El teclado es uno de los componentes esenciales en cualquier computadora. Se utiliza a diario para tareas que van desde la escritura de documentos hasta la navegación por Internet y los videojuegos.
Sin embargo, hay un error común, pero grave, que muchas personas cometen al manipular este dispositivo y que puede acabar dejando el teclado inservible en poco tiempo. A pesar de parecer un hábito inocente, comer y beber cerca del teclado presenta varios riesgos que muchas personas subestiman.
Realizar esta acción, no solo puede reducir la vida útil del teclado, sino que también, puede afectar la calidad de la experiencia informática de manera significativa.
Por qué no se debe tomar agua cerca del teclado de la computadora
Los líquidos derramados son los principales responsables de la mayoría de los daños que sufren los teclados. Aunque algunos de estos dispositivos están diseñados para ser resistentes a derrames o salpicaduras, la mayoría no está preparada para enfrentarse a una taza de café volcada o a las migas de un bocadillo.
La gravedad de la situación no depende solo del tipo de líquido que se derrame. Aunque el agua puede dañar los circuitos internos y las membranas del teclado, las bebidas azucaradas como refrescos o jugos son más problemáticas.
El azúcar se adhiere a los componentes internos, causando corrosión, pegajosidad en las teclas y, en última instancia, fallos en el funcionamiento. Incluso si un derrame se limpia rápidamente, los residuos pueden acumularse en áreas difíciles de alcanzar, afectando el funcionamiento adecuado del dispositivo.
Cuál es el enemigo silencioso de los teclados
Las partículas de comida son otro factor que puede acortar drásticamente la vida útil de un teclado. Al comer frente a la computadora, es fácil que pequeñas migas se alojen entre las teclas. Con el tiempo, estas partículas se acumulan y pueden provocar varios problemas.
Uno de los más comunes es que las teclas comiencen a atascarse o no respondan correctamente. Esto se debe a que las partículas bloquean el mecanismo de las teclas o incluso dañan los sensores que detectan la pulsación.
Además, las partículas de comida pueden atraer insectos, lo cual empeora aún más la situación. Estos pueden introducirse en el teclado en busca de restos de comida, y al hacerlo, causar daños en los componentes internos.
Los teclados mecánicos, que cuentan con interruptores individuales en cada tecla, son especialmente susceptibles a sufrir estos errores.
Que riesgos tienen estas acciones para el cuidado del dispositivo
La falta de cuidado con el teclado no solo conduce a la acumulación de residuos, sino que también provoca un desgaste prematuro. Las teclas pueden perder su sensibilidad, hacer ruidos inusuales o incluso quedarse bloqueadas.
Con el tiempo, los componentes internos pueden sufrir corrosión debido a la exposición continua a sustancias nocivas. En muchos casos, el daño puede ser irreversible, lo que obliga al usuario a reemplazar el teclado antes de lo previsto.
Un teclado nuevo puede costar desde unos pocos hasta varios cientos de dólares, dependiendo del modelo y sus características. Aunque puede parecer una inversión menor, el gasto repetido en teclados por un mal mantenimiento puede sumar una cantidad considerable a futuro.
Cómo evitar daños en el teclado del computador
La mejor forma de evitar problemas con el teclado es cambiar ciertos hábitos y adoptar medidas de cuidado preventivo. Estas son recomendaciones para alargar la vida útil del dispositivo:
- Mantener las bebidas y los alimentos alejados del área de trabajo. Si se necesita comer cerca de la computadora, es recomendable hacerlo en un espacio diferente, y lejos del teclado.
- Usar un aire comprimido para eliminar el polvo y las partículas que se alojen entre las teclas es una medida eficaz.
- Si el riesgo de accidentes es alto, optar por un teclado diseñado para soportar derrames puede ser una opción sabia. Estos modelos cuentan con un sistema de drenaje que reduce el daño causado por los líquidos.
Al final, el secreto para conservar un teclado en buen estado radica en el mantenimiento adecuado y la prevención de errores comunes que, si no se corrigen, pueden resultar mortales para el dispositivo.