Neuralink: Uno de sus cofundadores asegura que dejó la empresa por preocupaciones de seguridad

Neuralink es la compañía especializada en el desarrollo de interfaces cerebro-computadora de Elon Musk, la cual logró el implante exitoso de un chip neuronal a un paciente con parálisis que ahora puede controlar ordenadores con la mente. Sin embargo, el Dr. Benjamin Rapoport, cofundador de esta empresa, ha encendido una gran discusión tras asegurar que la dejó por preocupaciones de seguridad frente a estas tecnologías emergentes.

En una entrevista ofrecida al Wall Street Journal, Rapoport expresó su inquietud sobre los métodos invasivos empleados por la neurotecnología de Musk, contrastándolos con los enfoques menos intrusivos de Precision Neuroscience, la tecnológica que fundó luego de irse de Neuralink.

“Prácticamente, he dedicado toda mi vida profesional a llevar las interfaces neuronales del mundo de la ciencia al mundo de la medicina. Pero sentí que para pasar al mundo de la medicina y la tecnología, la seguridad es primordial”, señaló durante la conversación.

La filosofía que guía a Precision Neuroscience, según Rapoport, se centra en que “para un dispositivo médico, la seguridad a menudo implica una invasión mínima” De hecho, opta por “microelectrodos de superficie” que recubren la superficie del cerebro sin penetrarlo.

Este enfoque sugiere un menor riesgo de daño cerebral, una preocupación significativa con los métodos más invasivos que implican “penetrar el cerebro con pequeños electrodos en forma de aguja” para extraer datos ricos en información de este órgano vital, mencionó Rapoport.

Causa cierta cantidad de daño cuando es “reinsertado en el cerebro”, sosteniendo que es posible hacer este delicado procedimiento “sin dañarlo”.

Las críticas a Neuralink no son un fenómeno nuevo. A lo largo de los años, esta empresa ha enfrentado diversas controversias, incluidas acusaciones de trato cruel a animales en experimentos de investigación.

Según se informó en una denuncia presentada ante el Departamento de Agricultura de EE.UU., cerca de quince monos murieron entre 2017 y 2020 en una instalación de Neuralink, lo que levantó serias dudas sobre las prácticas éticas de la compañía.

A pesar de estas críticas, la fascinación por las posibilidades que ofrecen las interfaces cerebro-computadora continúa, evidenciado por recientes demostraciones de pacientes jugando videojuegos mediante el uso de tecnología Neuralink.

Las interfaces cerebro-computadora plantean un futuro donde el control de máquinas mediante el pensamiento podría convertirse en una realidad cotidiana.

Sin embargo, las declaraciones de Rapoport subrayan una discusión crucial sobre hasta qué punto la sociedad está dispuesta a aceptar riesgos potenciales por los beneficios de esta tecnología vanguardista.

Mientras que empresas como Synchron, Paradromics además de Neuralink y Precision Neuroscience exploran diversos enfoques, el debate sobre la invasividad contra la seguridad sigue abierto.

El caso de éxito más notable de la aplicación de la tecnología de interfaces cerebro-computadora es Nolan Arbaugh, un hombre que perdió la movilidad y el control muscular de su cuello hacia abajo debido a un accidente en buceo, pero qué gracias al implante del chip Telepathy, el cual le ha permitido manejar un ordenador, participar en videojuegos y escuchar música a través del pensamiento.

Este avance no solo apunta a mejorar la calidad de vida de personas con condiciones como la parálisis, sino que también busca tratar enfermedades neurodegenerativas y trastornos del movimiento como el Parkinson y la epilepsia.

El dispositivo, que se compone de más de 1.000 electrodos distribuidos en 64 hilos insertados en la corteza cerebral, facilita una comunicación directa entre el cerebro y las máquinas, permitiendo una interacción que antes se consideraba del dominio de la ciencia ficción. “Usar la Fuerza”, fue como Arbaugh describió su experiencia, en una clara alusión a la habilidad de manipular objetos con la mente, característica de los Jedis en Star Wars.

Gracias a Telepathy, Arbaugh ha podido retomar sus aficiones, como jugar ajedrez y sumergirse durante horas en el videojuego Civilization 6, cosas que antes del accidente formaban parte de su cotidianidad. Además, no solo se limita a juegos de estrategia, sino que también ahora puede disfrutar de videojuegos dinámicos como Mario Kart, sin la necesidad de controles físicos.