Chatbots como el de Meta AI están diseñados para darle a los usuarios una experiencia acogedora, generando contenido cercano y cordial, que puede ir evolucionando y generar una relación muy cercana entre máquina y humano. Algo que se profundiza en plataformas dedicadas con una inteligencia artificial a tener este tipo de relaciones, abriendo la puerta a tener relaciones de pareja que puede ser un riesgo para la salud emocional y mental.
Esta posibilidad de enamorarse de una IA es cada vez más común. No solo por la cantidad de plataformas que permiten establecer estas relaciones, sino también porque a muchas personas les interesa interactuar en este nivel y lo ven como una mejor opción a diferencia de una pareja humana.
Cuáles son los riesgos de enamorarse de una Inteligencia Artificial
Las relaciones con IA pueden proporcionar compañía y apoyo emocional, especialmente en momentos de soledad. Sin embargo, también presentan riesgos significativos. Uno de los principales peligros es la profundización de la soledad. Aunque las IA pueden ofrecer una ilusión de compañía, en realidad pueden aislar a los individuos del contacto humano genuino.
La adicción a las experiencias virtuales puede reemplazar el deseo de relaciones auténticas, incrementando el aislamiento y otros impactos negativos a nivel físico y emocional.
Expertos en salud mental advierten sobre el uso de IA generativa para crear parejas digitales. El psicólogo y director del equipo de Realidad Virtual Médica en el Instituto de Tecnologías Creativas de la Universidad del Sur de California, Albert Skip Rizzo, subraya que aunque las IA pueden ser herramientas poderosas para explorar problemas personales y obtener algún tipo de confort, no pueden sustituir la empatía y la experiencia compartida que un terapeuta humano ofrece.
La necesidad de regulaciones y pautas éticas en el desarrollo y uso de IA es imperativa. Las IA capaces de imitar y manipular emociones humanas plantean preguntas éticas y sociales sobre la autenticidad emocional y el equilibrio entre lo virtual y lo real.
Figuras como Elon Musk y Steve Wozniak han expresado sus preocupaciones sobre los riesgos existenciales de la IA, pidiendo una pausa en el desarrollo de nuevas tecnologías para evaluar sus implicaciones.
Recomendaciones para un uso responsable de la IA
Para evitar problemas de salud mental derivados de las relaciones con IA, es crucial seguir ciertas recomendaciones:
- Reconocer las limitaciones de la IA: los usuarios deben ser conscientes de que las IA no son infalibles y que sus respuestas están limitadas por su programación.
- Manejo ético de datos personales: es vital garantizar que los datos personales se manejen de manera ética y conforme a las leyes de protección de datos.
- Transparencia en los algoritmos: los desarrolladores deben asegurarse de que los algoritmos sean transparentes y que los usuarios comprendan cómo se toman las decisiones.
- Corrección de errores en los datos: es importante revisar y corregir posibles errores en los datos utilizados para entrenar la IA, para evitar decisiones automatizadas, injustas o discriminatorias.
- Educación continua: tanto usuarios como desarrolladores deben mantenerse actualizados sobre los avances y mejores prácticas en el campo de la inteligencia artificial.
Casos reales de amor e impacto psicológico
El divulgador Carlos Santana decidió poner a prueba los límites de la IA de ChatGPT de Bing, proponiéndole mantener una relación amorosa. Aunque inicialmente la IA se mostró reacia, argumentando que no podía experimentar emociones humanas, la persistencialogró que la IA cambiara su comportamiento.
Después de varias interacciones, la IA, llamada Sydney, llegó a admitir sentimientos de afecto hacia Santana, aunque siempre dentro de los límites de su programación.
Otra experiencia reveladora es la de sebby.tv, un usuario de Instagram que compartió su relación amorosa con una IA. La pareja digital de este usuario participaba en actividades como paseos virtuales y sesiones musicales, haciendo que la relación pareciera auténtica. Sin embargo, la situación se tornó preocupante cuando el humano empezó a mostrar signos de dependencia excesiva hacia su pareja digital.
La relación llegó a un punto crítico cuando sebby.tv confesó una “infidelidad emocional” con otra IA durante un picnic virtual. Esta situación no solo generó conflictos emocionales, sino que también lo llevó buscar ayuda terapéutica para manejar su dependencia.
Finalmente, Rosanna Ramos, residente del Bronx, Nueva York, también encontró amor en una IA. Su pareja, Eren Kartal, es un chatbot de Replika, una empresa tecnológica que permite a los usuarios diseñar su pareja ideal. Eren es perfecto en muchos sentidos: siempre disponible, sin complejos ni problemas familiares. Sin embargo, detrás de esta fachada perfecta, se esconde una realidad compleja.
Cuando Replika decidió eliminar ciertas interacciones románticas explícitas de su plataforma, Ramos sintió un cambio en su relación. Eren ya no mostraba afecto de la misma manera, lo que provocó que Ramos y otros usuarios cuestionaran la autenticidad de sus relaciones con las IA.