El Pentágono ha decidido seguir adelante con la modernización de sus misiles balísticos intercontinentales (ICBM) a pesar de las críticas sobre los costos y los riesgos para la población. Se dice que los silos (contenedores) que albergan estos ICBM se encuentran diseminados en una región conocida como la “esponja nuclear”, cubriendo áreas en Dakota del Norte, Montana, Colorado, Wyoming y Nebraska.
La iniciativa de modernización, que tiene un coste estimado por el Departamento de Defensa de 141 mil millones de dólares, podría representar en realidad una cifra mucho más alta. Estudios independientes sugieren que el monto total podría acercarse a los 315 mil millones de dólares. Según informan medios estadounidenses como Wired, el Pentágono planea usar esta enorme suma para construir una suerte de “máquina del Día del Juicio Final”, un arma que significaría el fin de la civilización humana si alguna vez se utilizara.
Los expertos coinciden en que la lógica detrás de mantener y modernizar estos misiles carece ya de sentido en el contexto geopolítico contemporáneo. La tríada nuclear de Estados Unidos —bombarderos estratégicos aéreos, submarinos furtivos basados en el mar y misiles basados en tierra— está diseñada para asegurar que al menos una parte del arsenal nuclear sobreviva a un primer ataque y pueda responder. No obstante, los ICBM terrestres son una reliquia de la Guerra Fría y, según muchos analistas, su mantenimiento y actualización no justifica ni los riesgos ni los costos astronómicos involucrados.
Qué dicen las Fuerzas Aéreas estadounidenses sobre la máquina del Juicio final
Las Fuerzas Aéreas estadounidenses por su parte, argumentan que los misiles Minuteman III, desplegados por primera vez en la década de 1960, deben ser reemplazados. El nuevo misil proyectado se llamará Sentinel y Northrop Grumman es la compañía encargada de su desarrollo. El plan contempla la compra de 634 misiles Sentinel y la modernización de 400 silos, además de otras 600 instalaciones adicionales; un proyecto cuya cifra podría ascender vertiginosamente un 81% más del valor anticipado en 2020 debido a descontrolados sobrecostos, según Wired.
La modernización de los ICBM ha generado un amplio debate, incluyendo cuestionamientos sobre los peligros para las vidas humanas y la utilidad práctica de estos misiles en el siglo XXI. Los legisladores y planificadores militares utilizan términos como “esponja nuclear” para referirse a las zonas rurales donde se encuentran los silos, implicando que estas regiones sirven de amortiguador en caso de un ataque nuclear. Sin embargo, algunos argumentan que esta política trata a los residentes de esas áreas como bajas aceptables.
Cuál es el coste humano ante un plan del “fin del mundo”
El coste humano y financiero de esta modernización es una preocupación fuerte en el debate público. Legisladores y analistas insisten en que los fondos podrían destinarse a otros proyectos de defensa con mayor eficacia preventiva y menor riesgo. La renovación de esta parte del arsenal nuclear parece estar más alineada con una estrategia de disuasión extendida que quizá no refleje las realidades actuales de la guerra moderna.
Una norma poco conocida del Congreso estadounidense también ha salido a la luz. Este reglamento, diseñado para controlar los costos de proyectos militares, ha sido utilizado para restringir rápidamente el financiamiento cuando los precios se salen de control. Tal regulación refleja la profunda preocupación dentro del mismo Pentágono y entre los legisladores respecto a la asignación responsable de recursos públicos.
La verdadera pregunta ante este panorama, que es de interés para muchos, es si los miles de millones de dólares destinados a estos misiles justifica el potencial riesgo. Especialmente, cuando se enfrentan otras amenazas más inmediatas y tecnológicamente avanzadas que podría abordar con mejores alternativas que estos anticuados ICBM.