Cómo los abogados deben usar la Inteligencia Artificial, aunque su criterio y experiencia sigue siendo importante

La creciente popularidad de la inteligencia artificial ha transformado diversos campos laborales, incluido el sector legal. Los abogados, por ejemplo, pueden beneficiarse de esta tecnología al utilizar herramientas que aceleren su trabajo.

En el ámbito jurídico, la inteligencia artificial se emplea comúnmente para automatizar la lectura y análisis de contratos, redactar documentos legales, seleccionar material relevante para casos específicos, gestionar riesgos legales, elaborar informes y resolver problemas jurídicos. Estas aplicaciones ayudan a los profesionales del derecho a optimizar su eficiencia y mejorar la precisión en sus tareas diarias.

Sin embargo, la IA no reemplaza el razonamiento humano y más en el contexto jurídico. “La interpretación y aplicación normativa debe continuar en cabeza del juez, así como la valoración probatoria y la toma de decisión en el fallo”, sostiene un artículo de la Universidad Externado de Colombia.

El uso de la inteligencia artificial en este campo debe centrarse en la gestión, administración y análisis de información. “La IA descongestiona la administración de justicia”, destaca el artículo.

En el ámbito jurídico, las herramientas de inteligencia artificial tienen el potencial de apoyar el trabajo de los abogados.

Según la UNESCO, tribunales, servicios de fiscalía y otros organismos judiciales en todo el mundo usan la IA. Por ejemplo, en el ámbito de la justicia penal, numerosos sistemas judiciales globales ya emplean IA para asistir en investigaciones y automatizar procesos de toma de decisiones.

Según un artículo de opinión publicado en el medio especializado Ámbito Jurídico, la inteligencia artificial puede ser utilizada en la investigación legal para proporcionar análisis detallados de casos relevantes, identificar similitudes y diferencias, y presentar argumentos y contraargumentos. Esto permite tanto a abogados como jueces llegar a un razonamiento legal más eficiente para abordar problemas específicos.

Aunque la inteligencia artificial asiste a los abogados, no sustituye su criterio ni su ética profesional. La inteligencia artificial se encarga de tareas pesadas, como la recopilación y procesamiento de datos del expediente, el cálculo de probabilidades, la elaboración de propuestas de valoración y la evaluación de la doctrina aplicable al caso, explica la Universidad Externado de Colombia.

Gracias a este análisis automatizado, el juez y su equipo pueden ahorrar tiempo en las fases más exigentes de la toma de decisiones, como la recopilación y el análisis de datos. Sin embargo, la IA no reemplaza el componente más crucial del fallo: la decisión final y el razonamiento jurídico.

“La IA lejos de ser una enemiga de la justicia, puede ser una aliada para su concreción”, afirma la institución colombiana mencionada.

Otro ejemplo de cómo la inteligencia artificial ha revolucionado el papel de los abogados es la creación de nuevas especializaciones en este campo.

Según el Instituto de Formación Continua IL3 de la Universidad de Barcelona, cuando una empresa contrata a un abogado especializado en IA, busca asesoría jurídica en áreas como propiedad intelectual, protección de datos y otras cuestiones relacionadas con los límites y el uso de la inteligencia artificial.

El mismo instituto señala que, en España, un abogado con experiencia en inteligencia artificial puede ganar entre 50.000 y 60.000 euros anuales.

Una de las principales responsabilidades de estos abogados es ofrecer asesoramiento legal en áreas como protección de datos y derechos de autor. Dado que la inteligencia artificial suele manejar grandes volúmenes de información personal y generar contenido, es crucial que su uso respete las normativas de privacidad y propiedad intelectual.

En situaciones donde los derechos fundamentales puedan estar en riesgo, un abogado especializado en IA está capacitado para defender los intereses de sus clientes. Esto abarca casos relacionados con la igualdad, la intimidad personal, la privacidad, la imagen y la dignidad humana.

Por ejemplo, OpenAI oferta un cargo relacionado con este tema ya que la vacante a ocupar es “especialista en cumplimiento de la normativa de seguridad infantil”. La compañía detrás de ChatGPT explica el puesto como:

“El equipo de Seguridad Infantil de OpenAI ayuda a garantizar que las tecnologías de OpenAI no se utilicen de forma indebida ni abusiva de formas que resulten perjudiciales para la población menor de edad.”