Con la llegada del verano en diferentes partes del mundo, el calor se convierte en una constante en muchos hogares y oficinas. Ante esta situación, el aire acondicionado se vuelve un aliado indispensable para mantener una temperatura agradable y soportable.
Sin embargo, su uso inadecuado puede conllevar no solo un incremento en la factura de electricidad, sino también un desperdicio significativo de energía. Uno de los errores más comunes y menos comprendidos es la activación del modo seco o “dry”, en lugar del modo frío que es más eficiente para combatir las altas temperaturas.
A continuación, presentamos las razones por las cuales se debe evitar esta función en el aire acondicionado, y cómo optimizar el uso de este electrodoméstico.
Por qué evitar esta función en el aire acondicionado
El modo seco, como su nombre indica, está diseñado para reducir la humedad del aire en el ambiente. Esto se logra haciendo que el aire acondicionado funcione a una velocidad más baja, permitiendo que el aire pase más lentamente a través de las bobinas frías, lo que provoca la condensación de la humedad.
Este modo es particularmente útil en climas húmedos o después de una tormenta, cuando la humedad relativa es alta, pero la temperatura no necesariamente es insoportable.
No obstante, muchas personas activan este modo durante el verano con la esperanza de refrescar su hogar, sin darse cuenta de que no es eficaz para reducir la temperatura.
Al limitarse a disminuir la humedad, el modo seco no ofrece el alivio necesario durante los días de calor intenso. De hecho, su uso en estas condiciones puede ser contraproducente, porque el aire acondicionado continuará consumiendo energía sin proporcionar el frescor deseado, lo que se traduce en un consumo innecesario y un aumento en la factura eléctrica.
Cómo incrementa el consumo de energía del aire acondicionado
El uso ineficiente del aire acondicionado no es solo una cuestión de comodidad, sino también de sostenibilidad y economía. Cuando se utiliza el modo seco en lugar del modo frío durante las olas de calor, se desperdicia energía valiosa.
Este error, común en muchas personas, lleva a un incremento en el consumo de electricidad que, a largo plazo, no solo afecta al bolsillo de los usuarios, sino además, al medio ambiente.
Del mismo modo, la eficiencia del aire acondicionado se ve comprometida. Los aparatos están diseñados para funcionar de manera óptima en condiciones específicas, y forzarlos a operar en modos no diseñados para reducir la temperatura puede causar desgaste adicional.
Esto podría resultar en un mantenimiento más frecuente y, eventualmente, en la necesidad de reemplazar el dispositivo antes de lo esperado.
Cómo usar correctamente el aire acondicionado
Para garantizar un uso eficiente del aire acondicionado y evitar el incremento innecesario en la factura de electricidad, es fundamental seguir algunas recomendaciones clave. Es importante optar por el modo frío cuando se busca enfriar el ambiente. Está diseñado para reducir la temperatura de manera eficiente, utilizando la energía de manera óptima.
Asimismo, es recomendable ajustar el termostato a una temperatura adecuada, generalmente entre 24 y 26 grados Celsius. Mantener el aire acondicionado a una temperatura muy baja no solo incrementa el consumo energético, sino que también, puede crear un ambiente incómodo y poco saludable, además de forzar el equipo a trabajar más de lo necesario.
Otra práctica importante es evitar el uso continuo del aire acondicionado. Darle un descanso al dispositivo no solo contribuye al ahorro energético, sino que también prolonga la vida útil del aparato.
Durante el tiempo de sueño se puede programar el aire acondicionado para que se apague automáticamente después de unas horas, o utilizar ventiladores como complemento para mantener el aire en circulación.