En la vida cotidiana, el uso del microondas se ha vuelto una práctica común para calentar alimentos de manera rápida y eficiente. Sin embargo, no todos los materiales son seguros para ser utilizados dentro de este electrodoméstico.
La elección incorrecta podría no solo dañar el microondas, sino también representar un riesgo para la salud de los usuarios e incluso, ocasionar incendios.
¿Qué no meter al microondas?
Uno de los materiales más peligrosos para introducir en el microondas es el aluminio. Esto incluye moldes, recipientes de comida para llevar y, especialmente, el papel de aluminio utilizado comúnmente para envolver alimentos.
La principal razón es que el aluminio puede fundirse y provocar daños graves en el microondas, llegando incluso a causar cortocircuitos en el sistema eléctrico del hogar.
Alternativamente, se recomienda el uso de moldes de vidrio o silicona que sean específicamente aptos para microondas. Cabe destacar que, bajo ninguna circunstancia, el papel de aluminio o de estraza deben ser introducidos en el microondas, ya que podrían incendiarse.
Además del aluminio, es importante prestar atención a los envases de vidrio o cristal. A pesar de ser materiales comúnmente usados en la cocina, copas, tazas y vasos fabricados con vidrio o cristal no son recomendados para el uso en el microondas, a menos que se especifique lo contrario.
Esto se debe a la densidad y el espesor del vidrio, siendo los de menor grosor más susceptibles a estallar bajo el calor generado por el aparato.
Para tareas como la repostería o la cocina en general, se aconseja emplear recipientes de vidrio aptos para microondas, los cuales suelen tener un grosor considerable y están diseñados para soportar las temperaturas internas del electrodoméstico.
Otro grupo de materiales que debe evitarse son los metálicos, incluyendo ollas, cazuelas y cualquier elemento decorativo con pinturas metalizadas o cromados. La razón es simple: el metal es un conductor de electricidad, lo cual puede generar chispas y, en el peor de los casos, incendios dentro del microondas.
Por último, es fundamental hablar de los envases de plástico. Solo aquellos objetos de plástico o silicona que indiquen explícitamente su compatibilidad con el microondas deberían utilizarse.
Se desaconseja calentar alimentos en envases de plástico de baja calidad, como los de comida precocinada, ya que podrían fundirse y liberar toxinas nocivas para la salud.
En caso de duda, se sugiere trasladar la comida a un recipiente de plástico resistente, cerámica o vidrio, evitando especialmente aquellos con logos o pintura metalizada debido al riesgo adicional que representan.
Conocer y aplicar estas precauciones no solamente protegerá el microondas de posibles daños, también contribuirá a la seguridad y el bienestar de los usuarios, evitando accidentes domésticos y la contaminación de los alimentos.
Es responsabilidad de todos asegurarse de que los materiales introducidos en el microondas sean los adecuados, garantizando así una experiencia culinaria segura y placentera.
¿Cómo limpiar un microondas?
Para limpiar un microondas de manera eficaz y segura, se pueden seguir unos sencillos pasos. Primero, se prepara una mezcla de agua y vinagre en partes iguales y se coloca en un recipiente apto para microondas.
Luego, se calienta la mezcla en el microondas durante aproximadamente dos minutos o hasta que el líquido comience a hervir y el vapor generado ablande los residuos y la suciedad.
Una vez que el proceso ha finalizado, se deja reposar el recipiente dentro del microondas durante unos minutos para que el vapor continúe actuando.
Después, con cuidado para evitar quemaduras, se retira el recipiente y se procede a limpiar el interior del microondas con un paño suave o una esponja, prestando especial atención a las áreas más sucias o con restos de comida pegada.
Para la limpieza de la puerta y el exterior del microondas, se utiliza un paño humedecido en agua jabonosa, cuidando de escurrirlo bien para evitar el exceso de humedad. Finalmente, tanto el interior como el exterior del microondas se secan con un paño seco o una toalla de papel.