La nueva estafa en WhatsApp que promete dinero a cambio de ‘likes’ en videos de YouTube

Los ciberdelincuentes hablan desde números extranjeros y en chats controlados or bots

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Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo)
Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo)

Las falsas ofertas de trabajo abundan en WhatsApp y otras plataformas, siempre motivando a los usuarios a ganar dinero fácil con pocas horas de empleo. Una de esas estafas es una que promete un pago por ingresar a videos en YouTube y darles like. Algo fácil, rápido de entender y aparentemente rentable. Pero hay que tener cuidado.

Detrás de estas oferta de trabajo se esconde un tipo de engaño que busca robar datos personales y financieros de los usuarios, ganando una confianza al entregar un primer algo real que luego solo es un anzuelo para una estafa de mayores dimensiones.

Cómo funciona esta estafa en WhatsApp

El esquema comienza de manera simple: un mensaje de WhatsApp de un número desconocido, a menudo con prefijo internacional, llega al dispositivo de la víctima. El mensaje inicial suele ser un saludo genérico, como “Hola”, que al ser respondido da pie a la introducción de una oferta de trabajo en línea.

En este caso, se propone pagar al usuario entre 3 y 5 euros o dólares por cada ‘like’ que dé a videos de YouTube. Las cantidades pueden variar, pero siempre son lo suficientemente atractivas como para captar la atención de quienes buscan una forma de generar ingresos desde casa.

Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic)
Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic)

La promesa parece sencilla y tentadora: solo dar ‘me gusta’ a videos y enviar una captura de pantalla como prueba, para luego recibir la compensación económica. Algunos mensajes incluso llegan a prometer entre 40 y 500 euros o dólares diarios por este tipo de actividades, haciendo que la oferta parezca una oportunidad única y lucrativa. Sin embargo, la realidad es que todo es parte de una trampa bien orquestada.

El aspecto más engañoso de esta estafa radica en las promesas de ganancias rápidas y sin esfuerzo. Los estafadores se presentan como intermediarios de empresas ficticias o, en algunos casos, utilizan nombres de compañías legítimas para ganar credibilidad. Esta táctica de suplantación de identidad, conocida en términos de ciberseguridad como phishing, es crucial para engañar a las víctimas, haciéndolas creer que están tratando con entidades confiables.

A medida que el intercambio avanza, se pueden presentar diferentes solicitudes a la víctima. En algunos casos, se pide un pequeño pago inicial como “garantía” antes de proceder con la supuesta remuneración. En otros, se solicita información personal bajo el pretexto de verificar la identidad del usuario o de configurar un método de pago. Lo que parece ser un paso simple en el proceso es, en realidad, un método para obtener datos sensibles que luego pueden ser utilizados para cometer fraudes más graves.

Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. 
 (Imagen Ilustrativa Infobae)
Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Qué buscan los ciberdelincuentes en este tipo de estafas

El verdadero peligro de esta estafa no es perder tiempo haciendo algo que no va a generar ganancias. Una vez que los estafadores han capturado la atención y la confianza de la víctima, el esquema avanza hacia fases más dañinas.

Una táctica común es dirigir a las víctimas a un sitio web fraudulento, diseñado para recolectar sus datos bancarios con la excusa de procesar los pagos. Aunque inicialmente pueden realizar pequeños pagos para ganar la confianza de la víctima, el objetivo final es acceder a información personal y financiera valiosa.

En algunos casos, los estafadores instalan malware en los dispositivos de las víctimas, lo que les permite monitorear sus actividades, robar contraseñas y datos bancarios, e incluso tomar control total del dispositivo. Esta fase del fraude puede tener consecuencias devastadoras para la víctima, que podría enfrentar desde el robo de identidad hasta la pérdida de acceso a sus cuentas bancarias.

Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración)
Los atacantes entregan una primera ganancia, pero después se encargan de robar datos personales y financieros de los usuarios. (REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración)

Cómo prevenir caer en estas estafas

La mejor defensa contra este tipo de estafas es la prevención y la conciencia. Aquí hay algunas recomendaciones clave para evitar caer en este tipo de engaños:

  • Las promesas de grandes ganancias por tareas simples suelen ser una señal de advertencia. Antes de involucrarte en cualquier actividad que involucre dinero, investiga a fondo la oferta y la entidad que la propone.
  • No respondas a mensajes de números desconocidos, especialmente si provienen de prefijos internacionales. Si recibes un mensaje sospechoso, lo mejor es ignorarlo y eliminarlo.
  • Nunca compartas información personal o financiera a través de aplicaciones de mensajería como WhatsApp, a menos que estés absolutamente seguro de la identidad del destinatario.
  • Instala software de seguridad en tus dispositivos: Mantén actualizados tus programas antivirus y de seguridad para protegerte contra posibles ataques de malware.
  • Si sospechas que has sido blanco de un intento de estafa, repórtalo a las autoridades competentes y a la plataforma a través de la cual te contactaron.
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