El plan de Reed Jobs, el hijo de Steve Jobs, para financiar tratamientos contra el cáncer

La firma de capital de riesgo Yosemite sería la encargada de esta labor a nivel mundial

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Reed Jobs, el hijo de Steve Jobs junto a su madre, Laurene Powell Jobs
Reed Jobs, el hijo de Steve Jobs junto a su madre, Laurene Powell Jobs

Reed Jobs, el hijo del fundador de Apple, Steve Jobs, creó una firma de capital de riesgo para financiar nuevos tratamientos contra el cáncer, enfermedad que acabó con la vida de su padre.

El fondo ya ha recaudado 200 millones de dólares en inversores que incluyen al multimillonario, John Doerr, el Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering, la Universidad Rockefeller y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (M.I.T.).

Según reporta el diario estadounidense, The New York Times, el fondo llamado Yosemite es una derivación de Emerson Collective, una firma híbrida de inversiones, impacto social y filantropía fundada en 2004 por Laurene Powell, esposa del difunto Steve Jobs.

Dicha organización que Powell financió en gran medida con la fortuna del fundador de Apple, ya contaba con un área específicamente dedicada a la salud para acelerar el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer, cuya dirección corría por cuenta de Reed.

Ahora Yosemite que toma su nombre del Parque Nacional estadounidense donde Steve y Laurene se casaron, continuará con ese legado de forma independiente y ya ha captado el interés de inversores de renombre, como es el caso del respaldo de John Doerr, considerado uno de los inversionistas más exitosos del mundo tecnológico.

Aún se desconoce qué nuevos tratamientos contra el cáncer financiará Yosemite desde su lanzamiento, debido a que no iniciará su camino desde cero, sino con un conocimiento extenso de las investigaciones y tendencias ya existentes en el campo de la medicina oncológica.

Y aunque la firma llevará a cabo un negocio con fines de lucro, también mantendrá un fondo de asesoramiento tipo fundación para donantes con la esperanza de convertirse en benefactor de otras ideas prometedoras.

Reed Jobs and Laurene Powell Jobs arrive for a state dinner in honor of French President Emmanuel Macron at the White House in Washington, U.S., December 1, 2022. REUTERS/Amanda Andrade-Rhoades
Reed Jobs and Laurene Powell Jobs arrive for a state dinner in honor of French President Emmanuel Macron at the White House in Washington, U.S., December 1, 2022. REUTERS/Amanda Andrade-Rhoades

Reed afirma que estos aportes económicos serán “sin ataduras”, e incluso aseguró que “nunca quise ser un inversor de capital de riesgo. Pero me di cuenta de que cuando realmente estás incubando algo y armándolo, puedes marcar una gran diferencia en los activos que forman parte de él”.

Y es que crear un fondo para financiar tratamientos contra el cáncer conlleva una carga emotiva especial porque el joven emprendedor estaba estudiando medicina cuando Steve Jobs falleció en 2011, a causa de un cáncer pancreático.

“A mi padre le diagnosticaron cáncer cuando yo tenía 12 años de edad. Cuando falleció, yo estaba estudiando en Stanford. Realmente quería ser médico y curar a la gente. Pero, con total franqueza, fue muy difícil después de su muerte”, explicó Reed, que se propone abordar la medicina oncológica desde un nuevo lugar y bajo la impronta de una figura tan importante como la de Steve Jobs.

Steve Jobs, a 12 años del día en que el genio se despidió de Apple

ARCHIVO - El director general de Apple, Steve Jobs, muestra un iPhone en la MacWorld Conference, el 9 de enero de 2007, en San Francisco. (AP Foto/Paul Sakuma, Archivo)
ARCHIVO - El director general de Apple, Steve Jobs, muestra un iPhone en la MacWorld Conference, el 9 de enero de 2007, en San Francisco. (AP Foto/Paul Sakuma, Archivo)

El 24 de agosto de 2011, el hombre que cambió la manera en que nos relacionamos con la tecnología renunció a la empresa que había fundado en un garaje en 1976.

Había sido diagnosticado con cáncer de páncreas en 2004 y llevaba más de 7 meses que se encontraba de licencia médica, pero su anuncio conmocionó al mundo pese a las versiones sobre su grave enfermedad habían llegado incluso a darlo por muerto.

Para algunos Jobs no había sido el mejor jefe ni el mejor compañero. Tampoco había sido el mejor padre. Pero sabían que su legado era insustituible, y haber trabajado a su lado, un verdadero privilegio. Ese hombre era tan icónico de Silicon Valley y de la innovación como el logo de la manzana que se convirtió en el sello aspiracional de sus productos.

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