Concentrarse en lo realmente importante es uno de los mantras que conducen al éxito y de hecho, es la piedra angular del principio del 30% que aplicó el mítico Steve Jobs al regresar a Apple en los años noventa, época en la que la compañía de la manzana mordida atravesaba una de sus peores crisis.
En la actualidad, con dispositivos tan exitosos como los iPhone, es difícil creer que la empresa que Jobs fundó en un garaje junto a Steve Wozniak, estuviera a punto de desaparecer. Pero lo cierto es que las personas que se habían quedado al mando tras la salida del empresario en 1985, habían perdido el enfoque en lo que realmente importaba y sufrían de una grave falta de dirección.
Recordemos que además de ser un visionario en el mundo de la tecnología, el magnate también fue un genio de los negocios y sabía perfectamente que la empresa con sede en Cupertino necesitaba centrarse en lo que hacía mejor y para esto adoptó una fórmula que significó reducir productos del catálogo y centrarse en los dispositivos más innovadores, así como crear nuevas necesidades para las personas.
Cuáles son los principios de fórmula<b> </b>del 30%
Este principio no se limita únicamente al desarrollo de productos y puede reflejar una filosofía más amplia aplicable a diversos aspectos de la vida y la gestión empresarial, especialmente para establecer prioridades y concentrar todos los esfuerzos en las tareas de valor.
Asimismo, la regla enfatiza la importancia de simplificar y concentrar esfuerzos en lo esencial, una idea que Jobs admiraba y observaba en la obra de Pablo Picasso. Y aunque esta aproximación implica realizar sacrificios y abandonar ideas potencialmente buenas, se logró imponer como un método eficaz para potenciar la creatividad y la eficiencia.
Incluso la aplicación de la fórmula aseguró que Apple pudiera anticiparse a las necesidades del mercado y destacarse en un entorno competitivo cada vez más acelerado.
En una entrevista realizada el 2 de octubre de 1997, para CNBC, Jobs explicó cómo aproximadamente el 30% de los proyectos en desarrollo en Apple poseían un gran potencial, lo cual justificaba una mayor inversión de recursos en estos. Mientras que el otro 70% solamente eran buenas ideas o cosas que realmente no se necesitaban hacer.
Cómo una crisis llevó a la regla del 30%
La salida de Steve Jobs de Apple en 1985 coincidió con la presentación de Windows por parte Bill Gates, que ponía a Microsoft en lo más alto mientras su gran competidor se empezaba a debilitar, con grandes fracasos como lo fue el ordenador Lisa.
De hecho, tras la partida de Jobs, la manzana mordida empezó a enfrentar grandes desafíos internos y una dirección incierta, mientras Microsoft cerró un acuerdo con IBM que lo posiciono como la empresa líder en el arranque de los años noventa.
Cuando el empresario regreso en 1997, encontró una compañía en una situación desesperada debido a que estaba luchando para competir con las compañías que se estaban haciendo de un hueco en el mundo de la tecnología, con una línea de productos demasiado extensa y fragmentada.
La estrategia de Jobs para contrarrestar la situación adversa fue aplicar la regla del 30% como un enfoque centrado intensamente en los proyectos más prometedores y en el descarte de aquellos que, a pesar de ser buenos, no se alineaban con los objetivos centrales de la empresa.
Cómo la formula se sigue aplicando en Apple
La compañía de la manzana mordida es reconocida por la revisión minuciosa de todas sus líneas de producto con el objetivo de que sean excepcionales en términos de calidad e innovación. Esto sin importar que a veces la compañía no sea la primera en mostrar un avance determinado.
Y en el caso de Apple la regla del 30% sirve para encontrar la esencia de las cosas, perfilar los puntos fuertes y anticipar las necesidades antes de que se hagan evidentes. Esto ha quedado demostrado con las recientes Apple Vision Pro, que solo salieron al mercado tras varios años de desarrollo e integración de novedosos avances en cuanto a visores de realidad virtual.
Otro ejemplo a la inversa es la suspensión del proyecto para crear Apple Car, el vehículo eléctrico que por años estuvo en proceso, pero que siempre generó polémica debido a que se alejaba considerablemente del segmento de dispositivos y servicios en el que usualmente opera la empresa actualmente liderada por Tim Cook.