El mundo está en camino de superar la década más calurosa registrada y para entender como esta situación podría afectar a todos los habitantes del planeta; científicos crearon un robot con la capacidad de generar y absorber calor, junto con la posibilidad de emitir sudor con el único objetivo de medir cómo afectan las altas temperaturas a los humanos y generar métodos para combatir los peligros para la salud que implican.
Su nombre es ANDI, siglas de “Advanced Newton Dynamic Instrument” el cual fue desarrollado por Thermetrics, una empresa especializada en el diseño y fabricación de instrumentos de prueba avanzados que simulan el sistema termorregulador humano.
Y aunque inicialmente este robot fue utilizado para probar la eficacia de la ropa deportiva, investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), lo utilizaron al aire libre para exponerlo al calor paralizante que se siente actualmente en todo el estado y en gran parte de Estados Unidos. Esto con el objetivo de monitorear los efectos en el cuerpo y diseñar soluciones que mitiguen los riesgos asociados a las temperaturas extremas.
Cómo funciona ANDI
ANDI puede imitar el funcionamiento térmico del cuerpo humano y puede ajustarse para tener en cuenta diferentes edades, niveles de condición física o condiciones de salud que afectan la capacidad de las personas para tolerar el calor. Es una forma mucho más segura de recopilar datos y evaluar los límites sin exponer a los humanos al riesgo.
Cuenta con 35 sensores de temperatura controlados individualmente en todo su torso y además puede respirar a través de un tanque externo que mide el intercambio de aire caliente. A lo que se suma la incorporación de poros en su cuerpo, que emiten una sustancia análoga al sudor.
Este robot también intentan imitar el complejo sistema de enfriamiento humano y cuenta con canales de circulación de agua fría que le permiten soportar temperaturas de hasta 60 °C, mientras mide la radiación solar del sol, la radiación infrarroja del suelo y el calor convencional del aire circundante.
Además, ANDI incorpora poros que pueden emitir “sudor” cuando el sistema de enfriamiento del muñeco se activa para contrarrestar los desafíos de temperatura. Los científicos pueden monitorear cómo acciones como caminar exacerban el riesgo de calor y cómo afectan la función de los órganos.
Según el profesor de ingeniería mecánica y especialista de la ASU, Konrad Rykaczewski, ANDI ayudará a comprender cómo ajustar nuestros comportamientos a las condiciones extremas, que ya se reflejan en diversos países del mundo.
El robot de Tesla que quiere parecerse a un humano
Tesla, compañía que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos, también ha concentrado sus esfuerzos de investigación y desarrollo para ofrecer nuevos avances en el campo de la robótica. Así lo evidenció el más reciente video publicado por la línea encargada de desarrollar un modelo autómata bípedo de uso general, capaz de realizar tareas inseguras, repetitivas o aburridas.
Se trata de Optimus, el robot humanoide desarrollado por la empresa dirigida por Elon Musk, que fue presentado a finales del año pasado y actualmente evoluciona a pasos agigantados. Al menos así se puede apreciar en las imágenes que muestran cómo esta máquina es capaz de reconocer y calibrar automáticamente sus extremidades.
Dicho de otra forma, el robot ahora tiene la capacidad de conocer en qué lugar exacto del espacio se encuentran sus dedos, manos o brazos. Algo que es posible gracias a las cámaras instaladas en su cabeza y a una serie de codificadores ubicados en las juntas de cada parte de las extremidades del dispositivo.
Este sistema de visión artificial es entrenado en la red neuronal de extremo a extremo que lo potencia, la cual actúa como un cerebro que le permite utilizar estas cámaras como si fueran ojos. Esto no solo ayuda a que Optimus se ubique espacialmente, sino que le permite aprender y completar tareas de un modo más eficiente.