Steve Jobs, el fundador de Apple, era conocido por ser meticuloso y perfeccionista tanto en su vida profesional como personal, y su larga búsqueda por la lavadora perfecta es un ejemplo emblemático de este enfoque.
De hecho, fueron dos semanas las que el empresario se tomó para elegir el electrodoméstico ideal para su hogar. Para Jobs no se trataba simplemente de adquirir un electrodoméstico eficiente, sino de encontrar uno que cumpliera con una serie de criterios específicos que reflejaban su filosofía de trabajo.
El mítico líder tecnológico no solo buscaba una máquina que limpiara la ropa de manera eficaz, sino que también fuera duradera, eficiente en el uso de energía y agua, y respetuosa con el tejido de la ropa.
Cuál fue la lavadora que eligió Jobs
En 1996, Jobs reveló en una entrevista para la revista Wired que optó por una lavadora europea debido a su eficiencia y cuidado de la ropa. El magnate optó por una máquina Miele, una marca alemana, reconocida por su durabilidad, calidad y diseño avanzado, incluso para los estándares de los años 90.
De hecho, la principal razón detrás de su preferencia fue el significativo ahorro de agua que ofrecían estos modelos, usando solo una cuarta parte del agua que necesitan otros productos similares para un ciclo de lavado, el cual era especialmente suave con la ropa, algo importante para Jobs quien valoraba la preservación de la calidad de los tejidos a lo largo del tiempo.
Este visionario creía en la importancia de que los objetos cotidianos no solo cumplieran su función de manera eficiente, sino que también fueran diseñados pensando en su impacto a largo plazo tanto en los usuarios como en el medio ambiente.
Un enfoque en la eficiencia y el cuidado del medio ambiente que era inusual en la década de 1990, una época en la que los programas ecológicos y la preocupación por un menor consumo no eran tan comunes.
La elección final de una lavadora Miele por parte de Jobs también estuvo marcada por la construcción robusta, capaz de durar décadas de estos aparatos, que aún siguen siendo muy valorados por los usuarios. En su momento, el mismo empresario comentó que estos “lo emocionaron más que cualquier otro producto de alta tecnología en años”.
Por qué la preferencia de Jobs a los electrodomésticos europeos
Steve Jobs tenía una preferencia marcada por los electrodomésticos europeos debido a varias razones clave que resonaban profundamente con sus propios valores de diseño, eficiencia y sostenibilidad.
En primer lugar, Jobs admiraba el diseño minimalista y funcional de los productos europeos. Esta atracción no solo se basaba en la estética superficial, sino en cómo el diseño se integraba con la funcionalidad del producto para crear una experiencia de usuario superior.
Los productos europeos, especialmente los alemanes y los italianos, destacaban en este aspecto, alineándose con su filosofía de que el buen diseño abarca tanto la forma como la función.
Otro factor importante era la eficiencia y la sostenibilidad. Jobs era consciente de la importancia del cuidado del medio ambiente y la eficiencia en el uso de recursos.
Los electrodomésticos europeos, en general, tienen estándares más estrictos en cuanto a consumo de energía y agua, en comparación con sus contrapartes estadounidenses. Esta eficiencia no se lograba a expensas del rendimiento, sino que era el resultado de una ingeniería avanzada y un diseño innovador, aspectos que Jobs valoraba enormemente.
La durabilidad y la calidad de construcción también jugaban un papel crucial en su preferencia. Jobs creía en el concepto de comprar menos, pero de mayor calidad, una idea que se reflejaba en su elección de electrodomésticos. Prefería invertir en productos que, aunque fueran más costosos inicialmente, ofrecieran una vida útil más larga y un mejor rendimiento a lo largo del tiempo.