Millones de personas en el mundo sufren alguna discapacidad que les dificulta viajar fuera de casa, y un robotaxi accesible para sillas de ruedas se desarrolló específicamente para convertirse en una solución inteligente que desde el próximo año podría comenzar a facilitar la movilidad de esta población en los Estados Unidos.
Y es que los vehículos autónomos comienzan a convertirse en una nueva forma de desplazarse y este avance no deja de lado a las personas con problemas de visión, audición y movilidad, que pueden encontrar en las nuevas tecnologías opciones mucho más accesibles y que mejoren notablemente su calidad de vida.
Cruise, empresa de vehículos autónomos respaldada por General Motors, fue la encargada de desarrollar un prototipo que carece de controles tradicionales como el volante y los pedales. Se trata de una versión modificada del modelo Origin, que viene con mayor tamaño en el interior, incorpora una rampa retráctil, así como abrazaderas en el suelo especialmente destinadas para usuarios de sillas de ruedas.
Este robotaxi ha sido diseñado para poder recoger y dejar a usuarios de sillas de ruedas desde una acera, sin embargo, aún presenta algunas limitaciones como es el caso de solo adaptarse a ciertas marcas de sillas, o que sus usuarios necesiten un acompañante para ayudar a asegurar las correas. Ante esto, su fabricante asegura que tiene la intención de actualizar el diseño actual en función de los comentarios de los usuarios.
Esta nueva variante accesible es el resultado de tres años de trabajo y comenzará sus primeras pruebas en un circuito cerrado el próximo mes; además está pendiente de la aprobación regulatoria, así como de los comentarios de los usuarios; y si todo sale según lo planeado, el Origin accesible podría circular por las calles para pruebas piloto a partir de 2024.
Cuáles son las características del Cruise Origin
El vehículo autónomo Cruise Origin en su versión original está basado en la tecnología modular 100% eléctrica, y desde la unidad de robotaxi de General Motors aseguran que este auto tiene una vida útil de hasta 1,600.000 km, mientras ahorraría a sus usuarios alrededor de 5.000 dólares con respecto a un taxi común y corriente. Por otro lado, sus puertas son corredizas, lo que garantiza la seguridad de peatones, ciclistas y motorizados.
Cruise, cuenta con permiso de la Comisión de Servicios Públicos de California para operar taxis sin conductor y la ciudad de San Francisco, zona muy concurrida e ideal para exigir al máximo su capacidad, ya utilizada como un laboratorio de pruebas para mostrar las ventajas de la conducción autónoma.
Gran intención, pero exigen resultados
Los vehículos autónomos, y especialmente los robotaxis, se presentan como una opción tentadora cuando más de 25 millones de estadounidenses sufren alguna discapacidad. De hecho pueden ser una gran solución en momentos en los que las empresas automotrices solo fabrican automóviles que son inaccesibles o que cuestan miles de dólares para adaptar a un conductor en esta condición; mientras los servicios de transporte tradicionales son notoriamente inaccesibles y a menudo se niegan a prestar servicio a esta población.
Y aunque Cruise afirma que se ha tomado en serio el problema de la accesibilidad desde el primer día, las organizaciones defensoras de las personas en condición de discapacidad aseguran que en general los fabricantes han dado prioridad en sus diversas pruebas e implementaciones a los vehículos no accesibles para sillas de ruedas.
E incluso advierten que aunque muchas compañías presentan nuevos diseños que están destinados a beneficiar a estos pasajeros, pocas han mostrado un producto real hasta ahora.
Hace poco, la misma Cruise enfrentó críticas por su falta de accesibilidad. De hecho fue señalada por la Autoridad de Transporte Municipal de San Francisco y varias otras agencias gubernamentales, de no ofrecer servicios en áreas de bajos ingresos y minorías.