En el mundo empresarial, las largas jornadas laborales y la dedicación extrema son a menudo vistas como un requisito para alcanzar el éxito. Sin embargo, esta entrega total puede tener un alto costo personal y de salud, como lo descubrió Daniel Lubetzky, fundador y CEO de Kind Snacks.
El empresario compartió su historia de trabajo excesivo, en la que sacrificar horas de sueño y bienestar se convirtió en una norma, y de la que, con el tiempo, aprendieron valiosas lecciones. Especialmente por una obsesión de querer contestar todos los correos electrónicos posibles para tener su bandeja de entrada desocupada.
La esclavitud del correo electrónico
Daniel Lubetzky, conocido por fundar la marca de alimentos Kind Snacks, llegó a un punto en su carrera donde su vida giraba en torno a su bandeja de entrada. Lubetzky, quien ahora tiene 56 años, confesó que durante años su rutina diaria incluía quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada, respondiendo correos electrónicos mientras su familia dormía. “Era un esclavo de mi bandeja de entrada”, afirmó, recordando cómo su necesidad de tener el buzón de correos vacío lo mantenía ocupado hasta las 2, 3 o incluso 4 de la mañana.
Esta dedicación, que él mismo califica de obsesiva, se tradujo en resultados positivos para su empresa. Durante más de una década, su compañía duplicó sus ventas anuales, impulsada por la ética de trabajo intensa de su fundador.
Sin embargo, este éxito tuvo un precio muy alto: Lubetzky dormía apenas cuatro horas por noche, lo que lo llevó a una privación de sueño severa y crónica. Con el paso de los años, los efectos de este estilo de vida comenzaron a ser evidentes. En entrevistas, el empresario ha comentado que, al mirar fotos de sí mismo de hace 10 o 15 años, parece mucho mayor de lo que es en realidad, con un aspecto pálido y visiblemente agotado.
Con la llegada de la pandemia de COVID-19, Lubetzky vio la oportunidad de hacer un cambio radical en su vida. Decidió dejar atrás las noches en vela y adoptar una rutina de sueño más saludable. Comenzó a acostarse a las 12:30 a.m., intentando dormir y despertar a la misma hora todos los días, sin importar cuántos correos quedaran sin responder.
Este nuevo enfoque ha tenido un impacto significativo en su salud y productividad. Lubetzky asegura que ahora tiene más tiempo para hacer ejercicio, lo que, sumado a un descanso más adecuado, le ha permitido ser más eficiente y mantener una mente clara en el trabajo.
Sin embargo, Lubetzky no es el único multimillonario que ha atravesado esta experiencia. Otros grandes nombres de la tecnología han seguido caminos similares, como Bill Gates y Elon Musk, quienes también han aprendido a modificar sus hábitos laborales tras experimentar los efectos negativos de la falta de sueño.
Bill Gates y Elon Musk sacrificaron su vida por el trabajo
El caso de Bill Gates, cofundador de Microsoft, es igualmente interesante. En sus primeros años como líder de la compañía, promovía una cultura de trabajo exhaustiva. No creía en las vacaciones ni en los fines de semana, y se aseguraba de que todos a su alrededor siguieran su ejemplo.
Desde su oficina, con vista al aparcamiento, monitoreaba quién se quedaba hasta tarde y quién se marchaba temprano, exigiendo largas horas a sus empleados. Paul Allen, cofundador de la empresa, llegó a describir el ambiente de trabajo en Microsoft como “estresante”, debido a las altas demandas de Gates.
Con el tiempo, y especialmente después de convertirse en padre, empezó a reconsiderar su enfoque. En un discurso reciente a los graduados de la Universidad Northern Arizona, admitió que esta actitud de trabajo extremo fue uno de sus mayores errores. “No creía en tomarse descansos. Obligaba a los demás a trabajar muchas horas. Sin embargo, con los años me di cuenta de que la vida es mucho más que trabajo”, reconoció.
Hoy, Gates recomienda a los jóvenes profesionales que no cometan el mismo error, y enfatiza la importancia de cuidar de sus relaciones personales, tomarse descansos y no subestimar el poder del descanso.
Otro ejemplo es el del CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk, quien también ha compartido su experiencia sacrificando el sueño por el trabajo. Musk confesó que intentó reducir sus horas de descanso para trabajar más, pero descubrió que, a pesar de estar despierto más tiempo, lograba hacer menos cosas. “El nivel de dolor cerebral es malo si duermo menos de seis horas”, admitió.