Aún luego de su fallecimiento en el año 2011, Steve Jobs sigue siendo considerado como una mente brillante tanto en el mundo tecnológico como en el ámbito empresarial. Esto no solo se debe al éxito de Apple como compañía, sino también porque hasta la actualidad se pueden recoger lecciones de su experiencia como líder.
Una de ellas, por ejemplo, se refiere a cómo un emprendedor puede reconocer a los empleados que aportan más valor en una empresa. En este caso, Jobs habló sobre un hecho en particular, cuando encargó a un equipo el diseño de un mouse barato para usar con los nuevos computadores que saldrían al mercado en el año 1983. Ese sería el primer mouse producido por la compañía.
Según Jobs, los diseñadores le indicaron que “tardarían cinco años en diseñar un mouse y que costaría 300 dólares”. Sin embargo, el empresario encontró a David Kelley y le realizó el mismo pedido. La entrega del diseño se produjo 90 días después y dio como resultado un modelo de mouse que se podría construir con una inversión de 15 dólares por cada uno.
El diseño consistía en un mouse de forma casi cúbica, con un solo botón en la parte superior junto al logo de Apple, una “trackball” que se encargaba de rastrear la dirección del movimiento del accesorio y un cable que lo conectaba al computador para permitir su funcionamiento.
De esta manera, el fundador de Apple pudo encontrar a la persona indicada, pues Kelley se concentró principalmente en el objetivo final en lugar de estar pendiente del proceso, como lo hicieron los trabajadores de la compañía en primer lugar. “El hacía todo con intencionalidad. Ningún detalle era muy pequeño para escapar de su atención”, indicó el diseñador durante una entrevista en el año 2013 en la que habló sobre su relación con Jobs.
Las exigencias de Steve Jobs
Una de las características de Jobs, que fueron destacadas durante la entrevista de Kelley, fue su exigencia con el resto de trabajadores con la intención de que superen su rendimiento previo. “Él nos presionaba más allá de lo que podíamos hacer (...) Seguía subiendo la vara de medir, incluso cuando no parecía razonable. Lo intentábamos y llegábamos a la meta. Eta siempre más de lo que podríamos haber llegado a hacer por nuestra cuenta”, aseguró Kelley.
En ese sentido, otra persona que coincide con la visión del diseñador, pero que no la considera positiva, es el fundador de Microsoft, Bill Gates, quien sostuvo que esa característica, en realidad, es un defecto, lo que aumentó las diferencias entre el punto de vista de ambos. Esto no impide que Gates reconozca el genio que fue Jobs en su momento.
“Aprendí mucho de Steve. Éramos muy diferentes, nunca nos parecimos en nada, pero su sentido del diseño, del marketing, su intuición. Steve era una persona única. Tenía la capacidad de sacar mucho de las personas. Aunque a veces solía sobrecargar de trabajo a sus empleados así que no era perfecto, pero era increíble”, aseguró Gates.
Sin embargo, Kelley no cree que Jobs tomara estas actitudes con la intención de hacer daño o perjudicar a sus empleados, sino que Gates (y otras personas que piensan igual) tiene una percepción equivocada de lo que pasó en esos años.
“Hay personas que piensan que él (Jobs) tenía malas intenciones, que intentaba ser malo con otras personas. No lo era. Él solo estaba intentando que las cosas se hagan”, agregó Kelley.