Así como pueden ser herramientas útiles de productividad, los celulares también tienen un potencial uso perjudicial para la salud.
La exposición constante a su contenido y al de las redes sociales puede regularse si cada usuario desea empezar a practicar la desconexión como una costumbre saludable. Estos son tres pasos para que cada persona pase menos tiempo mirando la pantalla de su teléfono.
Cuestionar por qué se desea la desconexión
El argumento más común para empezar a tener actitudes hacia la desconexión está relacionado con la cantidad de horas que una persona puede pasar viendo una pantalla y cómo el contenido puede generar problemas cognitivos como reducción de la atención, ansiedad o depresión.
Un estudio publicado en el año 2019. titulado “Pantallas, Adolescentes y Bienestar Psicológico: Evidencia de Tres Estudios de Diarios de Uso del Tiempo”, indicó que en realidad el tiempo que los jóvenes pueden pasar en el celular no tiene un impacto significativo en su salud mental. De ser el caso, el inconveniente podría estar más relacionado a lo que se ve en la pantalla.
En redes sociales como TikTok, por ejemplo, se han viralizado videos de creadores de contenido que difunden supuestos consejos de salud mental para personas con déficit de atención, depresión, bipolaridad, entre otros trastornos, lo que puede resultar en no acudir donde un especialista.
El bullying, acoso sexual, la presión en redes sobre el físico o la forma de vestir también son factores que pueden generar problemas de salud mental entre los más jóvenes, por lo que deben considerarse como parte del por qué dejar de estar tan pendientes de los celulares diariamente.
Establecer límites saludables
Si los usuarios ya han detectado qué es lo que les genera la incomodidad, afecta directa o indirectamente a su salud, el siguiente paso para desconectarse no solo de los celulares, sino de otros dispositivos, es empezar a poner límites a los estímulos negativos para tener mayor control sobre lo que se ve en redes sociales y cómo esto impacta en el estado emocional de cada uno.
Si lo que se desea es dejar de tener una mala experiencia en redes sociales y no dejarlas del todo, cada plataforma tiene su propio sistema: silenciar, bloquear, reportar e incluso silenciar palabras en comentarios o mensajes son algunas de las alternativas adecuadas para estos casos.
Si llega un punto en el que los usuarios se sienten mal con solo ingresar a estas plataformas, la recomendación de la profesor,a Anna Lembke de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, es que se “eliminen aquellas que hacen que se acerque a partes de internet donde no se quiere ir (...) Pueden hacer una lista específica de cosas que quieran hacer durante una sesión y manténganse firmes a ella”.
Romper la costumbre
Una vez que se haya “entrenado” la disciplina para hacer cosas puntuales en internet en lugar de constantemente asignarse más actividades de ocio sobre la marcha, los usuarios podrían intentar enseñar a sí mismos a romper los hábitos digitales que no son provechosos.
En lugar de pasar varios minutos e incluso horas deslizando el dedo sobre la pantalla, podrían empezar a desarrollar la costumbre de leer un libro físico sobre un tema de interés.
Jud Brewer, director de investigación e innovación en el Centro de Atención Plena de la Universidad de Brown en Estados Unidos, recomienda el siguiente proceso:
- Reconocer que se tiene un hábito cíclico e identificar cuánto tiempo se dedica a ello.
- Preguntarse qué se obtiene de él: ver los pocos o nulos beneficios de esta actividad puede ayudar a revertir esta conducta.
- Identificar una costumbre nueva que produzca más satisfacción y más beneficios, en lugar de aquella que se desea corregir