Tesla demandó a la Agencia de Transporte de Suecia y a la empresa postal estatal PostNord tras la negativa de los empleados postales de entregar las placas de matrícula en solidaridad con los trabajadores de la automotriz que se encuentran en huelga y desde hace más de un mes dificultan la operación de la compañía de Elon Musk en esta nación europea.
La situación surge como parte de una exigencia de los trabajadores que solicitan a esta empresa, no sindicalizada, subscribirse a un convenio colectivo, elemento que consideran fundamental en el modelo laboral sueco.
Mientras que Musk tildó esta acción sindical como una “locura” y un “ataque discriminatorio” contra su negocio y sostiene que el gobierno tiene la “obligación constitucional” de asegurar la entrega de placas a los propietarios de vehículos.
El conflicto laboral fue iniciado por empleados afiliados al sindicato IF Metall, el cual representa al sector de trabajadores automotrices en Suecia y es conocido por ser uno de los más grandes en dicha industria.
Tesla, por su parte, ha rechazado la propuesta de negociar un convenio colectivo con el personal en paro, mientras que la solidaridad sindical se ha extendido a otros sectores, con gremios portuarios que han iniciado “medidas de simpatía” para no manipular los vehículos de la marca que se encuentran en los puertos.
Como es el caso de los trabajadores de PostNord, que se sumaron a las muestras de apoyo rechazando manejar la correspondencia de la empresa; como respuesta, Tesla emprendió acciones legales para flexibilizar las regulaciones que impiden recoger las matrículas por medios alternativos a este servicio estatal.
Una demanda que destaca los crecientes retos que la empresa enfrenta respecto a las relaciones con sus trabajadores y con las regulaciones gubernamentales en diferentes países. Aunque Tesla se ha mantenido firme en su posición de no adherirse a este tipo de pactos, argumentando que “no lo hacen en ninguna parte del mundo”.
Impacto de la huelga y acciones judiciales de Tesla
El conflicto laboral ha escalado a nivel judicial tras la decisión provisional de un tribunal de distrito que insta a la Agencia Sueca de Transporte a consentir la recogida de las placas por parte de Tesla en siete días o enfrentarse a posibles sanciones.
El fabricante de automóviles eléctricos estadounidense reclama que se le permita recoger directamente las matrículas o, en su defecto, recibir una multa de 1 millón de coronas suecas (aproximadamente 95.803 dólares) a la entidad de transporte por los perjuicios causados.
Mientras tanto, la agencia gubernamental analiza la situación para comprender las implicaciones de esta decisión y las medidas a tomar. El sector sindical, por su parte, afirma que la solución al conflicto es sencilla: que Tesla firme un convenio colectivo.
Este enfrentamiento ha impactado la producción del fabricante en Suecia, incluso afectando la fabricación de ciertos productos desde el pasado 24 de noviembre.
Además, durante el año 2022, más de 9.000 clientes suecos recibieron vehículos Tesla, los cuales ahora se ven afectados por el retraso en la entrega de las matrículas.
Fuerte postura de Tesla frente a la sindicalización
Tesla es conocida por su férrea postura contra la firma de convenios colectivos e insiste en que brinda a sus empleados condiciones laborales iguales o superiores a las que proponen los sindicatos.
Y aunque el sindicato IF Metall y otros gremios suecos han mostrado su apoyo a la huelga en señal de solidaridad, afectando a varios centros de servicio de Tesla en este territorio, la empresa continúa su lucha legal alegando que se trata de un “ataque único contra la compañía”.
Pero en este caso, el conflicto laboral en Suecia se centra en la negativa de Tesla a adherirse a los convenios colectivos que regulan la mayoría de las relaciones laborales en el país nórdico, donde aproximadamente el 90% de los trabajadores están cubiertos por estos acuerdos.
De hecho, Tesla ha enfrentado duras críticas y acusaciones relacionadas con prácticas anti-sindicales en instalaciones ubicadas en Estados Unidos, incluyendo alegaciones de despido de empleados pro-sindicato en un esfuerzo por organizarse en instalaciones como las de Buffalo, Nueva York, y restricciones a la discusión sobre salarios y condiciones laborales en Orlando, Florida.