital y la gestión de proyectos. Para esto, 10 internas actuarán como orientadoras, transmitiendo los conocimientos a otras compañeras, con el objetivo inicial de formar a 200 internas en el uso de herramientas tecnológicas.
Claudia López, coordinadora Nacional de Política Pública en Formación Profesional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), explicó que estos cursos tienen una duración máxima de 40 horas y ofrecen la posibilidad de crear una trayectoria educativa completa.
“Son unos cursos cortos que se han validado con Google, Amazon, Oracle, Cisco, entre otros, donde efectivamente estas habilidades y competencias que se van a trabajar son de actualidad y los conocimientos plenos que hoy se requieren”, aseguró López haciendo referencias a las capacitaciones de SenaTIC.
El proyecto no solo busca impartir conocimientos técnicos, sino también fortalecer la autoestima y la preparación de las internas para enfrentar el futuro, facilitando así su eventual reinserción laboral y social.
Andrea García, una interna del Buen Pastor, motivó a sus compañeras a formarse y a aprovechar esta oportunidad para su futuro y desarrollo laboral: “Este es un proyecto que les va a ayudar para sus emprendimientos, crear empresa y ser sus propios jefes. Las invito a que aprovechen esta gran oportunidad para su vida y futuro”.
Brecha digital en las cárceles de Colombia
La brecha digital en las cárceles de Colombia refleja desigualdad en el acceso a la tecnología y la educación digital entre la población reclusa.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y otros estudios sectoriales, gran parte de las prisiones del país enfrenta limitaciones significativas en infraestructura tecnológica, conectividad a internet y recursos educativos. Solo un porcentaje mínimo de los internos tiene acceso a programas de capacitación digital, lo que limita sus oportunidades de reinserción social y laboral.
Un informe de la Defensoría del Pueblo en 2023 reveló que, de los más de 97.000 reclusos que componen la población carcelaria en Colombia, menos del 10% ha participado en algún tipo de formación educativa o técnica con componentes digitales.
Además, un estudio de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) destacó que la falta de acceso a herramientas tecnológicas en los centros penitenciarios es uno de los factores que perpetúan la exclusión social y económica de los internos, lo cual se traduce en un aumento de las tasas de reincidencia.