En la Maratón de Ciudad de México de 2023, sucedió un hecho sin precedentes en el atletismo: gracias a los chips instalados en los corredores, las autoridades se dieron cuenta de que varios de ellos hicieron trampa, cortando el recorrido o no terminando la carrera y de igual manera reclamando la medalla.
Los organizadores del evento decidieron descalificar a cerca de 11.000 competidores, luego de revisar una serie de denuncias en redes sociales y los datos recolectados por los chips, lo que podría desencadenar en acciones legales de las autoridades contra los tramposos.
Por qué los chips fueron claves
Esta tecnología se ha vuelto común en eventos deportivos de este tipo en todo el mundo. Estos pequeños dispositivos registran el tiempo y la ubicación de cada corredor durante la carrera, lo que permite un seguimiento preciso de su desempeño.
Tras el evento, los organizadores se dieron cuenta de que una serie de situaciones extrañas. Numerosas denuncias anónimas en redes sociales aseguraban que había datos incoherentes en los datos de varios corredores.
Fue ahí que decidieron analizar los datos recopilados por los chips de los participantes y encontraron que no había registros de todos los puntos de control en los chips de ciertos corredores, lo que indicaba que habían eludido algunas partes del recorrido.
Entre los métodos que usaron los corredores para hacer trampa encontraron que algunos cortaron camino usando el transporte público o tomando un auto privado, que les permitiera acerase a la meta sin tener que hacer alguna actividad física.
Tras el análisis hallaron que de los 32.645 corredores que completaron la maratón, aproximadamente 11.000 habían burlado el sistema para ‘terminar’ el evento y reclamar la medalla.
El rol de las redes sociales para encontrar a los tramposos
Uno de los casos más notorios fue el de un corredor que presumió en su cuenta de Facebook de haber completado el maratón en 1 hora y 19 minutos, superando el récord mundial de Eliud Kipchoge, lo que llamó inmediatamente la atención de la comunidad.
Los usuarios comenzaron a investigar y comparar los datos publicados en las redes sociales con los registros de los chips, notando algo que era imposible: para alcanzar esa cifra tenía que haber corrido en promedio 1 minuto y 52 segundos por kilómetro, algo que es inalcanzable para atletas de élite.
A esto se suma el trabajo hecho por la página de Facebook llamada Los Cazatramposos del Maratón, donde se compartieron publicaciones exponiendo a los corredores que hicieron trampa y cómo haberlo hecho es una situación lamentable para el deporte y la sociedad.
Incluso figuras públicas como la bicampeona de Exatlón México, Mati Álvarez, no escaparon de la exposición en redes sociales, ya que descubrieron que ella tampoco había finalizado el recorrido, a pesar de sus declaraciones públicas sobre este logro.
Tras todo este suceso, las autoridades de la maratón emitieron un comunicado para continuar validando los datos encontrados en los chips y destacar que el evento no solo es una celebración para los habitantes de la capital mexicana, sino una oportunidad para reafirmar los valores del deporte y la integridad en la competición.
Este tipo de situaciones ha llevado a que organizadores de otros maratones han tomado medidas para actuar frente a los tramposos.
Por ejemplo, el Maratón de Valencia incorporó una nueva regla en su reglamento oficial, advirtiendo sobre medidas penales. Según esta regla, la organización se reserva el derecho de tomar acciones legales, civiles, penales o administrativas contra aquellos que violen las condiciones de acceso o cometan irregularidades en la competencia. Los infractores serán apartados y expulsados del evento, y sus datos de identificación serán utilizados en acciones legales posteriores.