La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha emitido una advertencia sobre la falta de un marco regulatorio global para la inteligencia artificial (IA), una tecnología cuyo impacto crece de manera exponencial en todo el mundo.
Según el informe publicado por el High Level Advisory Body on Artificial Intelligence (HLAB-AI), un órgano asesor de alto nivel en IA compuesto por 39 líderes de 33 países, solo siete naciones están plenamente comprometidas con todas las iniciativas globales existentes para la regulación de la IA, mientras que 118 países están ausentes de estos esfuerzos.
El informe, titulado “Gobernar la IA para la humanidad”, se presentó el pasado jueves y destaca la necesidad urgente de establecer una arquitectura global cooperativa e inclusiva para el desarrollo y la regulación de la IA.
Por qué es necesario regular la inteligencia artificial a nivel global
En este contexto, el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó que la IA tiene el potencial de superar tecnologías tradicionales y proporcionar beneficios directos a las poblaciones más vulnerables, especialmente en las economías en desarrollo.
Sin embargo, advirtió sobre los riesgos de su uso malintencionado, que podría socavar la confianza en las instituciones, debilitar la cohesión social y, en última instancia, amenazar los principios democráticos.
Qué países tienen intención de regular la inteligencia artificial
El informe del HLAB-AI revela que, a pesar del rápido avance de la inteligencia artificial, la comunidad internacional no ha sido capaz de crear un marco regulatorio adecuado que guíe su desarrollo de manera inclusiva y responsable.
Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos son las únicas naciones que participan plenamente en todas las iniciativas regulatorias y cooperativas.
Esta situación es particularmente alarmante, porque la falta de compromiso por parte de 118 países, muchos de ellos en el Sur Global, podría generar una enorme brecha tecnológica y de desarrollo, dejando a millones de personas sin acceso a los beneficios de la IA.
Qué pasa si la inteligencia artificial no está regulada
El órgano asesor señala que el desarrollo descontrolado de la IA sin marcos regulatorios podría resultar en un uso inadecuado de la tecnología.
Esto incluye la potencial manipulación de datos, la creación de sistemas de vigilancia masiva, o la implementación de IA en sectores críticos como la salud, sin contar con las salvaguardias necesarias.
El informe es claro al indicar que, sin una gobernanza inclusiva y global, los beneficios de la IA podrían concentrarse en unas pocas multinacionales y potencias tecnológicas, mientras que los riesgos se expanden a nivel mundial.
Cuáles son las medidas para una mejor globalización de la IA
Para enfrentar estos desafíos, el HLAB-AI ha propuesto siete medidas fundamentales, cuyo objetivo es garantizar que el desarrollo de la IA se realice de manera inclusiva, responsable y en beneficio de toda la humanidad:
- Panel científico internacional: La creación de un grupo de expertos que proporcione información objetiva sobre los avances y riesgos de la IA.
- Diálogo político: Fomentar la cooperación entre gobiernos, empresas y sociedad civil a nivel internacional.
- IA internacional: Asegurar la interoperabilidad de los sistemas de IA a nivel mundial. Esto permitirá que los avances en IA sean accesibles a todos los países.
- Beneficios comunes: Promover el acceso equitativo a los beneficios de la IA para todos los países, especialmente aquellos en desarrollo.
- Fondo mundial: Establecer un fondo global para financiar proyectos de investigación y desarrollo en IA, garantizando que las naciones en desarrollo puedan participar en la creación y uso de estas tecnologías.
- Marco mundial de datos: Crear un conjunto de normas claras y coherentes para la gestión de datos, uno de los principales recursos que alimentan los sistemas de IA.
- Agencia de la IA: La creación de una agencia especializada dentro de la ONU que coordine la implementación de estas medidas a nivel global.
Asimismo, el informe del HLAB-AI deja claro que la falta de un marco global regulatorio no es solo una cuestión técnica o de política económica, sino un desafío ético que podría tener repercusiones profundas en los derechos humanos y la estabilidad social.