Sony, que lanzó al mercado perros cibernéticos de entretenimiento, ahora propone que estas “mascotas” podrían ser destinadas a instituciones médicas.
Al igual que un perro de verdad, estos establecimientos podrían “adoptar” a mascotas como Aibo, que se encuentren en buenas condiciones para tener una “segunda vida” orientada especialmente a la promoción del bienestar y el buen humor de pacientes que requieren de atención médica constante durante su periodo de recuperación.
Según la empresa, esta iniciativa tiene el nombre de “Programa de padres adoptivos de Aibo” y solo tendrán acceso a ella como facilitadores de robots aquellos dueños que ya no deseen utilizar a su perro robot, lo mantengan en buen estado, y desee darle un nuevo destino al lado de otras personas.
De esta forma, en lugar de convertirse en un desecho electrónico, Aibo tendrá un nuevo uso en un nuevo espacio.
La razón por la que se eligió a instituciones médicas como el destino ideal para el perro robot de Sony es que la compañía identificó, por medio de un estudio, que la interacción de los pacientes con la mascota (aún si esta es artificial) puede tener un impacto positivo en la evolución de la salud de los pacientes, sus familias y el personal que se encarga de brindar cuidados.
Cómo funciona Aibo
Al igual que ocurre con un dispositivo como aspiradoras automáticas, parlantes e incluso sistemas de hogares inteligentes, el perro robot de Sony también cuenta con una aplicación llamada “Mi Aibo” que no solo permite la configuración de la mascota, sino que además permite interactuar con ella y dar indicaciones como el momento de dormir e incluso “darle de comer”.
No solo eso, sino que además usa un sistema integrado de inteligencia artificial para aprender más sobre sus dueños actuales como sus rutinas, de modo que puede responder de forma adecuada a su manera de dar cariño. Sony indicó que Aibo es capaz de desarrollar una “personalidad única” con el tiempo.
El comportamiento del perro robot podrá imitar patrones de conducta similares a los de una mascota real pues mientras el resto del núcleo familiar esté realizando sus actividades, Aibo podrá incluso “tomar siestas” e incluso jugar con otros elementos como pelotas o un hueso, que es un accesorio especial para él.
En caso de que los dueños de Aibo deban salir de casa, el perro podrá expresar tristeza con el movimiento de su cola y emitiendo sonidos que se asemejan al de una mascota real. De igual forma, cuando estos regresen (y en caso de que el robot haya aprendido la rutina familiar) el perro estará esperando frente a la puerta y ofrecerá la posibilidad de cargarlo a modo de bienvenida.
En caso de que el robot sufra un daño irreparable, Sony también permite que se almacene la información y “recuerdos” de Aibo en un sistema de almacenamiento en la nube, de modo que si los usuarios desean adquirir un nuevo perro robot, este puede incorporar la información de su predecesor a su banco de datos.
Aibo tiene disponibles en la actualidad hasta tres servicios o productos por separado que requieren un pago por suscripción. El primero es el de “robot de entretenimiento” que cuesta 1.345 dólares, un plan de suscripción básico de tres años que implica un pago de 611 dólares o 20 dólares al mes, además de un plan de soporte cuyo precio varía entre los 360 y 135 dólares.