La inteligencia artificial emerge como una fuerza innovadora que transforma aspectos fundamentales de la vida humana. Sin embargo, entre los prodigios y promesas se teje una narrativa inquietante: la marginalización de los idiomas minoritarios en todo el mundo, dejando no solo este aspecto al borde de la extinción sino también, la pérdida de la diversidad cultural.
Varios especialistas han argumentado sobre este tema, y las consecuencias que traerá a sectores sociales que no son tenidos en cuenta en este desarrollo de la IA.
Por qué la IA está acabando con varios idiomas
Expertos como Bonaventure Dossou han iluminado casos alarmantes que revelan esta preocupante realidad. Ha argumentado en medios de comunicación, que en naciones como Benin, el idioma Fon, hablado por millones, es injustamente etiquetado como “ficticio” por los modelos de IA.
Este fenómeno arroja luz sobre una tendencia sistémica: las tecnologías de IA, en su carrera hacia el progreso, tienden a favorecer los idiomas dominantes, relegando a un segundo plano la riqueza lingüística y cultural que yace en los idiomas menos hablados.
A pesar de los esfuerzos por avanzar en la modelación de lenguas con pocos recursos, las limitaciones técnicas y la escasez de datos continúan siendo obstáculos significativos. Herramientas frecuentes como Google Translate apenas logran abarcar un fragmento minúsculo de los aproximadamente 7,000 idiomas que pueblan el planeta.
Esta “homogeneización lingüística”, provocada por la IA, no solo dificulta el acceso a estas tecnologías para los hablantes de idiomas menos comunes, sino que también plantea una amenaza existencial para la supervivencia misma de estas lenguas segregadas.
Qué se puede hacer para que esto no pase
En este panorama desafiante, surgen iniciativas como Masakhane, que buscan hacer frente a esta tendencia desarrollando tecnologías de IA más inclusivas. Estos esfuerzos son cruciales para conservar la diversidad lingüística y cultural en la era digital actual.
Masakhane y proyectos similares se convierten en referentes de esperanza, destacando la necesidad apremiante de equilibrar el avance tecnológico con la preservación de la identidad lingüística de las comunidades marginadas.
La misión de Masakhane es ambiciosa pero esencial: construir puentes entre los avances de la inteligencia artificial y las necesidades de las comunidades lingüísticas minoritarias.
Al hacerlo, no solo están abriendo las puertas a la inclusión digital para millones de personas que hablan idiomas olvidados por la corriente principal, sino que también están protegiendo un tesoro invaluable: la diversidad lingüística que enriquece y define la humanidad.
Cómo contrarrestar la influencia negativa de la IA en los idiomas
Para lograr este objetivo, se requiere un esfuerzo colectivo a nivel global. Gobiernos, empresas, académicos y activistas deben unir fuerzas para garantizar que ningún idioma sea dejado atrás en el laberinto de la IA.
Esto implica no solo invertir en investigación y desarrollo de tecnologías lingüísticas inclusivas, sino también en la recopilación y preservación de datos lingüísticos, especialmente de aquellos idiomas que corren el riesgo de desaparecer en la escena digital.
La batalla por la diversidad lingüística no es solo una cuestión de justicia, sino también de supervivencia cultural. Los idiomas no son simplemente herramientas de comunicación; son portadores de historias, conocimientos y perspectivas únicas sobre el mundo. Perder un idioma es perder una parte de la herencia como especie.
¿Es posible una unión entre la IA y la diversidad de idiomas?
Varios expertos subrayan que es hora de que la revolución de la inteligencia artificial abrace verdaderamente la diversidad lingüística como un valor fundamental.
Solo entonces así se podrá asegurar que el progreso tecnológico no vaya en detrimento de la humanidad, sino que, por el contrario, la enriquezca y celebre en toda su magnificencia y complejidad.
Añaden que, en este viaje hacia el futuro, no se podría permitir dejar atrás a ninguna expresión. La diversidad lingüística es desde la creación de la humanidad, un tesoro compartido, y se debe proteger con determinación y solidaridad.