La inteligencia artificial no es un tema que pase desapercibido para el expresidente estadounidense, Barack Obama; quien se sentó con el editor en jefe del reconocido portal The Verge y presentador de Decoder, Nilay Patel, para hablar sobre la IA, las redes sociales y cómo pensar en la democracia cuando ambas cosas chocan.
Durante la conversación, Obama reconoció sus contactos con la administración de Joe Biden y con líderes de toda la industria tecnológica sobre este revolucionario avance y la mejor manera de regularlo. De hecho, el encuentro tuvo lugar pocas horas después de que Biden firmó una orden ejecutiva para impulsar la inteligencia artificial y volverla más segura.
“Esto es algo que me interesa desde hace un tiempo. En 2015, 2016, mientras veíamos cómo las redes sociales transformaban el panorama y la revolución de la información impactaba todos los aspectos de nuestras vidas, comencé a entablar conversaciones sobre inteligencia artificial” aseguró el exmandatario.
Según Obama esta tecnología influye en nuestra vida cotidiana desde hace algún tiempo, advirtiendo que “en cierto modo, incluso nuestros motores de búsqueda (cosas básicas que damos por sentado) ya están funcionando según algunos principios de la IA, pero esto se va a acelerar. Va a impactar cómo fabricamos cosas, cómo brindamos servicios, cómo obtenemos información”.
Riesgos y regulación de la IA
Y aunque este líder mundial destaca que este avance “podría desbloquear una innovación asombrosa”, también “podemos terminar con poderosos modelos de IA en manos de alguien en un sótano que desarrolla una nueva variante de la viruela, o actores no estatales que gracias a una poderosa herramienta de IA, pueden piratear infraestructura crítica. O tal vez, de manera menos dramática, que la IA se infiltre en las vidas de nuestros hijos de maneras que no pretendíamos (en algunos casos, como lo han hecho las redes sociales)”.
De hecho, una de sus grandes preocupaciones es que los gobiernos necesitan conocimiento y experiencia para regular adecuadamente esta tecnología, y esto es especialmente difícil porque los grandes avances en la materia provienen del sector privado.
“Hay un montón de consecuencias no deseadas, y tal vez tengamos que ser un poco más intencionales en cuanto a cómo interactúan nuestras democracias, con lo que se genera principalmente a partir del sector privado. ¿Qué reglas de juego estamos estableciendo y cómo podemos asegurarnos de maximizar lo bueno y tal vez minimizar algo de lo malo?”, se cuestionó el exmandatario.
Para Obama, “el gobierno, como expresión de nuestra democracia, necesita estar consciente de lo que está sucediendo” y “quienes están desarrollando estos sistemas deben ser transparentes”.
Aunque aclaró que esto no significa que este a favor de una regulación que limite el potencial de la IA. “No creo que debamos intentar volver a meter al genio en la botella y ser anti-tecnológicos debido a todo el enorme potencial. Pero creo que deberíamos poner algunas barreras en torno a algunos riesgos que podamos anticipar y tener suficiente flexibilidad para que no destruyan la innovación”, afirmó el exmandatario.
Quien destacó que es importante que las grandes tecnológicas también guíen y dirijan el desarrollo de la inteligencia artificial de una manera que maximice no solo las ganancias de las empresas individuales, sino también para el bien público.
Un aspecto complejo, pero en el cual el mandatario es optimista, debido a que ens sus “conversaciones con los líderes tecnológicos sobre este tema, creo que hay, por primera vez, cierta humildad genuina porque están viendo el poder que estos modelos pueden tener”.
Derechos de autor, una cuestión difícil de resolver
Respecto a la cuestión relacionada con los derechos de autor, Obama cree que las personas que crean contenido encontrarán formas de recibir pagos y proteger el material que crean, a través de los tribunales y varios otros mecanismos regulatorios. Sin embargo, considera que a largo plazo esto será solo un obstáculo.
Para el expresidente, “si la IA resulta ser tan omnipresente y poderosa como esperan sus defensores (y debo decir que cuanto más la analizo, creo que será tan disruptiva), tendremos que pensar no solo en propiedad intelectual. Tendremos que pensar en el empleo y la economía de manera diferente. Y no todos estos problemas se van a resolver dentro de la industria”.
Según el político, la pregunta más amplia será “¿qué sucederá cuando el 10% de los trabajos existentes ahora definitivamente puedan realizarse mejor mediante algún modelo de lenguaje grande u otra variante de IA?”.
“Creo que vamos a tener que empezar a tener conversaciones sobre: ¿cómo pagamos esos trabajos que la IA no puede realizar? ¿Cómo podemos pagarles mejor a esas cosas: atención médica, enfermería, enseñanza, cuidado infantil, arte, cosas que son realmente importantes para nuestras vidas, pero que tal vez históricamente comercialmente no hayan pagado tan bien?”, concluyó este líder mundial.
Desafíos por la desinformación
Obama reconoce que fue el primer presidente digital, e incluso consideró que no habría sido elegido si no hubiera sido por las redes sociales. Sin embargo, también tiene una experiencia particularmente única en lo que respecta a ataques deepfake, que falsifican su imagen con IA para propagar información falsa.
Algo que le permite tener una mayor perspectiva sobre el problema de la desinformación en la web. E incluso el exmandatario es un férreo defensor de la libertad de expresión, al menos así lo demostró al asegurar: “Creo profundamente en ese principio fundamental. Vamos a tener que adaptarnos al hecho de que ahora hay tanto contenido y tan pocos reguladores que todo el mundo puede lanzar cualquier idea, incluso si es sexista, racista, violenta, etc., y eso hace que sea un poco más difícil que cuando solo teníamos tres estaciones de televisión o un puñado de estaciones de radio”.
Para Obama, se deben crear reglas diferentes para las figuras públicas que para los ciudadanos privados y de esta manera tener una línea clara que separe el comentario político y la sátira, frente al ciberacoso.