La adicción a redes sociales y al internet se revela como un problema creciente entre los jóvenes de todo el mundo y el efecto FOMO (Fear of Missing Out) o miedo a perderse algo, es una inquietud asociada a la ansiedad de no participar en eventos o experiencias disfrutadas por otros, especialmente aquellas compartidas en plataformas digitales.
Se trata de un deseo incontrolable de conexión permanente y la participación activa en redes sociales que en muchas ocasiones impulsan el uso excesivo de dispositivos móviles y consolas de videojuegos, promoviendo una interacción continua en línea.
De hecho, el efecto FOMO incentiva la revisión constante de las redes, convirtiendo estos comportamientos en una rutina problemática que integra las principales actividades diarias de los afectados.
Esta adicción se agrava cuando se utiliza como vía de escape a sensaciones de malestar tales como el estrés, la soledad o la depresión. Mientras que las recompensas emocionales y el sentido de pertenencia que ofrecen las redes, conducen a un mayor involucramiento virtual, desplazando los vínculos en el mundo físico.
Cuáles son los síntomas del efecto FOMO
Los individuos afectados por este trastorno experimentan un fenómeno psicológico que se caracteriza por la ansiedad de estar constantemente conectado y estar al día con las actividades de otros, además de sentir la obligación de documentar cada aspecto de su vida en línea.
Esta condición no solo se manifiesta a través de la compulsión tecnológica, sino que también tiene un impacto significativo en otros ámbitos de la vida.
Se observa una notable disminución de la motivación académica o laboral, centrando la atención predominante en intercambios virtuales en lugar de responsabilidades reales.
Además, el FOMO puede desencadenar consecuencias negativas en el autoconcepto y la autoestima, debido a que implica una comparación constante entre la vida personal y las representaciones idílicas que otros publican en sus perfiles sociales.
Los síntomas asociados con este problema incluyen estados ansiosos exacerbados por la expectativa de satisfacción inmediata que suponen las redes sociales, aunque este alivio es efímero y superficial.
El trastorno también puede influir en la capacidad de iniciativa personal y en las relaciones interpersonales, especialmente entre adolescentes,
Redes sociales y salud mental
Una reciente investigación del Centro de Investigación de Política Económica (CEPR) indica que el tiempo dedicado al uso de redes sociales como Instagram y TikTok está vinculado con síntomas de depresión y ansiedad en jóvenes.
El estudio también destaca cómo la presencia en estas plataformas puede generar un sentimiento de integración social, especialmente en la comunidad LGTBIQ, donde un 52% siente un impacto positivo.
Hallazgos apuntan a una compleja relación entre el bienestar de los usuarios y su interacción con la globalización digital.
Mientras que los efectos analizados en el estudio se dividen en dos categorías: los “efectos de red”, donde los bienes o servicios son utilizados para compartir experiencias con otros, como por ejemplo, ver contenido audiovisual en pareja; y el “efecto de derrame del consumo”, que incide en aquellos no consumidores, pudiendo llevarlos a sentirse socialmente excluidos.
Además, la investigación compara este fenómeno con el deseo generado por marcas de lujo y lanzamientos de productos como el nuevo iPhone, resaltando la naturaleza impulsiva del consumismo y la búsqueda de identidad en la posesión y uso de estos productos.
En términos de influencia de marca, el estudio compara el impacto del FOMO con marcas de lujo como Versace y Gucci, destacando que un 69% de los encuestados no usuarios preferirían un mundo sin estas marcas, frente al 44% que sí los consume.
Paco Lorente, profesor en ESIC University, agrega que las ediciones limitadas estimulan una urgencia por el consumo ante la posibilidad de escasez.