Así fue el primer año de X al frente de Elon Musk

La desinformación sigue siendo un desafío mundial

Los cambios en X (antes Twitter) durante el primer año de la ‘era Musk’. (REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo)

La compra de Twitter por parte de Elon Musk y los cambios significativos que ha implementado en la plataforma han marcado un año de transformación desde que la red social que fue adquirida por la impresionante suma de 44 mil millones de dólares.

Esto tras un acuerdo que estuvo lleno de complicaciones, debido a que inicialmente Musk intentó retirarse antes de verse obligado a completarlo a través de un proceso legal.

Uno de los cambios más notorios desde su llegada fue la eliminación de icónica marca del pájaro azul para darle paso a “X”. Esta gran modificación anunciada en julio pasado, marcó la intención de convertir la plataforma en una “aplicación para todo”, según la entonces CEO recién nombrada, Linda Yaccarino.

Un trabajador desmantela el letrero de Twitter en el edificio de la sede corporativa de X en San Francisco. (REUTERS/Carlos Barria)

Esta visión se centró en la interactividad ilimitada, incluyendo audio, video, mensajería, pagos y servicios bancarios, con el objetivo de crear un mercado global de ideas, bienes, servicios y oportunidades.

Musk también creó suscripciones, canceló el uso tradicional de la codiciada insignia azul, perdonó a miles de cuentas eliminadas en aras de la libertad de expresión y monetizó la creación de contenido.

Y a 12 meses después de su adquisición, las grandes transformaciones de la plataforma, para bien o para mal, no han dejado a nadie sin algo para decir. Pero, en un contexto global de cada vez más volátil y polarizado, la red social del magnate enfrenta enormes desafíos, como lo son la desinformación y el complejo momento económico que atraviesa la compañía.

Las grandes transformaciones

Los cambios en X (antes Twitter) durante el primer año de la ‘era Musk’. (Jonathan Brady/PA Wire/dpa)

El cambio que más han sentido los usuarios es la eliminación de las antiguas insignias de verificación (“marca azul”) de Twitter y su reemplazo por un nuevo sistema que ya no garantiza explícitamente la autenticidad de las cuentas.

Poco después de la adquisición de X, Musk introdujo una función de suscripción que este reconocimiento a cualquier usuario que pagara 8 dólares al mes por el plan de suscripción.

Este nuevo sistema también ajusta el algoritmo de la plataforma para promover las publicaciones de usuarios verificados que han pagado. Además, recientemente, la red social implementó un programa de reparto de ingresos publicitarios para usuarios verificados, recompensando económicamente a aquellos que fomentan la participación en la red social.

Desde la perspectiva de los creadores de contenido, ahora existen opciones de monetización que antes no estaban disponibles, como las suscripciones y la posibilidad de ganar dinero por las visualizaciones de las publicaciones. Aunque existen críticas sobre el algoritmo, este se asemeja más al de plataformas como YouTube o TikTok, favoreciendo las publicaciones individuales independientemente del número de seguidores, siempre y cuando el contenido sea de calidad.

Recientemente, Yaccarino expresó su orgullo por los logros del equipo en la aceleración del futuro de X. Destacó nuevos productos y funciones lanzados en el último año, como la capacidad para que las empresas publiquen ofertas de trabajo, publicaciones más largas y llamadas de audio y video para usuarios Premium.

Además, subrayó que X es un espacio donde todos pueden expresarse libremente dentro de los límites de la ley y enfatizó la importancia continua de la seguridad en la plataforma. “Si podemos conseguir todo esto en solo 12 meses, solo imagínense el alcance de nuestra ambición para el próximo año”, concluyó Yaccarino.

Los grandes desafíos

X enfrenta grandes desafios en un entrono de fuerte polarización y desinformación. (Monika Skolimowska/Dpa)

A pesar de la visión de Musk y su CEO, de convertir a X en una “aplicación para todo”, la empresa enfrenta desafíos considerables y el último año ha estado marcado por una ola continua de despidos, renuncias y cambios de política.

De hecho, la red social ahora se encuentra inmersa en una serie de recursos legales presentados por antiguos empleados, contratistas y accionistas. Además, enfrenta investigaciones regulatorias por parte de varias entidades, como la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos y la Comisión de Bolsa y Valores, así como de funcionarios de la Unión Europea.

A lo que se suma que X enfrenta uno de sus mayores retos de cara a los grandes eventos globales actuales, como el conflicto en curso entre Israel y Hamas. Esto, en un momento en el que numerosas organizaciones tecnológicas y grupos de la sociedad civil han expresado preocupación por la propagación de afirmaciones falsas y propaganda relacionada con el conflicto en la plataforma.

Esto, en gran medida debido a la desaparición de la garantía de autenticidad que antes representaba la verificación con etiquetas azules. Antes, las cuentas con esta insignia habían sido revisadas por personas y recibían este reconocimiento basado en la evaluación de Twitter de quién era “notable”.

Lo más importante era que los usuarios podían confiar en que las cuentas verificadas eran quienes afirmaban ser gracias a la comprobación de identidad. Mientras que con el nuevo sistema introducido por Musk, la codiciada etiqueta azul se puede obtener mediante un pago mensual, lo que significa simplemente que el usuario es un cliente de pago y no garantiza la autenticidad de la cuenta.

Algo que podría tener gran impacto en las próximas elecciones en Estados Unidos y en otras partes del mundo, donde existen temores sobre una mayor difusión de campañas de desinformación y crecen los interrogantes sobre el valor de X en el discurso público.

Por último, se encuentra la opacidad en las cifras desde la adquisición de Musk, especialmente porque sacó a la plataforma de la Bolsa, lo que significa que sus datos ya no son públicos.