Las contraseñas seguras se presentan como la principal defensa ante el acceso no autorizado a las cuentas en línea, sin embargo, muchos ignoran los grandes riesgos que existen ante el avance de los métodos de hackeo, especialmente tras la irrupción de la inteligencia artificial.
De hecho, un contexto donde los ataques cibernéticos evolucionan rápidamente, la elección de claves robustas y complejas se posiciona como una estrategia crítica para la protección de la seguridad digital de los usuarios, especialmente en sus correos y redes sociales.
Es importante destacar que los ciberdelincuentes utilizan distintas tácticas para comprometer las contraseñas, incluyendo ataques de fuerza bruta, hackeo basado en diccionario y suplantación de identidad (phishing), poniendo en riesgo información personal sensible.
Cuáles son las contraseñas más inseguras
La reutilización de contraseñas y emplear combinaciones previsibles no es nada recomendable y puede ponernos en riesgo, porque los piratas informáticos no tardarán ni un solo segundo en descubrirla.
De hecho, según afirma la plataforma Pure VPN, las diez peores contraseñas son:
- 123456
- 12345678
- 123456789
- 12345
- 1234567
- password
- 1password
- abc123
- qwerty
- 111111
Riesgos de tener una contraseña débil
Una contraseña vulnerable puede tener graves consecuencias para como la suplantación de identidad con fines fraudulentos, así como la pérdida de información confidencial y acceso a otras plataformas.
Esto último es especialmente peligroso debido a que muchas personas utilizan la misma contraseña para varias cuentas, lo que significa que si una contraseña se ve comprometida, todas las cuentas asociadas también están en peligro.
Recomendaciones para mejorar la seguridad de las contraseñas
Para fortalecer la seguridad en línea, los expertos recomiendan crear contraseñas que incluyan una mezcla de caracteres alfanuméricos y símbolos, evitando palabras comunes, secuencias predecibles y sustituciones obvias de caracteres.
La longitud recomendada es de al menos 10-12 caracteres, aunque se aconseja que sean incluso más largas.
Las frases de contraseña y las cadenas de caracteres aleatorios emergen como soluciones efectivas, debido a que combinan memorabilidad con complejidad.
Mientras que autenticación de dos factores y el uso de administradores de contraseñas ofrecen capas adicionales de seguridad, facilitando la gestión de contraseñas únicas y robustas para cada cuenta.
Según la empresa de ciberseguridad Kaspersky, es importante hacerse estas preguntas al momento de querer establecer una contraseña segura.
- ¿Es difícil de adivinar? Se deben evitar las secuencias (”12345″ “qwerty”) porque las pueden hackear con fuerza bruta en segundos. También evitar las palabras comunes (”contraseña1″) por la misma razón.
- ¿Usa tipos de caracteres variados? Las minúsculas, las mayúsculas, los símbolos y los números pueden formar parte de la contraseña. La variedad puede aumentar lo impredecible que es la contraseña.
- ¿Evita los sustitutos obvios de los caracteres? Por ejemplo, se puede estar usando el número cero “0″ en lugar de la letra “O”. Los hackers codifican esto en su software hoy en día, así que es importante evitar esto.
- ¿Usa alguna combinación de palabras poco común? Las frases de contraseña pueden ser más seguras cuando se usan palabras inesperadas. Incluso si se está usando palabras comunes, es posible ordenarlas en un orden extraño y asegurarse que no estén relacionadas.
- ¿Se ha usado antes? Reutilizar las contraseñas compromete varias cuentas.
- ¿Usa una regla difícil de adivinar para las computadoras? Un ejemplo podría ser una frase de contraseña de tres palabras de cuatro letras, en la que se sustituyen las dos primeras letras de cada palabra por números y símbolos. Esto podría ser: “?4ee#2ge?6ng” en lugar de “treecagesing” (árboljaulacantar).
Ante el creciente número de amenazas cibernéticas, la adopción de prácticas de seguridad efectivas y el desarrollo de contraseñas seguras son fundamentales para proteger la integridad de la información personal en el ámbito digital, especialmente de los más jóvenes, quienes son los que corren más riesgos que nadie en la red.