Cómo Steve Jobs convirtió su despido de Apple en una oportunidad única

El 17 de septiembre de 1985, Steve Jobs abandonó la empresa que había cofundado, Apple Computer Inc., tras una serie de tensiones internas y desacuerdos con la junta directiva y particularmente con el entonces CEO de la compañía, John Sculley, a quien Jobs había reclutado personalmente en PepsiCo.

De hecho, la salida de esta importante figura de la industria tecnológica se produjo luego de un intento fallido de encabezar un golpe interno para obtener más control sobre la empresa.

Pero la junta directiva, influenciada por Sculley, optó por apartar a Jobs de su papel directivo en la división del Macintosh, llevándole a presentar su renuncia.

Pero contrario a lo que podría considerarse un revés en su carrera, el empresario calificó su despido como la mejor cosa que le pudo haber sucedido, señalando este evento como el inicio de una de las fases más productivas y creativas de toda su vida.

A principios de la década de 1980, Apple había experimentado un crecimiento significativo gracias al éxito del Apple II y al lanzamiento del revolucionario Macintosh en 1984. Y Steve Jobs había sido una figura central en estos avances, e incluso para este momento, ya era conocido por su enfoque obsesivo en la calidad y el diseño de los productos.

Jobs incluso había formado un equipo separado dentro de la empresa para trabajar en su proyecto y estaba en competencia con el equipo de Lisa, otro producto de Apple. Estos conflictos internos llevaron a un desgaste en las relaciones entre Jobs y la junta directiva.

Durante este año, los responsables de la manzana mordida tomaron la decisión de buscar un CEO más experimentado en la industria para ayudar a la empresa a crecer y gestionar su rápido desarrollo.

Para esto, contrataron a John Sculley, quien tenía experiencia en marketing y gestión, pero no en tecnología. Esto generaría las grandes diferencias filosóficas y de gestión con Jobs, quien estaba comprometido con la visión de diseño y la filosofía de productos de Apple, mientras que Sculley se centraba en estrategias comerciales.

Las tensiones llegaron a un punto crítico en mayo de 1985 y posteriormente la junta directiva liderada por Sculley, votó para destituir a Jobs de su cargo, para relegarlo a un papel más ceremonial dentro de la empresa.

En respuesta, el empresario presentó su renuncia como presidente de la junta directiva de Apple y dejó la compañía que cofundó en 1976.

La salida de Jobs de Apple en 1985 fue un momento doloroso para él, pero también marcó el comienzo de una nueva etapa en su carrera.

De hecho, demostró una notable capacidad de recuperación y determinación, porque en lugar de seguir una senda de desilusión, Jobs fundó dos empresas: NeXT, enfocada en plataformas de software y hardware para educación superior y empresas, y Pixar Animation Studios, que revolucionaría el mundo del cine de animación con éxitos como “Toy Story”.

Mientras que su regreso a Apple como CEO llegó tras la adquisición de NeXT por parte de esta tecnológica, lo que a su vez dio lugar a un resurgimiento, porque bajo la dirección de Jobs la empresa se recuperó y reposicionó como una compañía líder en innovación.

De hecho, años después, terminaría revolucionando la industria con icónicos dispositivos como el iMac, el iPod, el iPhone y el iPad.

Estos eventos constituyen un testimonio del poder de la resiliencia, la y como el propio Jobs expresó durante su mítico discurso en la Universidad de Stanford en 2005: “No lo vi entonces, pero resultó que ser despedido de Apple fue lo mejor que me pudo haber pasado”.

Unas palabras que reflejan la idea de que incluso de las situaciones más adversas pueden surgir oportunidades inesperadas y valiosas lecciones de vida.