Hace casi un año hicimos una nota sobre lo que debíamos saber antes de comprar una lavadora inteligente. Todo surgió porque en casa estábamos a punto de adquirir una y quería compartir parte de lo que fue mi investigación previa. Y tras varios meses de uso, el tema de ahorro de energía ha sido uno de los que más vaivenes me ha causado, por tener aspectos positivos y negativos.
El tema de ahorro de energía no solo es algo que interese por el cuidado del planeta, sino también porque está directamente relacionado con el gasto mensual de la factura de electricidad, que para muchos es uno de los gastos más altos y uno de los motivos por los que deciden adquirir este tipo de productos.
En mi caso, tener una lavadora inteligente se perfilaba como una opción para optimizar el gasto de energía en casa (somos cuatro, con dos niñas incluidas) y también por tener funciones diferentes que nos permitieran gestionar mejor los ciclos de lavado ante la cantidad de ropa que sale diariamente.
Cómo una lavadora inteligente ahorra energía
Este tipo de productos tienen tecnología que les permite evaluar diferentes aspectos durante un ciclo de lavado. A diferencia de una convencional, que tiene fijados sus tiempos de lavado, descarga y centrifugado, una lavadora inteligente evalúa la cantidad y el tipo de ropa para ajustar esos tiempos.
Uno de los consejos para ahorrar energía con los dispositivos tradicionales es usar toda su capacidad de cargar, algo que con las versiones inteligentes no es necesario, porque aunque se le asigne el mismo tipo de lavado, el tiempo de duración cambiará si tenemos la mitad o un cuarto de la capacidad de carga.
A esto se sumarán factores como la suciedad de las prendas y el tipo de ropa. Algo que se puede ajustar desde la aplicación de cada dispositivo. Así, por ejemplo, cuando en casa lavamos la ropa de cama, la duración puede ser de dos horas, pero si optamos por solo limpiar la ropa de la bebé, el tiempo será de 45 minutos a una hora. Incluso usando el mismo ciclo de lavado.
Esto no solo se ve reflejado en el consumo de energía, sino también en el de agua, porque la lavadora entenderá que no necesita llenar su tanque a máximo o a la mitad, sino que sabe cuál es la cantidad exacta de agua que va a utilizar y de esa forma llenará el tambor al 70% o 40%, por ejemplo.
Qué tanta energía ahorra una lavadora inteligente
Después de un año de uso la respuesta a esta pregunta es un gran: depende. Si bien la balanza se suele inclinar más hacia el lado de una gran muestra de ahorro de energía, todo se equilibra cuando empezamos a hablar de funciones de mayor exigencia como el secado.
Centrémonos en la parte positiva, por ahora. Durante este tipo de uso si hemos visto una reducción en el consumo de energía gracias a la lavadora. Dejando de ser un dispositivo que se notaba en la factura a final de mes, a simplemente hacerse notar solo cuando necesitábamos lavar más de dos veces por semana.
El hecho de que gestione inteligentemente los tiempos de lavado según la cantidad y tipo de ropa, nos permite ordenar de mejor manera cada lavado y tener prendas limpias en menos de una hora. Algo que antes no era posible porque los ciclos cortos no bajaban de ese límite.
Sin embargo, el punto más importante ha sido la gestión de energía. En nuestro caso, Samsung, la marca del dispositivo, cuenta con una aplicación que permite recibir alertas cuando la lavadora ha excedido cierto límite de consumo. Además, nos deja ver un historial de uso mes a mes para gestionar esta información y entender por qué el valor de la factura final.
Adicionalmente, hemos notado un ahorro en el consumo de recursos para el lavado. Antes gastábamos más en jabón y suavizante de ropa, mientras que los dispositivos inteligentes hacen un uso más optimizado y la cantidad que gastábamos en un mes, ahora representa mes y medio.
Pero todo esto se ve afectado cuando queremos usar las funciones adicionales de la lavadora como la desinfección con aire, lavado de burbujas y el secado, especialmente este último. Las dos primeras opciones permiten una limpieza más profunda, especialmente en aquellas prendas con manchas o rastros de comida.
En el caso del secado el proceso es demasiado largo y desgastante que se nota claramente en la factura del mes cuando lo usamos. Por ejemplo, en esta gráfica que entrega la propia app de la lavadora vemos como entre octubre y diciembre el gasto de energía fue el mismo, en esos meses solo usamos el secado una vez, mientras que en enero con tres ciclos de secado el gasto casi que se triplicó.
A esto seguramente tendremos que sumar el consumo de agua, porque para secar se necesita generar vapor y esa será otra factura que llegará con un costo elevado. Además, el tiempo de secado suele estar entre las cinco y ocho horas, por lo que es inevitable no tener altos niveles de consumo energía si queremos aprovechar esa función.
Así, al final, la respuesta es que, desde nuestra experiencia, una lavadora inteligente sí nos va a ayudar a ahorrar energía, quizás no a un nivel tan alto como para que la diferencia de gasto al final del mes nos cambie la vida. A no ser que usemos continuamente las funciones de más alto consumo, que sí nos harán abrir los ojos al ver la factura de la energía y del agua.