La extorsión de este tipo por motivación financiera, según define el FBI, ocurre cuando depredadores se hacen pasar por otra persona en línea para forzar a sus víctimas a producir y enviar material explícito.
Tras obtenerlo, exigen pagos bajo la amenaza de divulgar las imágenes o videos entre familiares y amigos de la víctima.
Este delito pone en alerta a padres, educadores, cuidadores y a los jóvenes, subrayando la importancia de conocer las prácticas para una navegación segura en internet, reconocer los riesgos, detectar señales de advertencia y saber cómo proceder ante la sospecha o confirmación de ser víctima.
Cabe resaltar que los victimarios, suelen estar ubicados fuera de Estados Unidos, principalmente en países de África occidental (como Nigeria y Costa de Marfil) o países del sudeste asiático (como Filipinas), apunta FBI.
¿Quiénes suelen ser las víctimas?
De acuerdo con el FBI, el perfil habitual de las víctimas por motivos financieros incluye principalmente a hombres jóvenes de entre 14 y 17 años, aunque se enfatiza que cualquier niño es susceptible a convertirse en objetivo de estos depredadores.
La agencia ha señalado un preocupante aumento en el número de suicidios entre estos jóvenes victimizados, lo cual resalta la seriedad del problema. Las emociones comunes entre las víctimas son la soledad, la vergüenza y el miedo a buscar ayuda.
No obstante, es vital que quienes sufren esta situación comprendan que no están solos y se animen a pedir apoyo a un adulto de confianza.
¿Cómo saber si mi hijo es víctima de extorsión?
Saber si un hijo es víctima de extorsión implica estar atento a una serie de señales y cambios en su comportamiento, ya que muchas veces, por miedo o vergüenza, pueden no compartir directamente lo que están viviendo. Algunos indicadores a considerar incluyen:
- Cambios repentinos en el comportamiento: Esto puede manifestarse como retiro social, cambios en los hábitos de sueño, aumento de la ansiedad, o una aparente tristeza persistente.
- Uso inusual de dispositivos electrónicos: Pueden empezar a utilizar sus dispositivos con mucha más privacidad de lo habitual, cambiar frecuentemente de contraseñas o parecer nerviosos cuando reciben notificaciones.
- Disminución del rendimiento académico: Puede haber una notable caída en las calificaciones o en la participación en actividades escolares debido al estrés y la distracción.
- Comentarios vagos sobre problemas online o miedo a estar en línea: Podrían hacer comentarios que sugieran que están enfrentando problemas en internet pero sin entrar en detalles.
- Solicitudes de dinero o preocupaciones financieras inusuales: Si de repente parece que necesitan dinero urgentemente pero no pueden explicar claramente por qué, podría ser una señal de alarma.
¿Qué pasa si el niño aún no ha enviado contenido explícito?
El FBI advierte sobre una inquietante táctica empleada por los depredadores online, incluso en casos donde el niño no ha enviado material explícito al victimario. Estos depredadores, en su empeño por extorsionar, pueden llegar a fabricar dicho contenido.
La estrategia consiste en manipular al menor para que participe en videollamadas o envíe una fotografía de su rostro. Posteriormente, a través del uso de software de edición avanzado, los victimarios fusionan dicha imagen con material explícito encontrado en la red, creando contenido comprometedor ficticio.
Este acto malintencionado busca presionar al niño para obtener favores, dinero o más imágenes, bajo la amenaza de divulgar el material fabricado entre familiares, amigos o en plataformas públicas.
Esta situación resalta la importancia de educar a los menores sobre los riesgos en línea y fomentar un ambiente donde se sientan seguros para hablar sobre sus experiencias en internet. Reconocer y actuar ante las primeras señales de manipulación es esencial para protegerlos de potenciales abusos.