Una de las características que tenían los computadores antiguos cuando salían al mercado era que todos solían ser de colores como el beige o el crema. En algunos acasos, la presentación podría incluso parecer de color blanco, pero con el tiempo de uso este se volvía crema o presentaba tonalidades amarillas.
Empresas como IBM y Apple, por citar algunos ejemplos, presentaron sus primeros computadores con este único color en su hadware. Tanto el monitor como la unidad de procesamiento (CPU) e incluso el teclado (con excepción de algunas teclas de color gris) eran cremas o beige, pero esta decisión tenía más motivos que únicamente verse bien para los estándares de la época en la que fueron lanzadas al mercado.
Uno de ellos era por la estética y el uso que se le daría. Los primeros computadores eran considerados como herramientas de trabajo solo para oficinas, por lo que además de tener los programas de gestión de datos como las hojas de cálculo, estas no debían ser llamativas y al ser útiles en cualquier tipo de negocios por lo que estos colores cumplían esta función.
Además, un color tan neutral como el crema o en casos el blanco podrían aportar un grado de seriedad para las oficinas, que además tenían otros artefactos de colores similares como las fotocopiadoras, máquinas de fax, teléfonos, entre otros.
En las décadas de 1980 y 1990, por su parte, el color considerado como “premium” era el crema a diferencia de los tiempos actuales en los que estos se ve representado por colores como el negro o platino
IBM, que era una de las marcas de computadores que se utilizaban en las oficinas en la década de 1980, se convirtió en un estándar estético de la época. Incluso los computadores Macintosh de Apple, que fueron lanzados al mercado en 1984 tuvieron un color similar pues hasta ese momento la tendencia en los espacios de trabajo era esa.
El cambio no llegó sino hasta el año 1998, cuando Apple decidió que lanzaría el primer modelo de la línea iMac (la iMac G3) que era blanca, pero tenía además algunas secciones o componentes de diversos colores para hacer el computador aún más personalizable a gusto de los clientes.
Por otro lado, el color de los computadores durante esos años también se podría deber a que el material del que estaban hecho, que era principalmente plástico, tomaba esa tonalidad de forma natural cuando tiene unos pigmentos adicionales (porque de lo contrario sería transparente y opaco) que en realidad eran mucho más fáciles de producir que otros colores.
Es por eso que en lugar de darle otros colores (como el gris) a todo el computador, se elegía darle esas tonalidades a pequeños detalles como los botones de función de los teclados. De esta forma se añadía una característica llamativa para la época y al mismo tiempo se aumentaban las ganancias produciendo materiales del mismo tono.
En el caso de que los computadores que se tornaban cada vez más amarillos con el paso del tiempo, esto se debe a que en general el material utilizado para fabricarlos envejecía y su composición química cambiaba para generar este cambio de color. Por eso es que aún cuando los usuarios se esforzaran en “limpiar” la parte externa del computador, este proceso no tenía efecto.