En la era digital actual, a veces se argumenta que la papelera se está quedando obsoleta con el avance de la tecnología; sin embargo, electrodomésticos como las impresoras mantienen su relevancia en hogares y oficinas. Por ello, es crucial cuando se decide una compra, junto con el precio u otros aspectos se debe revisar el impacto energético de estos aparatos que son indispensables para una multitud de tareas diarias.
Estos dispositivos son empleados desde la impresión de documentos importantes hasta proyectos creativos hasta para trabajos del colegio o de la universidad aunque cada vez ha disminuido su incidencia en diversos campos de acción, siendo reemplazado por el espacio digital.
A continuación, presentamos un análisis sobre el consumo eléctrico de las impresoras, y su eficiencia energética según el tipo, incluidas las impresoras láser, de inyección de tinta y 3D.
Qué tipo de impresora elegir para ahorrar energía en el hogar
Las impresoras láser son ampliamente utilizadas en entornos profesionales debido a su capacidad para producir grandes volúmenes de impresiones en poco tiempo.
Estos dispositivos pueden consumir entre 300 y 600 vatios (W) de energía, dependiendo de si están activamente imprimiendo o si se encuentran en modos de espera o hibernación. Este nivel de consumo se debe principalmente al fusor, un elemento que calienta el tóner para adherirlo al papel.
En contraste a la anterior, las impresoras de inyección de tinta son más frecuentes en el ámbito doméstico, debido a que ofrecen un costo operativo más bajo y velocidades de impresión menores en comparación con las láser.
Su eficiencia energética es notablemente superior, gracias a la eliminación del fusor. Un modelo específico de impresora de inyección de tinta de Brother, por ejemplo, consume aproximadamente 29 W durante la impresión, y su empleo de energía disminuye sustancialmente en modos de espera o reposo.
Del mismo modo, las impresoras 3D, presentan un escenario más complejo en cuanto a la evaluación de su consumo energético. Factores como la temperatura de funcionamiento, la eficiencia del aislamiento térmico y el tiempo de funcionamiento continuo son variables para determinar su impacto energético.
Las personas también pueden hacer uso de herramientas específicas, como amperímetros para obtener mediciones precisas y gestionar de forma efectiva la energía consumida por estas impresoras.
Cómo reducir el impacto del uso de impresora en la tarifa de energía
Expertos en tecnologías promueven el uso de energías limpias y ofrecen recomendaciones para mejorar la eficiencia energética en el uso de dispositivos electrónicos, entre los que están las impresoras. La adopción de estas prácticas y tecnologías contribuye significativamente a la sostenibilidad ambiental y a la reducción de los costos monetarios en hogares y oficinas.
Para mitigar el consumo energético asociado a las impresoras, es recomendable seguir ciertas prácticas. El empleo de modos de bajo consumo, la programación de tareas de impresión para horas de menor demanda eléctrica y la selección de perfiles energéticos sugeridos por los fabricantes son estrategias efectivas. Estas acciones ayudará no solo a reducir el gasto energético, sino que también minimizan el impacto al medio ambiente de estas máquinas.
Asimismo, pese a que las impresoras siguen siendo esenciales en la cotidianidad, con los distintos fenómenos climáticos y la escasez de servicios no renovables es importante tomar en cuenta su impacto energético.
Por esto, cuando se decide incorporar una impresora en un espacio ya sea laboral o doméstico, comprender las diferencias en el consumo energético entre los distintos tipos de dispositivos y aplicar medidas para optimizar su uso puede llevar a una reducción notable en el consumo de energía, el pago de la tarifa y en la huella ambiental que provoca en el ambiente y no lo sabemos.