La función de la lavadora que debes evitar: no ahorra energía y daña el electrodoméstico

Con el aumento del precio del servicio de la energía, los consumidores buscan constantemente nuevas maneras de reducir su consumo de electricidad junto con prolongar la vida útil de sus electrodomésticos, siendo las lavadoras, uno de los aparatos más utilizados en los hogares, y que más aumentan la tarifa.

Con la creciente demanda de opciones que prometen hacer el lavado más rápido, eficiente y económico, muchas marcas han comenzado a incorporar en sus modelos una función aparentemente atractiva: el ciclo de lavado rápido.

Sin embargo, detrás de esta promesa de ahorro de tiempo se esconden varias verdades incómodas. Lejos de ser una opción beneficiosa, expertos en el mantenimiento de electrodomésticos han revelado que el ciclo de lavado rápido no solo podría estar consumiendo más energía de lo que parece, sino que está dañando la lavadora de manera irreversible.

La función de lavado rápido suele estar presente en la mayoría de las lavadoras actuales, especialmente en modelos más avanzados. Su principal atractivo es la promesa de reducir el tiempo de lavado, lo que para muchos sugiere automáticamente un ahorro en el uso de electricidad y agua. Pero esto es solo parte de la verdad.

De acuerdo con la organización Energy Star, que certifica electrodomésticos eficientes, la función de lavado rápido no necesariamente implica un menor consumo de energía. Aunque los ciclos de lavado rápido son más cortos, el motor de la lavadora trabaja a una velocidad más alta, lo que puede aumentar el consumo de electricidad en lugar de reducirlo.

Asimismo, muchas veces, este ciclo utiliza más agua de la necesaria para compensar el tiempo reducido de lavado, lo que termina contradiciendo la idea de ahorro.

De acuerdo con Consumer Reports, por la alta velocidad y la menor cantidad de tiempo que tiene el agua para disolver el detergente, los residuos de jabón y suciedad pueden acumularse más fácilmente en las partes internas de la máquina.

Esto, con el tiempo, puede ocasionar obstrucciones en los filtros y daños en los componentes clave, como la bomba de drenaje y los sellos de goma.

La frecuencia en el uso de esta función, advierten los especialistas, puede llevar al desgaste prematuro del electrodoméstico. Las piezas mecánicas están diseñadas para soportar ciclos regulares de lavado, y los ciclos rápidos, que requieren mayor velocidad y presión, pueden someter a la máquina a un estrés innecesario.

El resultado final puede ser la reducción de la vida útil de la lavadora, obligando a reparaciones costosas o incluso a la necesidad de reemplazarla antes de lo esperado.

La función de lavado rápido puede no ser eficaz para eliminar la suciedad más difícil o los olores persistentes en la ropa. Según varias pruebas realizadas por expertos en diferentes lavadoras muestran que el ciclo rápido solo es eficaz para prendas ligeramente sucias.

Las manchas más difíciles, como las de grasa o vino, no se eliminan correctamente en un ciclo tan corto, lo que obliga a realizar un segundo lavado, anulando cualquier ahorro de tiempo, energía o agua.

Este ciclo también puede afectar a los tejidos de la ropa. Las altas velocidades a las que opera la lavadora durante este ciclo pueden ser demasiado agresivas para telas delicadas, provocando un desgaste prematuro o incluso daños irreversibles en ciertas prendas.

A pesar de sus desventajas, el ciclo rápido puede ser útil en situaciones específicas. Si hay prendas poco sucias o solo se necesita refrescar algunas camisetas o toallas que no han sido usadas intensamente, esta función puede ofrecer una solución conveniente. Se recomienda usar esta opción con moderación y no como el ciclo de lavado principal.

Además, es importante ajustar la cantidad de detergente que se usa. Dado que el ciclo rápido utiliza menos agua, un exceso de jabón puede dejar residuos en la ropa, lo que no solo afecta la calidad del lavado, sino que también puede dañar el interior de la máquina.