Invertir en un dispositivo tecnológico no solo implica usarlo y sacarle provecho, sino que saber cuidarlos es fundamental para garantizar que duren por años y que funcionen de la mejor manera posible. En el caso de los audífonos, hay muchas formas de uso que pueden desgastarlos y afectar la calidad del audio.
Si bien es imposible evitar que unos auriculares que tenemos puestos a diario se dañen, es importante tener en cuenta ciertos cuidados para reducir el impacto, no dañar sus componentes y que los tengamos útiles por mucho tiempo.
Recomendaciones para cuidar los audífonos
- Limpieza rutinaria
La limpieza regular de tus audífonos es crucial para mantener su rendimiento y prolongar su vida útil. La acumulación de suciedad, humedad y sudor puede dañar los componentes internos y afectar la calidad del sonido. Para evitar estos efectos, es recomendable limpiarlos aproximadamente una vez a la semana.
Para hacerlo, utiliza un paño sin pelusa ligeramente humedecido con alcohol isopropílico. Este método ayuda a evitar la acumulación dañina en las almohadillas y los controladores, previniendo que el audio pierda calidad y que los componentes internos se deterioren.
Es importante tener cuidado con el uso de alcohol isopropílico en el exterior de los dispositivos. Verifica con el fabricante si es seguro utilizar este tipo de limpiador en tus audífonos.
- Conocimiento de los puntos débiles de los dispositivos
Cada dispositivo tiene sus puntos débiles, y en los audífonos, estos suelen ser los cables, puntos de conexión, controladores, bandas para la cabeza y bisagras. Uno de los errores más comunes es desconectar los audífonos tirando del cable en lugar del enchufe. Esto puede desgastar el cable en el punto de conexión al conector, reduciendo la vida útil del dispositivo.
Además, asegúrate de usar los audífonos correctamente, colocándolos sobre ambas orejas y ajustando la banda para que se asiente de manera cómoda y segura sobre tu cabeza.
- Enrrollado correcto de los cables
Enrrollar los cables correctamente es fundamental para evitar daños. El primer principio es asegurarte de que el cable esté recto y sin nudos. Un cable con giros y vueltas puede desgastar el cableado interno, afectando la calidad de la conexión y del sonido.
Después de usar tus audífonos, pasa los dedos por el cable para enderezarlo. Si hay giros más serios, coloca un objeto pesado como un libro en un extremo y estíralo sobre una superficie plana, dejándolo así por 24-48 horas. Luego, forma un lazo alrededor de tres de tus dedos y pasa el extremo restante a través del lazo sin apretar demasiado, ya que esto puede desgastar el cable.
- Prevención y evitación de la humedad
La humedad es el enemigo número uno de los audífonos, ya que puede dañar el material de las almohadillas y corroer los circuitos y conexiones internas. Para evitar la exposición a altos niveles de humedad, que son aquellos superiores al 50%, compra paquetes de silica desecante y colócalos en el estuche o cajón donde guardas tus audífonos. Reemplaza estos paquetes cada seis a doce meses.
Si vives en una zona con mucha humedad, evita guardar tus dispositivos en áreas como el baño o la cocina. En caso de que los audífonos se mojen, sécalos inmediatamente con un paño y colócalos en un recipiente con paquetes de sílica para que se sequen al aire libre. No los seques bajo la luz solar directa ni uses fuentes de calor como secadores de cabello, ya que esto puede causar daños irreversibles.
- Bajar el volumen antes de encender
Antes de reproducir tu lista de reproducción favorita, asegúrate de bajar el volumen y aumentarlo gradualmente. Esto no solo te protege de sustos, sino que también evita forzar los controladores de los audífonos. Mantener el volumen unos cuantos niveles por debajo del máximo es otra buena práctica para evitar el desgaste innecesario de los altavoces.
- Uso de aplicaciones de ecualización para reducir los graves
Las frecuencias bajas ejercen más presión sobre los controladores que cualquier otra frecuencia. Para minimizar esta presión, ajusta los graves a través de una aplicación de ecualización (EQ). Puedes hacerlo directamente desde tu teléfono o mediante una aplicación de terceros como Wavelet.
Si tus audífonos no tienen un controlador de graves dedicado, es recomendable evitar las funciones de refuerzo de graves que ofrecen algunos teléfonos o servicios de streaming de música, ya que pueden disminuir la calidad del audio.