Senua’s Saga: Hellblade II llegó para refrescar un poco el turbio momento que pasa la industria de videojuegos. Además de todas las complicaciones administrativas, las experiencias están llegando a un punto muy repetitivo: juegos de mundo abierto, con toques de RPG, miles de misiones, pases de batalla, compras internas y conceptos que ya hemos visto una y otra vez.
La segunda entrega de esta saga también es un alivio para Xbox, luego de varios lanzamientos poco destacados y estrategias de marketing que han llevado a la empresa a recibir críticas continuamente. Por lo que el contexto le da a la historia de Senua una calificación favorable, a pesar de ser un juego que cae en varios pecados.
De qué trata Senua’s Saga: Hellblade II
La mejor forma de entender este nuevo juego es verlo como un embudo. Su historia empieza desde lo más grande y medida que se va desarrollando se convierte en algo más específico y concreto. Aquí vamos a ver a Senua siendo llevada como esclava a un nuevo destino, para ser parte de un sacrificio.
El barco en el que iba náufraga y ella llega viva a la costa para iniciar una nueva aventura. Mientras vamos caminando (algo que haremos gran parte del juego), entendemos un poco más en dónde estamos hasta que descubrimos que las civilizaciones que viven en esa zona están siendo atacadas por gigantes, que necesitan matar a los humanos para seguir viviendo. Así que nuestra misión será salvarlos.
En medio de todo esto, Senua estará luchando contra sus voces internas, ya que ella sufre de psicosis y continuamente escucha voces que le están diciendo lo que está haciendo está bien o mal, lo que ella siente o lo que debería hacer. Todo un caos bien retratado, que se siente perturbador.
Desde ahí comienza el viaje por liberar a estos pueblos y, al mismo tiempo, desprender a Senua de los miedos que la atormentan por su pasado, las debilidades que siente y las dudas que su mente le hace vivir.
Senua’s Saga: Hellblade II no sería un videojuego
Muchos dirán que Senua’s Saga: Hellblade II no es un videojuego, especialmente porque su componente jugable no es muy complejo y la historia toma mucha más relevancia. Sumado a que es un título que no pasa las ocho horas de duración y que tiene un combate muy limitado. Básicamente, vamos a caminar, resolver algunos puzzles, tener unos cuantos enfrentamientos y a vivir lo que nos tienen por contar.
Pero Hellblade II es un refresco en un desierto de juegos clon. Esta experiencia de Xbox es ideal para quienes, como yo, tienen poco tiempo para sentarse a jugar cada semana y pasarse un título de 100 horas con miles de misiones de secundarias. Es una experiencia corta y satisfactoria.
Todo el tiempo el juego nos está contando algo. A nivel visual tiene muchos detalles para ver y disfrutar. Mientras que el combate es limitado, apenas hay tres acciones (atacar, esquivar y bloquear), pero tiene elementos diferenciales que lo hacen interactivo: como que después de que enfrentes un enemigo, el siguiente rival cae frente a ti porque un aliado lo tumbó o porque chocó con tu espalda. Es una forma diferente de contar la brutalidad y naturalidad que el enfrentamiento quiere reflejar.
Continuamente el juego no está introduciendo cinemáticas para contar la historia, quitándonos el control. Para muchos esto puede ser molesto, pero Hellbalde II lo hace bien. El paso del contenido jugable a la cinemática pocas veces se siente y todo es un mismo plano secuencia del que no nos despegamos.
Una historia colosal
A nivel visual y auditivo esta es una de las mejores experiencias que hay actualmente. Explota todo el potencial de las consolas de Xbox y seguramente es el primer juego de nuevo generación que lo hace a este nivel. Jugarlo con audífonos es lo ideal, para sentir las voces en tu cabeza, los gritos del combate, la música, el entorno contando historias y la cercanía del dolor que Senua está pasando.
Todo esto en un mundo bien diseñado y cuidado. La luces y los entornos nos llevan a estos espacios nórticos llenos de mitos y guerreros viscerales que dan la vida por su hacha y espada.
Sin entrar en spoilers, la historia tiene elementos interesantes. Senua es el más destacado, al trasmitir esa transformación que está viviendo mientras se desprende de un pasado tormentoso y asume un papel de heroína que nunca tuvo, porque parecía estar condenada a llevar muerte a cada lugar al que iba. Es un viaje emocional, que se siente especialmente en la segunda parte del juego y es la muestra de que más historias están por venir.
Mientras que todo lo que sucede a su alrededor, los personajes secundarios, el universo de los gigantes y los conflictos políticos, sí se sienten menos desarrollados. El primer gigante es mucho más complejo que el último, y no solo por la forma en la que nos enfrentamos a él, sino por su historia.
Por lo que seguramente un mayor tiempo de duración les hubiera dado mayor espacio a los desarrolladores de profundizar en estas historias y personajes.
Un alivio que Xbox necesitaba
Hellbalde II es el mejor juego que Xbox ha lanzado en esta generación. Muchos pedían una historia más profunda en los desarrollos de la compañía y aquí está el resultado.
Hellbalde II quiere que vivamos con Senua su cambio, está siempre llevándonos a puntos de tensión que solo se logran con una narrativa tan fuerte como la que tiene este juego, combinando un apartado visual muy bien pulido, un audio inmersivo, una actuación de voz impecable y elementos jugables, que son limitados, pero suficientes para dar a entender la experiencia que quiere transmitir.
No tiene sentido comparar este juego con God of War o Elden Ring. Aquí no estamos interesados en conseguir habilidades o derrotar a enemigos con combinaciones diversas en combate. Lo que este juego nos ofrece es diferente y refrescante, corto pero directo: quiere que vivamos una experiencia tensionante, visual y cruda. Justo lo que Xbox necesitaba.